domingo, 12 de agosto de 2012

Guasones: entre el cielo y el infierno

Guasones gira con nuevo disco
Por Néstor Pousa

Formados en 1992, la banda platense Guasones está festejando sus primeros 20 años de existencia presentando nuevo disco, que en realidad ya lleva un año en la calle. Los liderados por el cantante y guitarrista Facundo Soto recalaron en Córdoba el pasado viernes 10 de julio (Plaza de la Música) para mostrar en directo su Parque de depresiones (2011), un puñado de canciones con influencias muy marcadas que es una demostración de lo que más les gusta y saben hacer, rock and roll y baladas.
Guasones tiene una habilidad innata para generar hits radioactivos (Reyes de la noche y Como un lobo, por citar dos), en este muy buen disco los pilares son: el primer corte Heaven or hell en donde es indisimulable la referencia a AC/DC. El ajustadísimo cover de El Forastero -original de Riff- para ponerlo en repeat en el autostereo. Y la balada con mucho aire calamaresco titulada Me estás tratando mal, en sus dos presentaciones, una cantada y otra al piano. “Es un mundo de ilusiones mi parque de depresiones, no te asustes, abre sólo para vos”, la rescato porque me gustó esa línea. (mirá el video inserto) 

martes, 17 de julio de 2012

La Renga: dementes en el espacio


La Renga trajo a Córdoba su “Gira al Interior”, especialmente diseñada para lugares cerrados y bajo techo. Fue el debut de la banda de Mataderos en el Orfeo Superdomo.                                  


Por Néstor Pousa 


Luego de más de veinte años de trayectoria La Renga ha experimentado en su obra un evidente crecimiento musical. Los últimos discos demuestran una evolución compositiva e interpretativa, álbumes como: Detonador de sueños (2003), Truenotierra (2006) y Algún rayo (2010) suenan más elaborados, complejos y maduros que sus predecesores. Pero no menos cierto es que esa asombrosa fidelidad que el público manifiesta hacia la banda se sostiene en muchos clásicos de las primeras épocas; canciones simples y directas como el Blues de Bolivia, 2+2=3, Buseca y vino tinto o Psilocybe mexicana, son las que desatan esa fenomenal (de fenómeno) pasión demencial por la banda de Mataderos.
No es algo que se pueda o se deba explicar, es algo que se verifica con cada presentación del trío liderado por el Chizzo Napoli y que completan Teté Iglesias en bajo y Tanque Iglesias en batería (además del aporte adicional de Manu Varela en saxo y armónica). Eso es lo que ocurrió el martes 17 de julio en la ciudad de Córdoba con el arribo de la “Gira al Interior”, un tour especialmente diseñado para espacios cerrados y bajo techo que permite tener un contacto más cercano y directo con la potencia y fiereza de su música. Así, la fecha fue propicia para que La Renga, luego de 4 años sin tocar en la capital cordobesa, produjera su debut absoluto en un lugar ya emblemático como el Orfeo Superdomo y con una enorme convocatoria.
Formalmente estos shows continúan con la presentación oficial de Algún Rayo (2010), por ser este su último trabajo editado hasta el momento. La original puesta y la escenografía tienen que ver con este disco: pantallas de puntas asimétricas y un gran telón translúcido que permanentemente bajaba y subía, y servía de fondo para la proyección de imágenes (naves espaciales, planetas orbitando, recónditas galaxias) en el estilo de un gran comic de ficción en low definition.
Pero en la lista no hubo solamente material del nuevo, sino también muchos clásicos que hicieron del show un repaso antológico. Para justificar la puesta en escena el comienzo fue con Canibalismo galáctico, y más adelante Algún Rayo (el tema), Poder con el legendario Nacho Smilari como guitarrista invitado (“Un músico de la época en la que el rock todavía no se cantaba en castellano”, anunció el Chizzo), el blues Dioses de terciopelo (también con Smilari) y una demoledora versión de La furia de la bestia rock. Hasta ahí los nuevos. Pero el Chizzo avisó: “Va a haber muchos temas viejos”, y la platea celebró las apariciones de A tu lado,  Lo frágil de la locura, Estalla, En el baldío, Negra es mi alma, negro mi corazón, Ruta 40, La razón que te demora, en una larga lista de 27 canciones.
En el medio un insospechado mini set acústico, aunque ni las guitarras de caja, ni el cajón peruano ejecutado por el Tanque, pudieron suavizar la aspereza de Napoli. Llenado de llorar (de Truenotierra) entró perfectamente en el formato, pero La balada del diablo y la muerte y Voy a bailar a la nave del olvido, debieron ser adaptadas.
Tras dos horas de intensidad, la locura se potenció en los bises con El revelde, Panic show, El final es en donde partí y el habitual final con Hablando de la libertad, desatando un pogo que a esa altura de la noche ya había ganado hasta los pasillos del estadio.-

"Gira al interior" - martes 17/07/2012 - Orfeo Superdomo (8.000 personas)

lunes, 11 de junio de 2012

Charly García: el día que apagaron la luz

Charly en la noche del Orfeo (foto: Facundo Luque / La Voz)
Crónica de un susto en el Orfeo Superdomo de Córdoba donde el exSui Generis sufrió un  desmayo ante el público durante el concierto de presentación de “60x60”, su flamante álbum antológico.                                
   
