sábado, 6 de julio de 2013

Illya Kuryaki: aplaudan en la luna

PREMIOS “GARDEL 2013”

Por Néstor Pousa

Ni bien se conocieron las nominaciones para los “Gardel 2013”, premio que todos los años entrega CAPIF (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas), el destacado fue para los Illya Kuryaki and The Valderramas que con su álbum “Chances” se alzaron con 6 nominaciones en los rubros más relevantes. No es un dato menor, porque este reconocimiento llega en el momento del regreso de la banda luego un paréntesis de una década.
IKV es el dúo formado por Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, exniños prodigios que asaltaron la escena nacional en 1991 con temas como Fabrico cuero y Es tuya Juan, con letras contestarías e irónicas y en estilo rap. Parecía una travesura de chicos del ambiente musical a los que se les estaba cumpliendo un capricho pero el tiempo diría lo contrario, y tempranamente, ya que a fines de ese mismo año serían consagrados como revelación.
En febrero de 1992 tienen su bautismo de fuego frente a una audiencia masiva y en un ámbito no del todo fácil para las nuevas expresiones, he aquí el primer dato con no poco ombliguismo, ya que los IKV debutan en el Festival Argentino de Música Contemporánea de La Falda, novena edición, la que pretendió ser el renacimiento del mítico festival. En su primera incursión faldense pasaron la prueba, con Spinetta (papá de Dante) supervisándolo todo desde la consola de sonido.  
“Horno para calentar los mares” de 1993, su segundo disco, fue la transición para llegar a la que es considerada su obra cumbre, “Chaco” (1995). Musical y conceptualmente impecable, este disco arrasó con las encuestas de opinión y vendió la nada despreciable cifra de 250.000 copias, y pasaron de ser los pibes-promesa para convertirse en una banda a la que había que prestarle mucha atención. Segundo dato ombliguista: “Chaco” fue presentado en el minifestival “Rockanfakinparty II” realizado en el Anfiteatro Municipal de La Falda en enero de 1997, con una performance que quedó grabada en la memoria de los que estuvimos ahí esa noche.
A partir de entonces la carrera de los IKV tomó un impulso inusitado, pegaron un hit envidiable (Abarajáme) e impusieron una estética y una jerga propia. En los tres álbumes que siguieron ampliaron su espectro sonoro con una marcada tendencia al funk y el soul (“Versus” de 1997 y “Leche” de 2000); mientras que “Kuryakistan” (2001), una mezcla de temas nuevos con reversiones de hits, significaría la despedida. Las ganas de chequear sus carreras por separado coincidieron con la muerte de su manager y amigo José Luis Miceli. Sin fiesta de despedida, ni demasiado ruido, IKV puso fin a la primera parte de su historia.

Regreso con gloria. Mientras Dante solista radicalizaba su veta hip-hop, Emmanuel se inclinaba hacia la canción pop; pero entre ellos estaba todo bien y la separación no había sido una ruptura. Después de algunos discos en solitario y encuentros ocasionales que presagiaban el retorno, en agosto de 2011 anuncian, vía redes sociales, el regreso del dúo. La década transcurrida había multiplicado el prestigio de la banda que era esperada con los brazos abiertos por los nuevos fans que no habían chequeado su performance en vivo.
Empezaron a calentar motores en festivales y anticiparon Funky futurista, porque este regreso más que especular con los grandes éxitos prometía temas a estrenar. Así llegó el momento del Cosquín Rock 2012, pero algo inesperado iba a pasar. A tan sólo 48 horas de la inauguración de un nuevo capítulo del ciclo rockero que marcaría el regreso de IKV en Córdoba, ocurrió un hecho tristemente doloroso: el fallecimiento de Luis Alberto Spinetta. Se dudó sobre la presencia de la banda en el festival, sin embargo participaron de esa edición que estuvo signada por un homenaje continuo al fundamental artista. A los IKV les correspondió un rol protagónico y, junto al show de Charly García, fue uno de los momentos más emocionantes.
Sobre finales de 2012 y luego de un segundo adelanto (Ula Ula, un funk furioso y de pegadizo estribillo) lanzarían “Chances”, regreso con gloria con un álbum plagado de hits, tal vez el más ambicioso de su historia, nada mal para una banda que retoma su carrera.
“Chances” tiene 14 temas la mayoría hits, coproducidos por Dante y Emmanuel en sociedad con el multipremiado productor Rafael Arcaute. Apretás play y el ritmo ya no te suelta en números como Chica, Soy música, Helicóptero, Safari espiritual, Monta el trueno y los nombrados Ula Ula y Funky futurista. Hay una gran canción de amor (Adelante); un bolerazo (Amor) que sería la envidia del mismísimo Manzanero (“Amor sé que es sólo una palabra, vos me la regalaste porque ya no la usabas”) y un hip hop revoltoso (Madafaka) en colaboración con los Molotov. En recuadro la conmovedora Águila amarilla, dedicada al Flaco y con una letra que te desarma: “Padre mío que estás en el cielo, llegado el momento te abrazaré de nuevo”, canta Dante y rubrica con un solo de viola eléctrica sideral.  
La deuda del que seguramente será Álbum del Año (Gardel de Oro) está en el envoltorio, una poco artesanal cajita plástica y lámina interior desplegable con ficha técnica pero sin las letras de las canciones, las que para consultarlas te invitan a visitar su página web (www.ikvoficial.com). No obstante el diseño de portada está a la altura de las canciones e integra uno de los seis rubros que pretende llevarse puestos.
Último dato ombliguista: entre los discos que intentarán arrebatarle a “Chances” el podio de Mejor Álbum Grupo de Rock está “Blanco”, tercera producción de Eruca Sativa, la banda made in Córdoba que hoy es orgullo del Rock Argentino.-     

Las 6 nominaciones de “Chances”:
-Mejor Álbum Grupo de Rock
-Mejor Diseño de Portada
-Mejor Videoclip
-Ingeniería de Grabación
-Producción del Año
-Álbum del Año (Gardel de Oro).

Compiten por Mejor Álbum Grupo de Rock:
-Las Pelotas por “Cerca de las nubes” 

-Eruca Sativa por “Blanco” 
-Cuarteto de Nos por “Porfiado”
-Illya Kuryaki and the Valderramas por “Chances”
-No Te Va Gustar por “Público”

jueves, 20 de junio de 2013

Claudia Puyó: himnos de su corazón

La Puyó en acción
Canciones bluseadas” es el unipersonal acústico que presentó en El Pungo de La Cumbre. Ella asegura que la música siempre es un exorcismo. Bonus track: adelanto de una entrevista picante y sin concesiones.