RECITALES
Por Néstor Pousa © 2012 

Charly García regresaba a Córdoba a ofrecer un nuevo recital con el propósito de presentar en la Docta su flamante álbum antológico 60x60 -coordenadas de los 60 años del músico y la década donde todo comenzó- una colección con los temas más representativos de su carrera, con versiones refrescadas y grabadas en vivo en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, entre el 27 de octubre y 1 de diciembre de 2011. Todo empaquetado en un box set con 3 cds, 3 dvds y mucho material gráfico que pretende estimular el adormecido perfil coleccionista del fan e intentando contrarrestar la cultura mp3 que tanto desaprueba Charly. Una colección sin dudas ambiciosa y por cierto impecable, con la que pretende cerrar un ciclo.
La ocasión era inmejorable, el último registro en directo de García en la provincia lo teníamos del Cosquín Rock 2012, esa vez su concierto homenaje a Spinetta tuvo las dosis precisas de emoción, lucidez y profesionalismo. Todo hacía pensar que en el marco contenedor del Orfeo, el show se potenciaría. Nada hacía presagiar un final abrupto.
Este Charly redivivo tiene de su lado dos cosas fundamentales: un repertorio imbatible, increíblemente vasto y plagado de hits. En eso se basa el show y el reciente compilado. El otro aspecto es la nueva formación que lo acompaña, un ensamble de once músicos, con él incluido, dispuestos en tres bloques que encastran con la precisión que el oído absoluto exige. Por un lado está la banda base, el trío de los chilenos Kiuge Hayasida en guitarra, Carlos González en bajo y Toño Silvia en batería. Sigue el trío de los históricos: Carlos García López en guitarra, Zorrito Von Quintiero en teclados electrónicos y Fernando Samalea en bandoneón, vibráfono y excentricidades varias. Lo completa una sección de cuerdas con Alejandro Terán (viola), Christine Brebes (violín) y Julián Gándara (cello) y cierra la formación Rosario Ortega en coros. Queda presentada así The Prostitution, una formación musicalmente elástica que puede abordar cualquier etapa musical del jefe, y aunque por momentos trastabilla en las líneas de bajo de Pedro Aznar y los pases de batería de Moro cuando de abordar la obra de Seru Giran se trata, todo lo demás es irreprochable.       
El preámbulo del show es la proyección en pantalla de las portadas de todos los discos de García, desde Vida (Sui Generis, 1972) hasta Kill Gil (solista, 2010), una línea de tiempo de cuarenta años musicalizada con fragmentos de esos discos. A medida que la reproducción va en progreso es imposible que alguna de esas imágenes y melodías no hagan centro en tu propia historia. Una vez que con la última tapa llegamos a nuestros días, aparece la banda con Charly al frente. La retrospectiva ahora será en modo aleatorio, el show comienza con Los Dinosaurios, sigue con un medley que unirá los extremos con Tango en segunda / El amor espera, y con el homenaje a Spinetta en Rezo por vos.
Las falencias de Charly en esta etapa están a la vista, su registro no es el mejor y a veces no concuerda con los coros de la menor del clan Ortega. Sus desplazamientos no son los de antes y no hay ostentaciones a la  hora de tocar el piano. No obstante se deberá aceptar que con lo que le queda les pasa el trapo a unos cuantos.   
Sin demasiadas palabras se acomoda para un show largo de 25 canciones, y la temperatura va en ascenso. Es el turno de Cerca de la revolución, el súper hit del repertorio, y caprichosamente pasa por No soy un extraño, No importa, Pasajera en trance, Asesíname e Influencia; y la lista empieza a demoler. Entonces para la pelota y avisa: “Vamos a hacer dos temas, Rap del exilio e Instituciones, y después vamos a pasar una película que es el mayor exponente del surrealismo, espero les guste, si no saben que es surrealismo, busquen en internet”, desafía. Todo funciona según el plan, Instituciones (Sui Generis, 1974) es la mejor lograda de las versiones modelo 2012; en cuanto al cortometraje, se trata de Un perro andaluz de Luis Buñuel, con la voz en off de Graciela Borges recitando en prosa poética frases de canciones de García sobre fondo de Pubis angelical. Es el momento cumbre del show, todo está a punto para redondear una gran noche. Después del intermedio la banda arremete con Piano Bar, Yendo de la Cama al Living y otro medley con La grasa de las capitales / Me siento mucho mejor. Habíamos superado más de la mitad del show cuando ocurrió lo que nadie esperaba, fue durante Canción de 2x3 que, ante el desconcierto de los músicos, Charly dejó de cantar y dijo: "Voy a seguir tocando", y un segundo después se desplomó de su banqueta, desvaneciéndose sin llegar a perder el conocimiento por completo, el estadio enmudeció, las luces del escenario se apagaron y se alcanzó a ver como dos asistentes ayudaban al músico a retirarse mientras balbuceaba pedidos de disculpas.
Siguieron 45 minutos de incertidumbre y preocupación durante los cuales el Negro García López debió salir en dos oportunidades: en la primera, guitarra en mano, pidió perdón por el susto, dijo que a Charly se le había bajado la presión y que volverían para terminar el show. En la segunda, secundado por el Zorrito Von Quintiero, avisó que por prescripción médica el show se debía suspender. "El Flaco quiere seguir pero no lo dejan, faltaban los mejores 5 temas finales, muchas gracias por el aguante", dijo el guitarrista acompañado por toda la banda. En realidad de la lista prevista faltaban 10 canciones, pero igualmente el público que colmó el domo cordobés se retiró con un cerrado aplauso, sin reproches y con la sensación de que el incidente no había pasado de ser un gran susto, aunque, debería servir para replantear algunas cuestiones sobre el presente del ídolo.-

Nota: show realizado el sábado 09/06/12 en el Orfeo Superdomo de Córdoba ante 5.000 personas. Suspendido a la hora y cuarto de haber comenzado.-

martes, 5 de junio de 2012

Fito Páez: veinte años en la vida


Hace dos décadas aparecía El amor después del amor, obra cumbre de Fito Páez y record de ventas en el Rock Argentino de todos los tiempos. El 2 de junio comenzó la gira aniversario que en octubre llegará al Orfeo Superdomo de Córdoba.                                 