RECITALES

Por Néstor Pousa

El día 15 de junio de 2013 será tristemente inolvidable por todos los hinchas del Club Atlético Independiente de Avellaneda. Ese día, luego de 108 años de una historia de primera, el club sellaba su descenso a la “B” Nacional y así los Diablos Rojos de todo el país comenzábamos a conocer un “infierno” que no nos era para nada familiar.
“Tocar siempre es un exorcismo, para el que te escucha y para vos. Te abstraes por un rato de la realidad. Y, sobre todo, salís de tu cabeza”, la frase pertenece a Claudia Puyó que esa misma noche se presentaba en el bar El Pungo de La Cumbre. ¿Qué mejor entonces? pensé, y para allá me fui.
La Puyó es una de las mejores intérpretes femeninas del blues en Argentina, que luego de algunos viajes al exterior comenzó su carrera en el país haciendo coros para Pedro y Pablo, Alejandro Lerner, Miguel Cantilo & Punch. Podría asegurarse que su popularidad empezó gracias a sus participaciones en el Festival BA Rock de 1982 y los Festivales de Rock de La Falda de 1983, ‘84 y ’86, donde se destacó como una cantante de voz excepcional y gran personalidad. Su producción registra numerosas colaboraciones para otros músicos, cuatro interesantes discos solistas y cuando en junio del año próximo cumpla 55 años de edad, serán 40 de la primera vez que se subió a un escenario. El último dato no es una infidencia, ya que fue aportado por la propia protagonista.
Aunque casi siempre toca con una banda, el show del sábado a la noche fue unipersonal y acústico, acompañada de su inseparable guitarrón Ovation modelo sunburst de casi toda la vida. El piano a su lado sería un testigo mudo y Claudia se lamentaría de no haber conseguido el pedal de sustain imprescindible para tocarlo.
Canciones bluseadas es el nombre del show, una obviedad absoluta porque ella todo lo que toca lo transforma en blues, y elige “clásicos del rock”, como se verá cuando repasemos la lista, pero cantados en su personal estilo y con la fibra típica de una mina del oeste de Buenos Aires capaz de coparle, sola, la parada a cualquiera arriba de un escenario.  
El comienzo fue con una versión oscura de Natural de Tanguito, a quien llamó Tango Feroz, en alusión a la película. Uno de los autores más homenajeados sería Spinetta, se escucharon: Los libros de la buena memoria, Despiértate nena y Que ves el cielo, de distintas épocas de Luis Alberto.  “En mí hay millones de canciones, por ejemplo esta de Jimi Hendrix”, avisa antes de mandarse con Little wind (Pequeña ala) y acota: “Estaba bueno el negro, no?”.
Una rareza fue El regreso de Mao, una temprana canción que Los Redondos que nunca grabaron por no pertenecer a la dupla Beilinson-Solari, sino a Tito Fargo, uno de los primeros guitarristas de la popular banda.  
Después de anunciar que prefería tocar cosas inéditas siguió con Nahuel, compuesta junto a Aníbal Forcada (músico de León Gieco); y luego La guitarra no, una colaboración con Alejandro Medina (exManal), en donde le canta a su incondicional amor por la guitarra: “Llevate el piano, pero la guitarra no, no te la lleves, con ella puedo inventar amores, que no me abandonen, ni me den bajones”.   
A veces en los bares sucede que los de la mesa de al lado se olvidan que hay un show en curso, entonces se sacan fotos, hablan hasta por los codos y aún más fuerte que el propio músico; para ellos hubo furibundas miradas de parte de la Puyó y alguna puteada (que no sé si registraron) durante Mañana en el abasto de Sumo, una de las más sentidas interpretaciones de la noche.
Hubo pedidos del público, algunos concedidos y otros no. De Noche de perros de Seru Giran  solamente la intro con la guitarra, “Otra vez, con el piano, lo hago”, prometió. Cuando le pidieron Beatles improvisó Revolution en un inglés medio sanateado. La que sí concedió fue Haydee, una canción propia que encierra una pesada historia, una historia mucho más trágica, les puedo asegurar, que cualquier fracaso deportivo. 
Para el cierre llegó el único canto colectivo de la noche para evocar a Miguel Abuelo y el Himno de mi corazón de los Abuelos de la Nada. En realidad todas las canciones habían sido justamente eso: himnos de su corazón.-

En La Falda como Janis Joplin. “Como no me voy a acordar del Festival de La Falda, ¡estoy medicada boludo, si no me acuerdo!”, me dice, al tiempo que lanza una carcajada. Y sigue: “No me acuerdo de lo que comí ayer, ponele, porque es la memoria inmediata la que uno pierde, pero la memoria real de las cosas que pasaron de verdad, no podés perderla. El recuerdo de mi primer La Falda es imposible de olvidar, fue en 1983 y yo tenía 22 años, o sea imaginate para mí lo que era, fue increíble, fue muy loco porque yo tocaba con una banda que tenía un (órgano) Hammond y un (parlante) Leslie, vos sabés lo que es eso. Y no sabés como nos putearon porque tuvimos que subir el Hammond y el Leslie a un camión y era un kilombo tremendo. Fue muy increíble porque yo llegué con una banda tipo Janis Joplin, y fue muy loco porque no me conocía nadie, pero me respetaban porque tocaba rock. Estuve tres veces en La Falda, en el ’83, ’84 y ’86. En el ’86 toque antes que Fito, yo estaba programada para tocar de día, y como se había hecho de noche no me querían poner luces, entonces yo dije: bueno, yo subo y toco igual, pero le voy avisar a la gente que no me quisieron poner luces. O sea todo bien, yo toco igual, pero les voy avisando que los prendo fuego. Entonces viene Quaranta (el iluminador) que es un amigo y me dice: ‘Claudita, no te preocupes, yo te pongo luces’. En esa época era así, se aprovechaban un poco de que uno tocando era feliz”, remata.-  

Fecha: sábado 15/06/13
Lugar: El Pungo bar de La Cumbre

viernes, 17 de mayo de 2013

Black Amaya: “Yo era la oveja negra”

Una emisora de radio de FM que solamente pasa clásicos de rock, un bar  escondido en una pequeña localidad de Traslasierra y un baterista prócer del Rock en Castellano.                                                                                                   

PERSONAJES

Por Néstor Pousa

Siempre que me voy a dar una vuelta por Traslasierra lo primero que hago es sintonizar la FM Triac (90.1 MHz), una emisora de radio que alejada de los mandatos del mercado, transmite durante las 24 horas, exclusivamente clásicos del Rock Argentino e Internacional. Ni bien bajás por el sinuoso Camino de las Altas Cumbres hasta su finalización, doblás a la izquierda y empezás a recorrer la Ruta 14 que conecta Nono, Las Rabonas, Los Hornillos, Quebrada de los Pozos y Villa de las Rosas, y se te suben al auto por los altavoces del equipo, músicos que difícilmente vas a escuchar en otra radio. King Crimson, Led Zeppelin, Jimi Hendrix, Bob Dylan, Cream, Color Humano, Emerson, Lake & Palmer, Deep Purple, Aquelarre, Creedence, Manal, Yes, Vox Dei, son sólo algunos de los artistas del menú de esta broadcasting serrana que no pierde el tiempo en anunciar los títulos de los temas, ni armar programas con locutores de impostación afectada; lo que escuchás es esa vieja música de locos con apenas algunos jocosos separadores y tandas comerciales en el mismo estilo. El oyente no es un actor pasivo, ya que participa a través del teléfono programando la música y opinando sobre todos los temas que se le ocurran. Los mensajes son dejados en el contestador automático (La oreja de Triac), y luego reproducidos en su totalidad, sin cortes, sin censura y sin editar, generándose una forma de interactividad que es marca registrada de esta radio.
La FM Triac, también conocida como La FM de la Costa y que su isotipo es un dinosaurio, está dirigida por Mario Ferrarese, su creador; pionero de la radio alternativa en 1970, en Hurlingham, partido del Gran Buenos Aires. Precisamente fue en ese lugar del oeste bonaerense donde nació en 1986 la primera FM Triac, que aún sigue emitiendo. En 1998 Mario se mudó a Traslasierra para que el proyecto adquiriera su formato definitivo en la agreste localidad de Los Hornillos. El inefable Mario, hoy convertido en un personaje de la zona, desde hace 15 años apuesta a este modelo de radio no convencional y que solamente pasa la música que a él le gusta, pero ad referéndum de los oyentes, con los que tiene una coincidencia del tipo alcoyana-alcoyana. (Escuchá FM Triac acá: http://www.raddios.com/fmtriac-radiosonline-fm-triac-fm-901-cba-arg).