DISCOS ANTOLÓGICOS
                              
Por Néstor Pousa © 2012 

En 1992, a diez años de su aparición en el firmamento del rock, Fito Páez ya había dejado de ser una promesa para convertirse en uno de los referentes más importantes de una nueva generación de intérpretes, autores y compositores. Entre 1984 y 1990, su talento ya había alumbrado discos notables: Del ’63, Giros, Ciudad de pobres corazones, Ey!, Tercer Mundo, y en el medio La la la, a dúo con Luis Alberto Spinetta.
Sin embargo renegaba de su destino que lo condenaba, según él consideraba, a no dar nunca el gran salto. La coyuntura del país a comienzos de los noventa ciertamente no ayudaba, y Fito amenazaba con emigrar para buscar nuevos aires para sus expectativas artísticas que no solamente se proyectaban en la música.
Pero pasó que en una fiesta de disfraces alguien le presentó a quien sería uno de sus grandes amores, la actriz argentina Cecilia Roth, y esa pareja menos pensada fue el disparador para la que es considerada su obra cumbre, la que ya se venía gestando. El amor después del amor empezaba a tomar forma definitiva, y tenía en una misma persona a su musa inspiradora y su destinataria directa.
Para el proyecto se destinó un presupuesto inusitado para aquellos años, se convocaron músicos de primer nivel, todos de la más estrecha confianza de Páez quien fue asistido en la producción artística y grabación por Tweety Gonzalez. Una larga lista de prestigiosos invitados había sido cuidadosamente seleccionada para realzar cada canción, las que se pensaron para ser grandes éxitos, y en eso se transformaron, ya que de los catorce números que incluye casi todos fueron a su turno cortes de difusión. Desde el que abre y titula la placa, pasando por Dos días en la vida (con Fabiana Cantilo y Celeste Carballo), La Verónica, Tráfico por Katmandú, Pétalo de sal (con Spinetta), Un vestido y un amor, Tumbas de la gloria, La rueda mágica (con Charly García y Andrés Calamaro), Detrás del muro de los lamentos (con Mercedes Sosa, Lucho González y Chango Farías Gómez), La balada de Donna Helena, Brillante sobre el mic y A Rodar la vida, que cierra el disco y es el bis obligado de todos sus recitales, hicieron de este un trabajo absolutamente consagratorio por muchas razones.
El amor después del amor se transformó en el record de ventas del Rock Argentino (desplazando de ese sitio de privilegio al Rockas Vivas de Zas) alcanzando en la actualidad la cifra de 1.200.000 copias vendidas; y además provocó una gira de presentación que en su epílogo llenó tres veces el estadio de Vélez Sarsfield con 50.000 personas por noche. Esto multiplicó la popularidad del artista, su público creció hasta niveles insospechados elevándolo a la masividad y sus conciertos dejaron de ser un reducto sólo para entendidos, y en alguna medida Páez llegó a renegar de tanta fama. 
Para bien o para mal, fue una bisagra en la vida y la carrera -siempre fueron indivisibles una de otra- de Fito, ¿pero cuál será la mirada que el músico tiene sobre su obra maestra? Cierta vez, en el verano de 2006, en una de las largas estadías que regularmente realiza en La Cumbre -sea para descansar o para crear, ya que muchos de sus trabajos fueron concebidos o pre producidos por aquí- tuve la oportunidad de preguntárselo, y esto respondió: “Es muy difícil elegir un disco, porque yo no hago canciones para vender discos ni para agradarle a nadie, a mí en cada música que hice se me fueron las tripas, entonces sería muy injusto de mi parte decir que este está mejor o que quiero más a uno que a otro; ahora si me preguntás: yo veo que ‘El amor después del amor’ es un álbum de una contundencia fenomenal, pero eso me lo da el tiempo. Algo pasó ahí, ahora, los acordes son los mismos, los arreglos son los mismos, a lo mejor está grabado de una forma un poquito más sofisticada, tiene un audio muy novedoso para la época, pero ahí posiblemente se hayan sedimentado muchos años de trabajo, a la vez que también coincidía con cosas de la vida personal. Es un disco que con los años ha ganado garra”, concluía el rosarino.- 

Veinte años después del amor. No es sorpresa que a dos décadas de su lanzamiento se haya puesto en marcha una gira mundial para festejar la indiscutida trascendencia que alcanzaron esas canciones. El tour bautizado Veinte años después del amor comenzó el sábado 2 de junio en Santiago de Chile, y llevará a Páez y su flamante banda a recorrer San José de Costa Rica, Venezuela, Colombia, Brasil, Uruguay, Perú, Paraguay, Bolivia, México, Miami, Nueva York, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Panamá, España, Israel, Londres, París; y las ciudades argentinas de Buenos Aires, Mendoza, Rosario, Tucumán y Córdoba; a esta última está previsto su arribo para la segunda semana de octubre en el Orfeo Superdomo.
No son todas flores para esta crónica, la decisión de Fito de no convocar para esta celebración a ninguno de los integrantes de la banda que hace 20 años estrenó El amor… trajo cierto descontento en algunos de ellos, que a su manera lo hicieron saber a través de sus cuentas de facebook. Entre ellos el tecladista y guitarrista Fabián Gallardo y el baterista Daniel Colombres. Aunque el caso que estalló en los medios fue el de la cantante de blues Claudia Puyó, socia fundamental en la versión original del leit motiv de la obra, y que hoy tampoco será de la partida.
Sabido es que algunas declaraciones y actitudes de Páez últimamente le han traído algunos dolores de cabeza y exposiciones que nada tienen que ver con la música, y su naturaleza contestataria que en un principio espantaba a los mayores, hoy no hace distinción de edades. No obstante, ni siquiera estos entredichos podrán empañar la fiesta de cumpleaños número veinte de un disco tan trascendente como lo fue El amor después del amor.-

sábado, 19 de mayo de 2012

La historia de un Tango fatal

José Alberto Iglesias Tanguito se transformó en el primer personaje mítico de la cultura rock en el país. Su vida y su trágica muerte, de la cual se cumplen hoy 40 años, encierran enigmas imposibles de develar.

PERSONAJES 

Por Néstor Pousa © 2012

Hoy se cumplen 40 años de la trágica muerte de José Alberto Iglesias, y la noticia no parece tener mayor relevancia, como tampoco fue titular en los diarios de aquel día.
¿Entonces por qué estamos hablando hoy de él? Empezará a entenderse un poco más si decimos que José Alberto Iglesias era nada más y nada menos que Tanguito, personaje que vivió de cerca los albores del rock en nuestro país, y se convirtió en el paradigma del artista contracultural que se inmola entre sus propias limitaciones y la indiferencia.
Es cierto que Tanguito ó Tango ó Ramsés VII ó Donovan el Protestón (algunos de sus tantos seudónimos) no fue una figura conocida para lo no iniciados en rock; ni su legado artístico tan considerable. Un poco porque su vida se extinguió tan prontamente como un papel celofán puesto al fuego. Su fama recién se expandió masivamente a partir de 1993, año en que el director de cine Marcelo Piñeyro decide llevarlo al celuloide con la realización de su opera prima, la película Tango Feroz: la leyenda de Tanguito (con Fernán Mirás y Cecilia Dopazo en lo protagónicos), en la que pretendía mostrar su historia, pero que en realidad pintaba una imagen distorsionada, edulcorada y un tanto más romántica de lo que en realidad fue.
A partir que tomó estado público, se conocieron los ribetes más polémicos que su leyenda tenía, y las distintas visiones y opiniones de los que lo habían conocido y habían sido sus colegas, es decir quienes habían compartido con él sus últimos años.
Pero empecemos por el principio, José Alberto Iglesias ‘Tanguito’ debuta oficialmente, con 18 años cumplidos, como cantante en el grupo Los Dukes, un proyecto más cercano al Club del Clan, que a un intento rockero. Era la primavera de 1963 y no duraría demasiado en esa banda, a la que abandonaría para emprender su carrera solista. Por entonces ya frecuentaba La Cueva de Pueyrredón, mítico lugar donde empezaría a cocinarse el Rock Argentino. Allí conocería a sus nuevos amigos: Javier Martínez y Alejandro Medina (ambos de Manal), Moris, Litto Nebbia, Miguel Abuelo, Pipo Lernoud, entre muchos otros. Participaría de festivales organizados entre todos ellos, para tratar de darle impulso a la nueva movida musical, poética y cultural que se estaba gestando. Tanguito actuaba como solista con su guitarra criolla, tocando hits de la época y algunas composiciones propias, hechas en colaboración con alguno de los mencionados. En una de esas tantas noches de bohemia o naufragio, surgiría la canción por la que sería recordado y con la cual obtendría alguna ganancia económica importante, que igual se le escurriría como agua entre los dedos. Cuenta la historia que sentado en el baño del bar La Perla del Once, Tanguito repetía una y otra vez la misma estrofa: “Estoy muy solo y triste acá en este mundo de mierda...”, Litto Nebbia lo escuchó y le inspiró el resto de la letra de La Balsa, tema que grabado en 1967 por Los Gatos se convertiría en el primer éxito del rock local, firmado por Nebbia-Tanguito.
En su desprolija carrera solista y con el impulso del hit La Balsa, Tanguito llegaría a grabar profesionalmente su único disco simple oficial conteniendo La princesa dorada y El hombre restante. Pero la salud del músico se empezaba deteriorar aceleradamente por su abusivo consumo de drogas y una vida trashumante que no le permitía concentrarse en su trabajo. La persecuciones policiales, a veces sólo por tener el pelo largo, sus días pasados de calabozo en calabozo y su internación en el Borda terminarían de sellar su suerte.
Con el paso del tiempo las opiniones de los que fueron sus amigos se empezarían a dividir. Por un lado hay gente como el poeta y periodista Pipo Lernoud que lo considera una figura fundamental del rock local; al igual que el periodista, escritor y poeta Miguel Grinberg. Otros, como Spinetta, disimulan con una mirada indulgente los aspectos más oscuros de su personalidad. Y están también quienes no dudan en declarar que era sólo un zarpado con un destino a cuestas imposible de eludir.
Hace un par de años en una entrevista que le realicé a Alejandro Medina (bajista de Manal y The Seasons), le pregunté sobre Tanguito. “Lo conocí en la época de La Cueva, todavía no había entrado en la carrera de las drogas -contó Medina- entonces se podía estar con él, después te perseguía toda la cana si estabas con Tango. Su estilo era así, era su destino. Era un pibe que vivía empastillado. Para que grabe su disco, en el sello Mandioca, cada vez que lo veíamos lo llevábamos al estudio y lo sentábamos a tocar. Una vez tocábamos en un teatro, y Tango se puso todas las ropas de los bailarines del elenco, una sobre otra, y se fue la calle con la guitarra. Entra alguien y dice: ‘Me parece que vi a un loco tocando la guitarra con toda la ropa puesta’. Casi nos echan de la sala”.
Ese era Tanguito, así fue su vida. Nunca nadie podrá saber hasta donde habría llegado su estrella si la muerte no lo hubiera sorprendido bajo las vías de un tren, un 19 de mayo de 1972, cuando contaba con apenas 26 años.
Sólo dejó esbozos, jirones de su arte, demasiado poco si lo comparamos con la inmensidad de su mito, forjado en una vida turbulenta y border, pero con la absoluta certeza que con él cabe perfecto el concepto de que menos fue más.
La fatal historia de Tanguito, en lo inicios mismos del Rock en la Argentina, sería la enunciación de que nada sería fácil para este nuevo género popular en el país, pero que no obstante, y ante todas las vicisitudes, tenía asegurado un destino de gloria.-

miércoles, 9 de mayo de 2012

Noel Gallagher: el buen rebelde

El mayor de los hermanos Gallagher llegó por primera vez a Córdoba, lo hizo para estrenar su proyecto solista y su álbum debut. El show fue un recorrido casi completo por el nuevo repertorio con la concesión de algunos temas de su exbanda Oasis.                                   