Esta noche toca Black. Fue escuchando La Triac que me enteré que aquel fin de semana tocaba Black Amaya en Cielito Lindo. Juan Carlos Amaya es un baterista prócer del Rock en Castellano. El Negro Black para los amigos (porque de joven siempre se vestía de negro) integró dos bandas emblemáticas que definieron el sonido de los años 70’s: la primera formación de Pappo’s Blues, con Pappo y David Lebón (luego acompañaría al Carpo con intermitencias durante muchos años, en las diversas reencarnaciones del mítico trío). Y la otra Pescado Rabioso, junto a Luis Alberto Spinetta, David Lebón y Carlos Cutaia. La cuestión era ubicar el lugar de encuentro porque, aunque los datos eran precisos, en lo profundo de la noche las dudas siempre se amplifican. Al final no fue tan difícil llegar a Cielito Lindo, un barcito con onda ubicado a dos cuadras de la ruta, a la altura del dispensario de Los Hornillos. Allí te recibe Pablo, quien es a la vez: dueño, recepcionista, acomodador, bartender, cajero y toda otra función que tenga que ver con la logística del lugar. También es quien contacta a los artistas que allí se presentan. Esa noche Black Amaya y La San Luis Acústica, banda que con formato cuasi unplugged recorrería los clásicos del rock de todos los tiempos. En la antesala del show empieza diciendo que hacía mucho tiempo que quería tocar allí, y no sabía por qué no lo llamaban, tal vez el respeto que su figura inspira era lo que intimidaba a Pablo. Hasta que se animó, y ahora el percusionista es un número habitual del bar. Esta formación alternativa en formato acústico está integrada en su totalidad por músicos puntanos, a excepción de su hijo Agustín, al que le fue inculcado el amor por los parches y acompaña las canciones con bongó y pandereta. Black no canta, pero alrededor de su batería se desarrolla el concierto que empieza a recorrer clásicos del rock. Su experimentado toque y su modo de contar historias hacen muy atractiva la velada. Se escuchan: Tema de Pototo de Almendra, La Balsa en la versión original de Los Gatos, Presente una de las más bellas canciones de Vox Dei, Necesito un amor de Manal y Rebelde de Los Beatniks (Moris / Pajarito Zaguri); que operan como un minucioso relato de los inicios del Rock en Argentina. Una segunda fase trae Mañana campestre escrita por Gustavo Santaolalla para Arco Iris, y confiesa: “Este tema a mí antes no me gustaba, porque nosotros éramos pesados. Ahora es uno de los que más me gusta tocar”. Algo similar le ocurre con Canción para mi muerte de Sui Generis. De Fito Páez dirá que más allá de no compartir algunas declaraciones, es un gran músico que escribe obras como la elegida, Polaroid de locura ordinaria. De Cerati contará que cuando lo conoció en persona, lo sorprendió pidiéndole un autógrafo para el veterinario de su pueblo. La música que inspiró este movimiento será representada por The Beatles con I’ll be back y Eight days a week y Bill Halley con su legendario Rock around the clock. Un apartado especial para uno de sus primeros compinches, Norberto “Pappo” Napolitano, con versiones de temas que nuestro mayor héroe de la guitarra transformó en éxitos: Blues Local y Ruta 66.
Desde hace algunos años Black mudó su domicilio a la tranquilidad de Concarán en San Luis, distante a 95 km. de Los Hornillos, pueblo donde nació su padre y sus abuelos paternos. Este fue uno de los grandes cambios que experimentó en su vida. El otro se evidencia cuando alguien del público, en típica señal de cortesía, le ofrece un vaso de cerveza y todos sus músicos exclaman un “Nooo”, exagerado. Él, con la calma que le da haber pasado de esa vida de estrella de rock, cuenta que hace diecisiete años que no prueba una gota de alcohol. El show se prolonga y la gente no admite que tenga que terminar. Hubo un momento crucial: el del homenaje a Spinetta, en donde el relato se tensa: “Con Luis es con quien más aprendí. Al principio discutíamos mucho, éramos muy jóvenes, ambos teníamos 22 años. Discutíamos porque yo no quería tocar otra cosa que no fuera rock y blues. Yo era como la oveja negra y el Flaco era medio ‘fifi’. Mucho tiempo después, en su casa, mientras él me preparaba un té, le digo: ‘Luis, tengo que pedirte disculpas’, me miró y me contestó: Esta todo bien”, así sellaron su relación de tantos años. Tal vez por eso fue que los temas más logrados del show fueron los de Pescado Rabioso, la banda que juntos integraron, allá en los comienzos de los años 70’s.-  

domingo, 21 de abril de 2013

Edelmiro Molinari: arrancacorazones

Edelmiro: valores nativos y psicodelia
El exintegrante de Almendra y líder de Color Humano presentó en Córdoba su reciente álbum, Contacto 2012. En horas previas el editor literario y productor discográfico Jorge Álvarez recibió el Premio Cultura 400 Años que otorga la UNC.

RECITALES                                                                                                             

Por Néstor Pousa

Tratar de desenmarañar el nudo que se hace a la altura de Plaza España los viernes a eso de las 7 de la tarde es una tarea, tanto para conductores como para peatones, demasiado abrumadora. Mientras el semáforo te da dos verdes seguidos y no adelantás ni veinte centímetros, te ponés a pensar cómo es posible que nadie pueda solucionar semejante desquicio. Pero había que atravesar esa marea de autos sea como sea, porque del otro lado nos esperaba un homenaje necesario. En un acto que se realizó en el auditorio de la Casa Roja de la Facultad de Filosofía y Humanidades sería reconocida la trayectoria de Jorge Álvarez, el emblemático editor literario y productor discográfico de varios de los artistas que fundaron el Rock Argentino: Manal, Miguel Abuelo, Vox Dei, Moris, Tanguito, Pappo, Sui Generis, Spinetta, Color Humano, Aquelarre, entre otros. Durante el acto, que fue conducido por Mario Luna, impulsor del homenaje, estuvo presente como invitado especial Edelmiro Molinari, exmiembro de Almendra y líder de Color Humano, que sorprendió con la interpretación de What a wonderful world de Louis Armstrong. Álvarez recibiría de manos de la por entonces Rectora Carolina Scotto el Premio Cultura 400 años que otorga la UNC, y como cierre del evento tomaría la palabra el homenajeado que con su natural impronta y buen humor, nos dejaría un relato de antología sobre su vida y su obra.
Jorge Álvarez: premiado por la UNC
No había tiempo que perder porque el plan de esa doble jornada (viernes 19 de abril), según lo pergeñado por Luna en complicidad con Pablo Aguiar, contemplaba la presentación de Edelmiro en el CPC Argüello. No era cuestión de tener a un prócer del rock vernáculo en la ciudad, y dejar pasar la oportunidad de escucharlo en directo.
Quien avisa no traiciona, y Edelmiro avisó en notas radiales previas que no iba a ser un show regular, era sumar al homenaje y tocar en honor a la persona con quien había comenzado su carrera solista. Un show íntimo como si estuviera en el living de su casa, rasgueando canciones en la viola. Eso sí, formato curioso: Edelmiro en guitarra eléctrica y voz, acompañado por Luis Ocampo en cajón peruano y un mínimo set de percusión. No obstante, la ocasión serviría para presentar oficialmente en Córdoba Contacto 2012, álbum de reciente aparición y el cuarto facturado por Edelmiro en condición de solista.
Este nuevo trabajo combina canciones que son estreno con versiones propias de clásicos del rock que pertenecen a otros autores. Y así fue que con mayoría de estos temas se conformaría gran parte de la lista del recital en la trasnoche de aquel viernes. Hay que reconocer que sonaron un poco extraños esos clásicos pasados en guitarra eléctrica y cajón. Temas como: Post Crucifixión de Pescado Rabioso, A estos hombres tristes de Almendra, No pibe de Manal y una muy lograda versión de Adónde está la libertad de Pappo. Pero aún con su rareza, resultó una experiencia sonora muy atractiva, sea por la magia que irradia Edelmiro con su Stratocaster verde agua; sea por la habilidad del percusionista puntano que con la ayuda de una escobilla en mano izquierda y la derecha suelta, bate con maestría su instrumento en un estilo casi tribal.