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2012 

Durante las últimas dos décadas los hermanos Noel y Liam Gallagher le dieron vida a Oasis, una de las bandas más influyentes e importantes de la escena mundial. Surgida de la prolífica cantera musical de Manchester, los Oasis eran dinamita pura tanto arriba como abajo del escenario. Se granjearon detractores que los consideraban meros clones de The Beatles, como también amores incondicionales de sus fans que adherían al subtítulo de “la banda más grande del mundo”. El problema fue que mientras estuvieron juntos, alimentando las páginas de la gloriosa historia del pop británico, su talento parecía tener la misma dimensión que sus egos. Sus peleas interminables llegaron a teñir de amarillo los suplementos de espectáculos y los diarios sensacionalistas; los berrinches del caprichoso Liam y la tolerancia cero del irascible y malhumorado Noel y esa extraña forma de odio que solamente algunos hermanos suelen desarrollar, hicieron inevitable la separación. Potenciada tal vez por una pisca de marketing, los Gallagher no se bancaron más entre sí y decidieron desarmar la banda para emprender sus respectivas carreras solistas.
Bajo esa premisa llegó a Córdoba Noel, el mayor de los hermanos, guitarrista, principal compositor y segunda voz en tiempos de Oasis (en donde Liam era el vocalista principal); hoy al frente de su propio proyecto en el cual no tiene que compartir el 50% de las decisiones con nadie. Esta nueva etapa se titula Noel Gallagher’s High Flying Birds, literalmente: Aves que Vuelan Alto.
La banda y también el disco debut se llaman así, un trabajo que justifica la gira 2012 que trajo al músico por primera vez a la ciudad de Córdoba (Orfeo Superdomo), en la primera de las dos únicas fechas argentinas, la segunda fue en el estadio GEBA (Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires) el domingo 6 de mayo.
Un día antes, en su presentación cordobesa, la cosa empezaba prometedora para los nostálgicos de Oasis, el inicio con un par de versiones de esta banda hicieron agitar con excitación a los del sector “pista parados”. Pero fue a partir de la tercera canción que se concentró principalmente en el nuevo repertorio, el que repasó casi por completo y con varios bonus tracks. Contrariamente a lo que indican las actuales tendencias, de recurrir a una lista de grandes éxitos que el público reconoce instantáneamente, Noel se rebeló ante ese formato clásico y dedicó la mayor parte del tiempo a repasar las canciones del nuevo disco, de punta a punta y en el orden de aparición; intercalando algunos lados B de singles y hasta atreviéndose con un inédito.
Así vino una seguidilla de seis estrenos con: Everybody's on the run, Dream On, la balada If I had a gun, The Good Rebel (lado B del primer single de difusión del nuevo trabajo), The death of you and me (el primer single) y Freaky teeth (el inédito). Del Oasis más épico anoté tres momentos: promediando la lista apareció una versión acústica y de fogón de Supersonic; y en los últimos bises Litlle by little y el súper hit Don’t look back in anger, en el cual al mejor estilo Oasis el cantante se llamó a silencio para dejar el estribillo en las gargantas de las 4.000 personas que poblaban el domo. Fue la postal final y el instante preciso en que se liberó tanta atención mantenida durante una hora y media en el nuevo material, aunque igualmente algunos de los estrenos tuvieron un recibimiento como si ya se tratara de clásicos.
Seguramente muchos de los que asistieron esa noche al show, lo hicieron pensando en un auto tributo por parte de Gallagher, si fue así se equivocaron. Bien podría haber preparado un show tribunero y hubiera estado en todo su derecho de hacerlo, pero evidentemente el cantante todavía tiene mucho para mostrar y el coraje suficiente para jugarse por seguir componiendo. Incluir en el final algunos hits de su exbanda no debe tomarse como un hecho demagógico ni complaciente. Fue el reconocimiento a un público que terminó legitimando la nueva etapa de un músico con una trayectoria envidiable, pero que no se considera “de vuelta”, ni colgado de la gloria del pasado. Un tipo que no necesita congraciarse con actitudes que suelen ser habituales en muchos artistas extranjeros que tocan en el país, un frontman que en escena se muestra casi estático, salvo por los interminables cambios de guitarras entre canción y canción. Pero que igual hizo todo lo posible para comunicarse con la gente, a su modo, con toda su reconocida parquedad a cuestas y hablando en un inglés que no se esforzó por hacerlo un poco más entendible para una audiencia en español.
Se dice que del amor al odio (y viceversa) hay un solo paso, esta regla -además de un seguro cachet con varios ceros- es lo que mantiene abierta la posibilidad de ver a los hermanos de Manchester otra vez juntos sobre un escenario. Mientras eso no ocurra, ya sabemos cual es el camino que eligió el mayor de los Gallagher.- 

miércoles, 25 de abril de 2012

Rosario siempre estuvo cerca

Hace 30 años se editaba “Tiempos difíciles” de Juan Carlos Baglietto. Fue el primer hito discográfico de lo que se conoció como la Trova Rosarina, colectivo musical que debió en gran parte su nacimiento y éxito al Festival de Rock de La Falda.                                 
                    