Místico y magnético. Desde hace algunos años Edelmiro eligió como lugar de residencia una cabaña en una zona rural del noreste de San Luis, en un paraje que lleva el curioso nombre de Carpintería, ubicado sobre los faldeos de la Sierra de Comechingones, muy cerca de Merlo. El guitarrista ama y pondera ese lugar en el mundo que lo cobijó, lejos de la locura ciudadana. En el patio de su casa tiene un algarrobo de 250 años, cuenta, y bajo su sombra y su influjo compuso las nuevas canciones que está estrenando. "Es un lugar místico y magnético", asegura, y es ese efecto el que lo influyó en esta suerte de retorno a los valores nativos, aunque con inevitables chispas de psicodelia. Del nuevo álbum presentó: Contacto (la canción que titula el disco), Amar es hoy (el amor siempre está presente en el mensaje de Edelmiro), Doncellas de Dios (con aires folklóricos) y la guerrera Pucará (“Soy Comechingón, comparto mis valores, pero si me los quitan arranco corazones”, amenaza como poseído por algún espíritu cósmico).
Un público absolutamente adepto a la figura del legendario músico pionero del Rock en Castellano, colmó el auditorio del CPC Argüello, lugar que resultó el marco ideal para este encuentro. Sus incondicionales seguidores festejaron cada gesto del músico, y hasta se bancaron pacientemente el circular e interminable relato de la anécdota que le inspiró la canción del Crespín. Sí reclamaron, aunque con moderada insistencia, momentos del período Color Humano, banda fundada por Edelmiro post Almendra, por la que desfilaron músicos de la talla de David Lebón en batería, luego reemplazado por Oscar Moro; y Rinaldo Rafanelli en el bajo. No hubo demasiada suerte, de Color Humano lo único que se escuchó fue Hace casi 2000 años, que sería el único bis de la noche. Luego del show Edelmiro nos decía que para esas canciones es necesaria una banda eléctrica completa, dejando así abierta la expectativa para una nueva visita.-          

miércoles, 17 de abril de 2013

Edelmiro Molinari: contacto en Córdoba


Edelmiro Molinari presentará este viernes en el auditorio del CPC de Argüello temas de su flamante álbum.

RECITALES

Por Néstor Pousa

El legendario músico Edelmiro Molinari, cofundador de Almendra y líder de Color Humano, llega a Córdoba para ofrecer un recital en donde mostrará temas de su reciente álbum titulado Contacto 2012: un trabajo que es “Un retorno a los valores nativos”, define Edelmiro, quien se encargó de las voces, la guitarra eléctrica y el bajo; secundado por Sebastián Peyceré en batería y Luis Ocampo en cajón peruano y bombo legüero; además de las participaciones especiales de: Skay Beilinson y Chizzo Napoli de La Renga.
Este verdadero pionero del Rock en Castellano, que actualmente se encuentra radicado en Carpintería (San Luis), presentará en Córdoba un show en formato acústico acompañado por Luis Ocampo en percusión, con un repertorio que incluirá algunas de las nuevas canciones y clásicos de su extensa carrera musical.
Data del show. Lugar: auditorio de CPC de Arguello, el viernes 19 de abril a las 22.00 hs.
Entradas anticipadas: en Dirección de Cultura del CPC Argüello (Av. Rafael Núñez esq. Ricardo Rojas - Bº Arguello - Córdoba). Teléfonos: (03543) 448331 al 448334.
Valor: anticipadas $ 50. En la puerta, la noche del show, $ 70.

Homenaje a Jorge Álvarez. Previamente Edelmiro Molinari estará presente como invitado especial en la entrega del Premio Cultura 400 Años que otorgará la Universidad Nacional de Córdoba a Jorge Álvarez, emblemático editor literario y productor discográfico, fundador de Ediciones de la Flor y de los sellos Mandioca y Talent, en donde grabaron artistas de la talla de:  Manal, Miguel Abuelo, Vox Dei, Moris, Pappo Blues, Alma y Vida, Tanguito, La Cofradía de la Flor Solar, Pescado Rabioso, Invisible, Aquelarre, Color Humano, Sui Generis y Soluna, entre muchos otros.
Lugar del homenaje: nuevo edificio de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la U.N.C. (Ciudad Universitaria), el viernes 19 de abril, a partir de las 19.30 hs.

viernes, 12 de abril de 2013

Jorge Álvarez: la mano de Mandioca

Manal: blues de acá

El emblemático editor y productor discográfico pionero en la difusión del Rock en Castellano en sus inicios, será reconocido con el Premio Cultura 400 Años que otorga la Universidad Nacional de Córdoba. El viernes 19/4 a las 19.30 hs.


HOMENAJES

                                                                                                           
Por Néstor Pousa

En el contexto de los festejos por los 400 Años de la Universidad Nacional de Córdoba, será homenajeado el emblemático empresario editorial y productor discográfico Jorge Álvarez, quien recibirá el Premio Cultura 400 Años en reconocimiento a su notable y exitosa trayectoria en la edición de libros y discos durante los años 60’s y 70’s en nuestro país; antes de tener que exiliarse en España en 1977 y proseguir allí con su actividad de productor.
La idea de este merecido homenaje fue impulsada por el reconocido locutor y productor de espectáculos Mario Luna, y se realizará en el auditorio del nuevo edificio de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la U.N.C. (Ciudad Universitaria), el viernes 19 de abril próximo, a partir de las 19:30 hs. y contará con la presencia, en carácter de invitado especial, de Edelmiro Molinari (exintegrante de Almendra y Color Humano), legendario guitarrista y compositor que inició su carrera con Álvarez.

La madre de los chicos. ¿Qué hubiera sido del Rock en Castellano si Manal, Vox Dei, Tanguito y Spinetta no hubieran tenido la oportunidad de grabar su obra musical? En este sentido la figura de Jorge Álvarez tuvo un papel determinante en la cultura de nuestro país, a fines de los revolucionados años 60’s. Álvarez era en 1963 un prolífico editor que con su propia editorial independiente que llevaba su nombre (luego fundaría Ediciones de la Flor) promovió a fundamentales plumas como: Rodolfo Walsh, Marta Lynch, Manuel Puig, Félix Luna, Leopoldo Torre Nilsson, David Viñas y las primeras entregas de ese entrañable personaje que es Mafalda de Quino (Joaquín Lavado). A la vez que realizó traducciones de la obra de Jean-Paul Sartre y Roland Barthes, totalizando un catálogo de unas trescientas publicaciones.
Cuenta la leyenda que una noche de 1968 le presentaron a Tanguito y flasheó. Luego conocería al trío Manal y, sin ser del palo del rock, se maravilló con esa nueva música que estaba emergiendo e inmediatamente se puso a pensar cómo hacer para difundir y publicar la música de esos artistas que no tenían cabida en los grandes sellos disqueros comerciales. Fue así que Álvarez, que por entonces contaba con 36 años, se juntó con Pedro Pujó, Javier Arroyuelo y Rafael López Sánchez (todos chicos de entre 18 y 20 años) y fundó Mandioca, el primer sello discográfico independiente del rock, conocido como “La madre de los chicos”.
Entre 1968 y 1970, a través de su mítica etiqueta se publicaron una buena cantidad de discos sencillos (simples) y discos compilatorios de artistas varios, que posibilitarían los debuts discográficos de: Manal, Miguel Abuelo, Cristina Plate, Vox Dei, Moris, Pappo, Billy Bond, Alma y Vida, Tanguito y La Cofradía de la Flor Solar, entre muchos otros. Y antes de su cierre definitivo lanzaría tres discos larga duración (long play) fundamentales para la época y para un movimiento musical que se manifestaba con notable impulso: 30 minutos de vida (Moris, 1970), Manal (Manal, 1970) y Caliente (Vox Dei, 1970).
Charly y Nito: Sui
El cierre de Mandioca no amedrentaría a Jorge Álvarez que rápido de reflejos fundaría Talent (sub empresa del sello Microfón) y con este nuevo proyecto seguirían los lanzamientos de álbumes fundamentales, además de la producción de shows y la representación de artistas, más todo lo que tuviera que ver con la difusión de la música rock que en idioma castellano encontraría una identidad propia en Argentina. A través de Talent publicaría trabajos de: La Cofradía de la Flor Solar, Donna Caroll, Pescado Rabioso, Invisible, Aquelarre, Color Humano, Sui Generis y Soluna. Y en su producción para el sello Music-Hall, todo el material de Billy Bond y la Pesada del Rock & Roll y el legendario único álbum de PorSuiGieco. Nada más y nada menos.
En 1977 recibió una advertencia del poder de turno: "Estas creando una juventud contestataria" le dijeron, y fue empujado a exiliarse del país. Su próximo destino: España, en donde prosiguió con su actividad de busca talentos musicales. Su trabajo en el viejo continente para la CBS daría frutos con la creación de dos exitosas bandas del Pop Español de principios de los 80’s: Mecano y Olé Olé, esta última con el guitarrista y compositor argentino Gustavo Montesano.
Jorge Álvarez: hoy
De regreso a casa. Tras su largo periplo español Jorge Álvarez regresó a la Argentina en 2011 y, como promotor incansable de la cultura que es, con 80 años cumplidos manifestó su deseo de retomar su trabajo de edición de libros, producción de artistas musicales y dedicarse a escribir sus memorias, las que sin dudas tendrán muchas historias para contar y enigmas que desentrañar.-



miércoles, 3 de abril de 2013

Baglietto-Vitale: “Nuestro compromiso es con la música”


ENTREVISTAS

Por Néstor Pousa

Se conocen desde 1977 cuando Juan “importó” a Rosario al grupo MIA (Músicos Independientes Asociados) donde tocaba Lito, y por devolución de gentilezas luego Irreal, aquella iniciática banda del rosarino, accedería a Buenos Aires. Amigos desde entonces, años después se reunirían para un trabajo en conjunto, el disco Postales de este lado del mundo, de 1991. Pero la anécdota que eficazmente puso marcha al dúo es muy graciosa y Juan quiere contarla: “Había en Buenos Aires un boliche muy conocido que se llamaba La Casona del Conde de Palermo. El Conde, Alejandro Zambonini, un personajón -precisa- no tenía a quien llevar para tocar la noche de navidad de 1998. Entonces lo llama a Lito y le dice: Mirá, me llamó Baglietto y me dice que muere de ganas de tocar con vos, acá, la noche del 25, ¿qué opinás? Y después me llama a mí y me dice lo mismo, y nos juntó, y así estuvimos tres años tocando juntos”. Todos festejan la ocurrencia que generó uno de los combos musicales más perfectos de la Música Popular Argentina, rótulo usado en este caso sin complejos para definir un repertorio que incluye piezas fundamentales del Folklore, el Tango y el Rock Argentino. Y así la charla con ellos continuó tan rica en conceptos y aventuras, tan imperdible como lo fue el show posterior ocurrido en febrero pasado, sin dudas uno de los más notables de los últimos años en esta ciudad.
Prosigue Juan: “Al Festival de Rock de La Falda vine como público antes de debutar en la edición de 1982, hace nada menos que 31 años”. Y se disparan y entrecruzan opiniones sobre el legendario festival y los porqués de su discontinuidad, Juan dice que por aquel entonces la ciudadanía no estaba muy contenta con el festival. Luego pasamos a los hechos de violencia que lo estigmatizaron. Lito pregunta: “La famosa foto de Miguel Abuelo con el ojo sangrando ¿fue acá, no?”. Le aclaro su confusión, le digo que eso fue en el estadio de Vélez Sarsfield en un festival organizado por la FM Rock & Pop en 1985. “¿Seguro?”, insiste. “Pará Lito”, le recrimino en un ida y vuelta con buena onda. “Bueno boludo, pensé que era en La Falda”, se defiende. Vaya a saber que fuerza misteriosa instaló en el inconsciente colectivo la creencia de que todos los absurdos en materia de recitales de rock surgieron de nuestro protofestival serrano. Claro, después vino Cromañón, pero ese es otro tema. Volvemos al dúo. “Con Lito nos reunimos cíclicamente más o menos cada diez años -dice Juan- nos da mucha felicidad tocar, somos amigos, ambos somos independientes, nuestros discos y conciertos se hacen en forma autónoma, y como nuestro mayor compromiso es con la música, cuando dejamos de tocar juntos es porque queremos preservar la alegría de la relación”.
Este tercer ciclo lleva ya dos años de tocar en directo y generar cosas como el disco titulado Más de lo mismo y una especie de prolongación de ese trabajo que se llama Clásicos y Acústicos. Dos maravillas de registros sonoros y en dvd surgidos de este choque de talentos que próximamente alumbrará una nueva obra que esta vez indagará en el cancionero latinoamericano.