DISCOS ANTOLÓGICOS
                                                                               
Por Néstor Pousa © 2012

En abril de 1982, un mes y año muy significativo en la historia del país, salía a la venta un disco que mostraba una estética nueva en lo que se conocía como Rock Nacional. Un rosarino, hasta entonces un ilustre desconocido, de nombre Juan Carlos Baglietto, lanzaba Tiempos difíciles, álbum que se convertiría en el primer hito de un movimiento poético musical con origen en Rosario, ciudad que ya había provisto al Rock en Castellano nada más y nada menos que a uno de sus padres, Litto Nebbia.
Hasta ese momento Baglietto había tenido cierta notoriedad en su ciudad integrando algunos grupos musicales de los cuales el que más expectativas provocó fue Irreal, aunque se diluyó antes de dejar algún registro oficial. En agosto de 1981 es invitado a Buenos Aires por la emblemática revista Humor ® para tocar en un festival organizado en oposición a la llegada al país de Frank Sinatra. Esa efímera participación le valió a Baglietto la invitación para integrar la cartelera del Festival Argentino de Música Contemporánea de La Falda de 1982. Lo que ocurrió en el Anfiteatro Municipal la noche del 6 de febrero fue un hecho tan inusual y sorprendente como pocas veces se había visto. El ignoto rosarino apareció solo desde las profundidades del oscuro escenario pulsando su guitarra Ovation, vestido con enterito y gorra, atuendo que usaba desde las épocas en que animaba fiestas infantiles. La barba, el pelo muy largo y desprolijo y su mediana estatura lo asemejaban a un extraño duende, pero especialmente porque algo mágico sucedió en ese instante. Luego de un comienzo con La censura no existe -tema de menos de un minuto en el cual el cantante terminaba amordazado por la espalda- le bastaron los primeros acordes de Mirta, de regreso -que relata la vuelta a casa de un ex presidiario- para que un auditorio que se desbordaba de gente, virtualmente explotara. Les puedo asegurar que jamás vi un recibimiento similar para un músico prácticamente desconocido por el gran público, que aunque ya había grabado su disco debut, este no estaba editado aún y no tenía todavía difusión oficial. Aunque había sido fundamental la manija que Mario Luna, mentor del festival, le había dado a esos temas inéditos en su programa radial Alternativa, gracias a una copia en un cassette promocional que había recibido.
Lo acompañaban músicos aún menos conocidos que él, pero de un talento tal, que pronto los haría emprender carreras solistas. Integraban la banda: Fito Páez (tecladista, arreglador, autor y compositor), Silvina Garré (segunda voz y pareja de Juan) y Rubén Goldín (guitarrista, segunda voz, arreglador, autor y compositor). Completaban el elenco Sergio Sainz en bajo y Zapo Aguilera en batería.
Baglietto fue toda una revelación para el público, para sus colegas y para la prensa, y muy especialmente para los productores discográficos de la EMI que abrieron los ojos y empezaron a contar billetes en el aire. Pocos años después el mismo Baglietto nos contaba: “La Falda fue el primer lugar en donde me dieron pelota. En realidad yo ya había grabado el disco y acá en La Falda pasó una cosa fenomenal. Fenomenal por fenómeno, además de por piola. Había muchísima gente, que no eran todos cordobeses, sino que había de todo el país, y yo me subí a cantar por primera vez esas canciones que ellos desconocían porque el disco no había salido, ni estaba en difusión, ni nada que se le parezca, y ni se sabía que iba a pasar conmigo además, y la gente a la segunda vez que escuchó los temas, ya los cantaba, eso me pareció alucinante. Por otra parte fue aquí en La Falda donde me vieron los tipos que me habían hecho grabar, y decidieron poner la plata para difundirme”. Surgía así un movimiento espontáneo de músicos, autores y compositores que la prensa bautizó y comenzó a reconocer como la Trova Rosarina.

Luego del arrollador suceso faldense el disco debut de Baglietto ya tenía asegurada su publicación, la que se produjo en abril de ese mismo año. Tiempos difíciles contó con los arreglos de Rubén Goldín y un joven Fito Páez de apenas 18 años; su portada que muestra la imagen del intérprete junto a un niño, es un guiño a la película El pibe de Charles Chaplin; y fue editado en vinilo y cassette, los formatos usuales de la época.  El éxito fue fulminante y marcó algunos records: se convirtió en el primer disco de oro del Rock Argentino alcanzando la cifra de 30.000 unidades vendidas a tan sólo un mes de su publicación; y Baglietto fue el primer artista en Argentina que vendió esa cantidad con su disco debut.
La otra particularidad de Baglietto es que siempre fue un intérprete que no compone lo que canta, sino que recopila músicas de otros autores. Un rasgo exclusivo dentro del panorama del rock vernáculo caracterizado por ser todos sus integrantes creadores de lo que interpretan. Por eso la lista de Tiempos difíciles es un puñado de canciones memorables que también fueron el debut para una camada de nuevos autores y compositores notables. Algunas de esas canciones se transformaron en hits sin fecha de vencimiento: Era en abril de Jorge Fandermole, Mirta, de regreso de Adrián Abonizio y La vida es una moneda de Fito Páez. El material completo incluía: Aunque mañana no estés, Puñal tras puñal y Sobre la cuerda floja (todas de Fito Páez); Los nuevos brotes, Dulce pájaro y Sin luna (firmadas por Rubén Goldín) y La música del Río de la Plata (Páez-Baglietto). 
En general la temática del álbum transitaba por climas oscuros y opresivos, y se convertiría en un presagio de lo que iba a ocurrir ese año en nuestro país. Eran la banda de sonido no sólo de un tiempo fatal sino también de un insospechado conflicto armado que nos estaba golpeando la puerta de casa.-

martes, 24 de abril de 2012

Joe Cocker: garganta con arena

Joe Cocker: la voz del blues
Aunque el motivo de la gira era presentar su reciente disco “Hard Knocks”, lo cierto es que Joe Cocker, en su primera visita a Córdoba, conformó a todos con un repertorio repleto de clásicos.              


RECITALES DE COLECCIÓN

Por Néstor Pousa © 2012 

¿Cómo debería diseñar la lista de temas para una gira un artista de rock con varias décadas de trayectoria sobre sus espaldas? Opción uno: concentrándose en su más reciente producción (algunos críticos dirán que “no está a la altura de sus trabajos anteriores”). Opción dos: realizar un repaso por lo mejor de su carrera (y que el mismo critico opine: “se convirtió en un tributo de si mismo”). Imposible conformar a todos los paladares, pero sin dudas la tendencia en estos tiempos es el repertorio antológico. “Es lo que el público quiere escuchar, y no hay motivo para no darle lo que piden”, alegarán, y tal vez sea una buena razón con varios motivos atrás. Son muchos los que se quedaron colgados de tiempos pasados -en apariencia mejores-, y tampoco está mal que de artistas que visitan esta plaza por primera vez, podamos escuchar en directo aquellas viejas versiones que ocupan un lugar privilegiado en las discotecas.

El inglés Joe Cocker, figura legendaria del rock mundial que visitó por primera vez Córdoba en su tercera visita al país, no escapó a esta regla de oro. Aclaremos primero su condición de leyenda. Ocurre que Cocker participó y fue uno de los músicos más destacados del mítico Woodstock, padre de los festivales de rock, que se realizó en Estados Unidos el fin de semana del 15, 16 y 17 de agosto de 1969. Sus contorsiones espasmódicas interpretando el With a little help of my friends de Los Beatles, se transformó en un ícono de aquel lejano encuentro y de la cultura rock. Muy pocos de los que integraron esa célebre cartelera lograron atravesar la barrera de las décadas siguientes, a algunos les faltó éxito, a otros les faltó vida, pero a Joe le sobraron ambas cosas, y le fue muy bien en el intento, aunque no descuidó ninguna materia de la carrera de "estrella de rock", ni siquiera las más peligrosas para el organismo.
Cocker llegó con la gira de presentación de su más reciente disco, titulado Hard knocks, un muy buen trabajo editado con suficiente éxito durante 2010. Pero eso sólo fue un pretexto, la voz del blues había anticipado que el concierto sería un repaso de su extensa y prolífica carrera. No se iba a privar de tocar los grandes éxitos, ni iba a someter a su público al fastidio de no escuchar en vivo clásicos como la poderosa Unchain my heart.