Lito y sus comienzos. “Empecé tocando bajo y batería. Cuando vos me managereaste (sic) tocaba el bajo”. La referencia de Lito es hacia nuestro amigo y colega Mario Thibault, que por aquellos años trabajaba como manager de artistas y en su agencia tenía a Suspenso, la primer banda de Lito Vitale. “A los diez años mis viejos me regalaron un bajo violín como el de Mc Cartney, pero no de la marca Hofner original. Cuando cumplí 50 les dije a mis viejos: Cumplo 50, ¿me pueden regalar un Hofner ahora, no? y me lo regalaron”.
-Vos integraste la primera formación de Spinetta Jade.
“Sí, yo toqué rock hasta ese momento. Estábamos ensayando con Luis (Spinetta) para el concierto de Obras (el 03/05/80) que fue el primer concierto de Jade, con Pedro Aznar, Juan del Barrio y Pomo; entonces me llama Dino Saluzzi, que es un gran bandoneonista del folklore, un genio, y le dije a Luis que iba a tocar en el concierto y después me iba a ir a tocar folklore. Me gustaba más eso que ascender como niño, rockero, pianista, esa figura no me interesaba demasiado, me gustaba más meterme en una música con más arraigo argentino y ahí empecé con los tríos (con Izarrualde-González y Baraj-González) y todo eso. Después, cuando tuve le programa en Canal 13 me volví a encontrar con los rockeros y toda la gente con la que había tenido conexión, y luego produje el disco 40 Años de Rock Argentino”.
    
Juan y la epifanía. “Yo toco la guitarra desde los 5 años. Mi vieja me mandó a las trompadas a aprender guitarra, no es que yo quería. Tocó la guitarra desde entonces, he participado en infinidad de grupos, estudié, trabajé de otras cosas, y mi otra vocación, por decirlo de alguna manera, era la escenografía, no entendía muy bien que era pero me gustaba la escenografía. Cuando terminé la secundaria, tenía 17 años, para poder estudiar escenografía me tenía que ir a La Plata porque en Rosario no existía la carrera. Pero no me animé, porque tenía la noviecita, los amigos, la familia, irme lejos, tocaba la guitarra además; entonces me metí en Arquitectura, hice hasta 5° año. Tuve la suerte o desgracia que en Rosario, en la Siberia que le llaman a esa zona, la Facultad de Arquitectura queda exactamente al lado del Instituto Superior de Música, entonces tenía tantos amigos en un lado como en el otro. Una vez estaba en un final de Construcciones IV, Cálculo de Sección de Tubo de Aire Acondicionado, y me estaba jugando la materia, viste, y me colgué y me puse a pensar en una canción y en un acorde, si era para abajo y que se yo, y cuando me di cuenta miré a los tipos que estaban ahí adelante y me dije “es una boludez esto”, y firmé la hoja, me fui y no volví nunca más a Arquitectura. Desde entonces me dediqué solamente a la música”.
-Siempre fuiste un caso particular dentro del Rock Argentino, por ser el único intérprete que no compone, ni escribe canciones, pero lográs versiones que en muchos casos superan ampliamente a las de los propios autores. ¿No te odiaban los tipos por eso?
“Y es muy probable que sí, sí seguramente. Un odio encubierto, no declarado. Sí me han metido zancadillas de las más diversas, pero yo creo que tiene que ver con que durante años no se terminó de entender qué lugar ocupaba cada uno -y ejemplifica- los que manejan los autos de Formula 1 no son los mismos que los fabrican, y es tan importante uno como el otro. Pero después eso se fue entendiendo, al punto de poder trabajar en conjunto”.
-“¿Cómo eran aquellos conciertos con Irreal?
“Eran muy buenas intenciones con pobres realizaciones. Siempre recuerdo una anécdota que contaba Rodolfo García (baterista) de Aquelarre, viste que ellos eran cuatro y firmaban los temas los cuatro, entonces un periodista va y le pregunta: Rodolfo ¿cómo hacen para componer entre cuatro? Y el tipo le contesta: Mirá, es muy sencillo, uno trae una idea y todos los demás la complicamos. En Irreal hacíamos lo mismo, o sea no podíamos empezar y terminar un tema con el mismo ritmo si antes no pasábamos por diez ritmos entre medio y cortes, era la época, pero había buena madera ahí”.-

miércoles, 27 de febrero de 2013

Los Frenéticos: surfeando en tierra firme


La banda cordobesa editó su disco debut en donde recrean con conocimiento de causa el clásico estilo Surf Rock. Lo presentaron con éxito en la reciente edición del Cosquín Rock.

COMENTARIOS DISCOGRÁFICOS
                                                                                                                 
Por Néstor Pousa

El Surf Rock es un estilo musical que nació al calor de las soleadas playas del sur de California a principios de los años 60’s. Se caracteriza por un sonido y una estética que refieren no sólo a la actividad deportiva acuática a la que debe su nombre, sino también a un estilo de vida. Este movimiento ganó muchos adeptos y se hizo un clásico de la mano de algunos de sus referentes más famosos. Lo curioso es que emerja en lugares tan lejanos y poco propicios como una ciudad mediterránea, donde pretender surfear una ola no es más que un sueño o una utopía.
Sobre fines del año pasado la banda cordobesa Los Frenéticos, cultores de este estilo en su forma más esencial como lo es el instrumental, lanzaron su disco debut en el cual no descuidaron ningún detalle. Editar hoy puede resultar más fácil que en las doradas épocas en las que dominaba el vinilo, pero ellos elevaron la apuesta con una producción acorde al sonido que defienden. El cuidado puesto en la edición de El Playa, tal el título de su ópera prima, se percibe desde su grabación y mezcla realizada por Gonzalo Rainoldi en los estudios Quark (Buenos Aires) y el masterizado en Chicago Mastering Service (U.S.A.) por Jason Ward, ambos especialistas en la materia. Para el packaging se utilizó la forma del sobre de los discos singles que predominaban en la época en las que el Surf Rock vio la luz. Todo un detalle de originalidad y fineza. Nacho Rompantodo, uno de los guitarristas, es quien explica: “Queríamos dar un producto que estéticamente sea diferente. Los discos compactos sabemos que no están en su mejor momento de venta, así que hay que buscarle una vuelta. Como amantes de lo vintage y los vinilos quisimos recrear y homenajear al formato. Una buena tapa, información para leer, alguien que oficiara de curador o presentador en la contratapa como solía hacerse y el tamaño de 7 pulgadas o simple, pero en c. d.”, y adelanta: “Nos gustaría editar en vinilo un próximo disco, en Europa o USA es muy común”.
Pero como sabemos en Córdoba no hay olas, salvo las de baja altura que agitan levemente el lago San Roque, entonces: ¿la apuesta puede verse como una renovación en la atractiva escena musical cordobesa? Nacho aclara: “No nos propusimos renovar nada, sólo hacemos un género que nos apasiona como es el Surf. Eso nos pone en dos lugares: uno es el de cosa nueva e innovadora pero porque no se hizo antes en Córdoba, aunque estemos haciendo un género puramente relacionado a los 60; y el otro es el de explicar que es la música Surf, porque la mayoría no sabe. Todo queda aclarado cuando nos ven en vivo, que es mejor que las palabras”.