Así y todo, el comienzo del concierto fue dedicado a los fans de la primera hora con un tridente que incluyó Hitchcock railway, Feelin' alright y The letter. De castellano no habla casi nada, lo mínimo para poder saludar y empezar a pasar lista por la etapa ochentosa a la que tantos éxitos le proveyó el inglés de voz áspera, como la power balad When the night comes, o las músicas de películas: Up where we belong (de la cinta que aquí se conoció como Reto al destino) y You can leave your hat on (de 9 semanas y media), la pista de sonido de streap tease más famosa del planeta y sus alrededores.      
Del nuevo material probó solamente dos, la notable balada Unforgiven y el rock cadencioso que titula e inaugura el disco. El final aparente del show dejó conformes a todos los estratos de público con la ya mencionada Unchain my heart y su descomunal versión de With a Little help… que fue como un viaje de ida y vuelta a la psicodelia y el flower power. ¿Quién otro se atrevería a desarmar y rearmar una canción de los mismísimos Beatles con tanta maestría? Su debilidad por el cuarteto de Liverpool se confirma con un par de versiones más, una muy famosa: Come together y la otra un lado B: She came intrough the bathroom window (ambas de Abbey Road).  
La poblada lista de bises (en dos ocasiones fríamente calculadas debió volver) venía con Shelter me, Cry me a river y un broche calmo pero muy intenso con otra obra maestra de las versiones Cocker, Long as i can see the light, el clásico de John Fogerty y Creedence Clearwater Revival (ver video inserto).

Se cuida Joe, en escena toma hectolitros de agua y agita sus manos con sus clásicos movimientos de prestidigitador. Una big band acompaña al cantante nacido en Sheffield, la componen un trío de rock and roll, piano, órgano, percusión, saxo y dos coreutas de voces tan negras como su piel, soporte ideal para la música de este colosal intérprete al que los excesos le dieron, en esta última década, el respiro necesario como para poder seguir en la ruta sobrio y con la voz intacta.-   

Lugar: Orfeo Superdomo - Fecha: 24/03/2012

martes, 3 de abril de 2012

Una guerra en si bemol

Juan Carlos Baglietto, circa 1982
Por Néstor Pousa 

Probablemente pocos acontecimientos socio-políticos hayan tenido tanta incidencia directa sobre el desarrollo del Rock en Argentina como lo tuvo la Guerra de Malvinas, epopeya que comenzó el 2 de abril de 1982.
Además de significar un hecho cruento, traumático y doloroso para toda la sociedad, marcó el principio del fin del gobierno de facto que buscó con la recuperación por la fuerza de un territorio indudablemente argentino, la posibilidad de perpetuarse en un poder que ya se le estaba escurriendo entre los dedos.
La heroica gesta de un puñado de chicos en las heladas aguas del Atlántico Sur a las órdenes de oficiales y suboficiales que se debatían entre el deber a cumplir y sus propias limitaciones técnicas y humanas, es un hecho que marcó a más de una generación y que recordaremos de por vida, reconociendo que el fin era absolutamente noble pero el medio elegido distaba de ser el más conveniente. Hubo también una manipulación especulativa del sentimiento de redención y patriotismo por parte de los autores ideológicos de aquel improvisado plan, con el que cada uno de nosotros en mayor o menor medida nos sentimos tocados. Desde los discursos y arengas por cadena nacional que con tono triunfalista y desafiante aseguraban: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”, hasta titulares con los falsos pronósticos: “Estamos ganando”; hubo otras estrategias que implementó el gobierno militar. Entre ellas la absoluta prohibición de difundir, en los medios masivos de comunicación, música en idioma inglés, cualquiera sea el intérprete, con la intención de generar un sentimiento de rechazo y odio -que en mucha gente nacía espontáneamente- ante todo lo que provenga de la cultura anglosajona. Sin diferenciar si se trataba de Margaret Thatcher (Primera Ministra de Gran Bretaña durante el conflicto bélico), Shakespeare o Los Beatles, todo lo que tuviera ese origen debía ser repudiado.
Fue así que los programadores de radio y televisión se vieron obligados a echar mano a discos olvidados y tapados en polvo, paradójicamente algunos de ellos hasta ese momento prohibidos por esa misma censura. Esto provocó un verdadero suceso con la música popular argentina, y en ese contexto entraba el Rock del País, que tuvo un impulso de difusión que jamás había tenido hasta ese momento, pero con el sabor amargo del motivo que había originado ese fenómeno.