El Playa contiene doce temas, todos pertenecientes a Los Frenéticos a excepción de dos versiones: Rompan todo (de la legendaria banda uruguaya Los Shakers) y La playa (del músico francés Claude Ciari) que aporta otra curiosidad al menú. No obstante el primer track, Mediterranean surfers, ubica estilística y geográficamente a Los Frenéticos, que ya desde la portada aclaran a los desprevenidos que su sonido es una mezcla entre música surf, beat, spaghetti y sonidos reverberantes. Después seguirán momentos -siempre instrumentales- con Daddy’s Beach y Frenetiqueando. Los aires se enrarecen con la melodía medio-oriental de Casa Arab, en tanto que Golpe beat (nótese la deliberada redundancia en el título) hace referencia a este estilo.
Se declaran admiradores de Quentin Tarantino. Al talentoso y díscolo cineasta estadounidense le acreditan haber reflotado desde sus películas esta música de guitarras reverberantes. ¿Ya vieron Django sin cadenas? ¿Sueñan con que los incluya en alguna banda de sonido? ¿Le hicieron llegar el disco? “Ya vi Django -dice Nacho, y exclama- ¡y Quentin volvió a hacerlo! Somos fanáticos de sus bandas sonoras y del western. Tenemos canciones que remiten al spaghetti como Agüero el Mesías o Bajo la atenta mirada de Giuliano Gemma. Sería de no creer estar en sus bandas sonoras, elige muy buen material para ellas. No sabría cómo hacerle llegar nuestro disco.
Además de Nacho Rompantodo, la banda la completan Andrés Valesio en batería, Hernán Lettoli en guitarra y Matías Mariani en bajo. En tanto que en el disco participó como músico invitado Marcos Croce aportando el inconfundible sonido del Hammond en dos temas, el nombrado Bajo la atenta mirada de Giuliano Gemma y el que cierra la lista, Evil sun.
Los Frenéticos tuvieron la oportunidad de mostrar su trabajo en la reciente edición del Festival Cosquin Rock en el aeródromo de Santa María de Punilla. ¿Cómo fue esa experiencia? “Fue muy buena, si bien el hangar (N. del R.: tercer escenario) no contaba con un público estable sino más bien de paso, que veía una banda y seguía, tocamos ante bastante gente, en su gran mayoría no nos conocían y bailaron como si fueran fans de siempre. Planteamos un show de festival, mucho más rápido y enérgico, más movido, lo cual hizo engancharse enseguida a la gente. Eran 30 minutos a todo o nada”.
-¿Fue un medio positivo de difusión? “Totalmente positivo. En cuanto a prensa hicimos notas antes y durante el festival, la cantidad que hubiéramos hecho en mucho tiempo de no participar en un evento así. El estar con medios de todo el país, inclusive de otros, te genera mucha expectativa porque estas mostrando tu material a gente que de otra manera se haría más difícil. El público que presenció nuestro show también era nuevo; el festival te abre muchas puertas”.
-¿Por qué "El" Playa? (con el artículo en masculino) “Surge en parte por un hotel que hay en Capilla Vieja cerca de Villa Gral. Belgrano, que se llama El Playa Hotel, pero la palabra Hotel se cayó y sólo se lee El Playa. Como somos una banda relacionada directamente con la playa, el mar y las olas pero vivimos muy lejos de una buena ola, quisimos jugar con eso,  lo más parecido que tenemos acá es el lago y mezclamos un poco de cada cosa”.-

viernes, 15 de febrero de 2013

Cosquín Rock: el misterio de la montaña

COBERTURA ESPECIAL
Por Néstor Pousa

¿Cuál es el misterio que encierra Cosquín Rock? Ni José Palazzo su mentor y organizador puede descifrarlo. La persona por la que pasan casi todas las decisiones y la cara visible de un numeroso staff de producción está logrando darle al ciclo la forma y el estilo que tiene en su cabeza, cuidando hasta los mínimos detalles de la que fue la edición decimotercera consecutiva desde su nacimiento en la Plaza Próspero Molina de la ciudad que le dio nombre al ciclo, pasando luego por el paisaje de montañas y lago en la Comuna de San Roque, hasta esta nueva escenografía del Aeródromo de Santa María de Punilla que reúne todas las condiciones para ser la última y definitiva. Palazzo es quien mejor conoce y desentraña al festival de rock más grande de Argentina, pero así y todo no puede responder la pregunta. Ni él sabe decir porque en una época de baja convocatoria a festivales como fue diciembre pasado, la edición 2013 del Cosquín Rock superó los pronósticos más esperanzados, batiendo en la jornada del sábado el record de asistencia de todos los tiempos (algo así como 45.000 espectadores).
Tal vez la buena estrella comenzó a brillar por la primera banda que pisó el escenario principal el día inaugural. Amel fue la encargada de abrir el show, integrada por Gustavo Spinetta en batería y Gonzalo Pallas en guitarra y voz, hermano y sobrino respectivamente de Luis Alberto. El apellido y algo del gen musical de uno de los padres más ilustres del movimiento fue un buen augurio para las siguientes 72 horas.
Algunos cambios de última hora en la grilla desembocaron en la tempranera presentación de David Lebón. Con el Rey Sol negándose a ceder su supremacía sobre la tarde, el Ruso se dispuso a entregar un set eléctrico de rock and roll con una banda nueva respecto de su última presentación. Temas de Seru y de su etapa solista tuvieron su punto más alto con Noche de perros en donde volvió quedarse con el título de mejor guitarrista del rock local.
Un sábado con artistas deliberadamente clásicos presentaba a continuación a Pedro Aznar que muy lejos de entrar en el ritmo vertiginoso de un festival, programó su set como si estuviera solo. Presentó mayoría de temas de su último disco, concedió algunos clásicos como Mienten y Tu amor, homenajeó al Gitano Sandro y repasó su anterior disco. Se fue ovacionado como prueba de que las multitudes festivaleras no carecen de buen oído.
La nota de color la dieron Marcelo y Tamara, ambos se conocieron durante la edición 2008, entonces le pidieron a la organización casarse en el festival. Palazzo redobló la apuesta y le cumplió el sueño arriba de la pasarela del escenario principal con el intendente de la ciudad, Dardo Zanotti, oficiando la ceremonia ante miles de personas.
Mientras atrás se armaba la banda de Fito Páez quien hacía nueve años que no pisaba este escenario, desde la fatídica edición de 2004 en la Próspero Molina. El rosarino derrumbó los mitos supersticiosos de los organizadores con una gran performance, prolongando el festejo de los 20 años de su disco más exitoso (El amor después del amor) en versión compacta.
Andrés Ciro Martínez, ex líder piojoso ungido como nuevo Rey de los Persas se coló entre los históricos tal vez porque la historia ya le tiene reservado un lugar entre los grandes. Comienzo demoledor con Astros y Antes y después, dos hits de sus dos discos solistas, después la nota emotiva la produjo con un homenaje de ida y vuelta con los Veteranos de Malvinas. Él les dedicó una canción, ellos lo nombraron miembro honorario.
En el segundo escenario (temático) se congregaban las bandas de rock barrial (La 25, El Bordo, Gardelitos, los rosarinos de Cielo Razzo, Ojos Locos, Salta la Banca, entre otros) con la notoria ausencia, para sus miles de incondicionales seguidores al menos, de CJS los alter ego de los Callejeros de Pato Fontanet. A propósito de esto hubo una gran manifestación durante las tres jornadas pidiendo por la libertad de la banda que cumple condena efectiva, aunque la consigna que más adherentes tuvo fue la de “NO a la TRATA”.
Mientras tanto en el principal todo estaba listo para el cierre de Charly García que con aspecto de científico loco se puso una vez más al frente de su multifacética banda, una de las mejores que lo acompañó en toda su carera solista. Tenía una lista de 25 temas, todos sus clásicos, pero había cobrado más fuerza que nunca el rumor previo de la juntada con sus excompañeros de Seru Giran. El dato que en los temas número 26 y 27 los reporteros gráficos tenían que tener prontas sus cámaras y equipos terminó de confirmar la especie. Sobre los últimos minutos del show subieron Lebón guitarra en mano y Aznar bajo en mano para una versión breve e incompleta de Seru 2013 (sin Moro, por razones obvias). Igual las interpretaciones de Perro andaluz y Seminare pasaron derecho al álbum de los momentos cumbres del festival. 

Las chicas al poder. La segunda jornada (domingo 10) comenzaba con amenaza de lluvia primero, seguía con un poco de alivio por la disminución de la temperatura después, pero cuando salió el sol el calor y la humedad volvieron a hacerse sentir. A las cuatro de la tarde, en plena siesta serrana, la temperatura subió aún más con las chicas de Pink Wasted en el hangar (tercer escenario) que albergaría en este día a la prometedora escena de Córdoba (Sur Oculto, Lautremont, Hipnótica, Jotes, Los Frenéticos, Paris Paris Musique, Rayos Laser, Santa Esquina, Drako, The Johnsons y Los Clientes). Mientras que en el principal Eruca Sativa hacia su historia convirtiendo su show de primera hora en algo que ya merece prime time. Lula, Brenda y Gabriel demostraron todo su poder ante el amor presente de muchos de sus seguidores y la mirada ya no tan extraña de los que les empiezan a tomar el peso.  
Le siguió el Bob Marley Living Memory, el tributo de Nonpalidece y Amigos a la figura del máximo icono de la cultura reggae. Los invitados: Ciro Pertusi (Jauría), Malena D’Alessio (Actitud María Marta), la jamaiquina Doreen Shaffer y el Negro García López (el guitarrista tuvo record de presencias como músico invitado).
Así como hay artistas históricos del Rock Argentino, los hay también históricos del Cosquín Rock. Entre ellos Catupecu Machu con un Fernando Ruiz Díaz rindiéndole tributo a la historia del festival que los tuvo como protagonistas desde su inicio. Recordó y reconoció a sus iniciadores: Palazzo, el Negro Constantino y el Perro Emaides. Desde el escenario agitó como siempre, en rueda de prensa se emocionó hasta las lágrimas con el recuerdo de Spinetta.
Otros infaltables La Vela Puerca, demoledora garra charrúa que contrasta con la onda más introspectiva de la música uruguaya en general; y la efectividad de Las Pelotas, ya se dijo demasiado, es la banda con asistencia perfecta al festival. Antes que ellos Pity Álvarez y sus nuevas Viejas Locas. Nunca quedará claro si despidió a sus antiguos compañeros de equipo o estos se fueron por propia voluntad, lo cierto es que al estar solo al mando de la nave le permitirá ampliar el espectro de posibilidades y a las mejores de canciones de Viejas Locas (Homero, Lo artesanal y Perra, entre otras) le puede sumar sin oposición sus creaciones con Intoxicados (Se fue al cielo y Mi inteligencia intrapersonal) y así redondear un gran show al que solamente le faltaría un buen cantante.
Esa noche el temático heavy se superpoblaba como nunca antes de hombres y mujeres de negro para ver al (casi) único exponente internacional, Exodus, junto a Carajo, Horcas, Tren Loco, Hammer, Lethal., Mastifal, Rowek y Ricardo Iorio con Almafuerte.  

Fiesta en la casa jaguar. Eli Suárez, voz, guitarra y líder de Los Gardelitos nos había dicho en sala de prensa que lo único que le podría observar al Cosquín Rock era que debía renovar su grilla. Él es otro de los asistentes históricos (suma ocho presencias) y no vería mal alguna vez dejar su lugar a otra banda. Esto es cierto, pero también lo es que esta edición tuvo algunos pequeños signos de renovación; tal vez buceando en los escenarios alternativos o en las primeras horas del día se pueda ver algo de lo que vendrá, pero no menos cierto es que hoy el rock es un negocio más, dominado por los números como cualquier otro negocio, lamentablemente si los números no cierran no hay recital y lo que se necesita es buena cintura y criterio artístico en los productores. El lunes, en la jornada de cierre, se pudo ver variedad de propuestas y uno de los mejores shows de este ciclo. Un sol rajante, un calor al límite de lo soportable y las gambas a punto de tirar la toalla, nada pudo impedirnos ver bien temprano a Massacre Palestina, la banda del inefable gordo Wallas. Descarga de los mejores temas de El Mamut y Ringo (discos bisagra de esta banda ya longeva) y el placer de una charla en la que el frontman no esquivo ningún tópico.
Las Manos de Filippi y su mensaje contestatario, Kapanga y su estilo cuartetero y jodón y el estremecedor sonido de Molotov no fueron sorpresa para un público que los conoce sobradamente. El detalle que tal vez no todos sepan es que los mexicanos no querían perderse la fiesta y facilitaron su presencia viniendo a tocar sólo por los tickets aéreos.
Tampoco fue sorpresa el cierre de Las Pastillas del Abuelo, merecido en cuanto a la enorme popularidad que consiguieron; ni el magnífico y provocador show de Babasónicos que en reconocimiento a su ausencia del año anterior y a la cantidad de hits que acumularon se despacharon con una lista de temas coreables todos, dejando para otra ocasión lo experimental. Así como los amantes del reggae, con su rancho aparte cada vez más convocante, mecían sus cabelleras al ritmo de Nonpalidece, Zona Ganjah, Dancing Mood, Resistencia, Kameleba, Riddim, Hijas de Zion y Rondamon.     
Pero lo nadie podrá olvidar es la espectacular presentación de Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, los Illya Kuryaki and the Valderramas. Su regreso no fue en vano al traer consigo Chances, un excelente disco reunión con temas nuevos que en algunos casos compiten en popularidad con algunos de sus “viejos” hits. Así los flamantes Ula ula, Funky futurista, Madafaka (con los Molotov de invitados en el disco y en el escenario) y Águila amarilla (conmovedor homenaje a papá Luis) le pelean protagonismo a Chaco, Jaguar House, Abarájame y Jennifer del Estero. Los Kuryaki dejaron la vara muy alta, quien quiera superarla tendrá que preocuparse por montar un show muy bien producido musicalmente, con un banda que mezcla entrega, glamour y virtuosismo por partes iguales y canciones que hagan mover a una multitud sin necesidad de gestos demagógicos. Mientras esto no se consiga, el de IKV quedará por mucho tiempo como uno de los mejores shows vistos en el Cosquín Rock.
Una mención para Santa María de Punilla que luego de tres ediciones de este ciclo parece haberse convertido legítima e indefectiblemente en la nueva Capital del Rock. Porque su intendente aunque parezca un figuretti apoya el proyecto para la ciudad y porque el pueblo así lo decidió, abriendo sus puertas como buenos anfitriones a las más de 100.000 personas que superpoblaron sus calles durante el fin de semana largo de carnaval. No es tiempo para lamentarse, siempre es así, unos ganan y otros pierden, lo importante es saber verlo a tiempo.-