Un monstruo grande y pisa fuerte. “Aún resuenan los acordes de una guerra en si bemol, sin ninguna melodía…”, dice la letra de Fito en la voz de Baglietto. Tratando de crecer (del álbum Baglietto, 1983) se convertía en uno de los principales temas de la banda de sonido de Los chicos de la guerra (1984), película de ficción y testimonial del director Bebe Kamin basada en el libro homónimo de Daniel Kon, que es el primer antecedente cinematográfico referido al conflicto armado en los mares del sur. En la película, que con un alto contenido dramático cuenta la historia de tres jóvenes de distintos estratos sociales que son enviados a combatir en las islas, Juan Carlos Baglietto aparece interpretando esa canción que dedica a los chicos de la guerra.
En la nueva temática del rock empezaban a surgir algunas respuestas a los interrogantes que la posguerra nos había dejado junto con su nefasto saldo de muerte, angustia e impotencia, y fueron muchos los artistas que en el Festival de Rock La Falda ’83 se hicieron escuchar, ya sea con su palabra o con su canción.
Charly fiel a su estilo, le ponía una cuota de ironía al asunto con No bombardeen Buenos Aires, en donde suplicaba que: “¡No bombardeen Barrio Norte! no nos podemos defender…”
Alejandro Lerner estrenaba La isla de la buena memoria (del álbum Todo a pulmón, 1983), la historia en carne viva de un soldado argentino que marchaba a combatir a la isla y daba cuenta de sus vivencias en un conmovedor relato, con una carta para su madre: “Madre me voy a la isla, no sé contra quién pelear, tal vez luche o me resista o tal vez me muera allá. Creo que hace mucho frío por allá, hay más miedos como el mío en la ciudad. Qué haré con el uniforme cuando empiece a pelear, con el casco y con las botas, ni siquiera sé marchar…”.
Raúl Porchetto hizo que su himno mántrico Algo de paz cobrara un sentido distinto al de otras oportunidades, pero también mostró un tema nuevo, Reina Madre (del álbum homónimo de 1983), en este caso era la mirada reflexiva de un soldado inglés sobre una guerra que tampoco él terminaba de comprender: “Pero madre ¿qué está pasando acá? son igual a mí y aman este lugar, tan lejos de casa que ni el nombre recuerdo ¿por qué estoy luchando? ¿por qué estoy matando?”
La oportunidad hubiera sido ideal para que las casi 9.000 almas que asistieron a cada una de las seis noches cantaran a coro los versos de Sólo le pido a Dios, pero justo ese año, por problemas de salud, León faltó a la cita.-

Extracto del libro “La Falda en tiempo de Rock” © Néstor Pousa, 2009, Arkenia Ediciones.

sábado, 17 de marzo de 2012

The Wall en vivo: la octava maravilla

Waters y el demoledor comienzo de The Wall en vivo
La actual versión de “The Wall”, obra maestra de Roger Waters con Pink Floyd, quedará en la historia como el gran show de rock & roll de estadios de todos los tiempos. Argentina fue record con 9 fechas.
                                
RECITALES DE COLECCIÓN

Por Néstor Pousa © 2012  

El chofer del bus que nos depositaría en Buenos Aires recomienda enfáticamente que a partir de las cero horas mantengamos cerradas las cortinas de las ventanillas, con el nuevo día comenzaba un paro de colectivos y podría haber alguna agresión con los que se encuentren en la ruta. Inesperado paradigma para explicar la clave de la trama argumental de The Wall, la obra maestra con forma de disco creada por Roger Waters con Pink Floyd en 1979. El origen es el miedo y sus consecuencias: Fear builds walls (el miedo construye paredes), precisamente fueron los miedos del pequeño Roger que ya de adulto y convertido en estrella de rock, logró exorcizar para convertirlos en una de las producciones más trascendentales e inmortales del rock mundial.
Su actual versión en vivo -los diarios y la tele no hablan de otra cosa- pasó por Buenos Aires con nueve fechas record, batiendo los conseguidos por los Rolling Stones y Soda Stereo, y logrando que nadie se mantenga indiferente. Nadie. Ni los no iniciados, ni mucho menos los avezados en Pink Floyd querían perderse la oportunidad de estar. A medida que se gastaban las primeras fechas la ansiedad aumentaba por los comentarios de los primeros adelantados, todos volvían flasheados, pero ¿qué era lo que habían visto puertas adentro del estadio de River?
La ciudad de la furia está demasiado convulsionada por estos días, no hace falta ser muy perceptivo para darse cuenta que la gente no vive como quisiera en esa enorme y atrayente ciudad. Los taxistas son un tester de violencia del clima social pesado, sin embargo el jueves 15, el otro clima, el meteorológico era ideal. No obstante llenar una cancha con más de 45.000 personas es una tarea lenta que primero te obliga a una larguísima fila y después a una amansadora poco menos que insoportable. Una vez adentro la primera imagen es la del escenario armado sobre uno de los arcos y el incompleto muro de enormes ladrillos blancos que atraviesa la cancha a lo ancho, el resto es la gente ingresando mansamente.
A las 21.15, con puntualidad hasta en el tiempo de tolerancia, los altavoces anuncian que la espera terminó y que se pueden tomar fotos pero sin flash porque afectarían a la muestra, recién entonces aparece Roger Waters con su invariable vestimenta de remera y jeans negros y zapatillas blancas.
El show se compone de las canciones tocadas en el orden que aparecen en el álbum, un dato obvio ya que el disco es una obra conceptual, una única historia de principio a fin. Pero los primeros quince minutos son cruciales, conmocionantes, tan perturbadores como el comienzo de la película Rescatando al Soldado Ryan (Steven Spielberg, 1998). Waters tras los saludos de cortesía es investido en escena como el seudo dictador de largo sobretodo de cuero negro, brazalete rojo y rayban, la banda arremete con la intro de In the flesh?, y comienza la acción en el sentido estricto de la palabra, ya que el estadio se transforma en un pandemónium, la larga pared longitudinal de más de 100 metros cobra vida y es ahora una enorme pantalla de increíble alta definición que devuelve imágenes en vivo y otras pre producidas, las cajas de sonido estratégicamente instaladas en lo alto de las tribunas producen un efecto envolvente, los fuegos de artificio y el avión estrellándose entre medio de lenguas de fuego real completan la imagen que deja a todo el mundo atónito y con la mandíbula a la altura del pecho.     
En los siguientes tres movimientos (The thin ice, Another brick in the wall parte 1 y The happiest days of our lives) uno no logra salir del estupor y el mutismo,  la performance excede el escenario, se traslada a todo el estadio y uno forma parte de eso. Por suerte la marcha de Another brick in the wall parte 2 empieza a descomprimir la presión en el pecho, es uno de los hits del disco y un coro de niños con remeras luciendo aquella frase (Fear builds walls) acompañan en escena a Waters para la célebre crítica a los sistemas educativos opresores. Ahora que las pulsaciones bajaron y la respiración fluye mejor, podemos disponernos a la prosecución de esta obra de arte atemporal que gracias a la tecnología adquiere ahora una nueva dimensión.
La historia continúa como ya es conocida, con todas las circunstancias que alteran y deterioran el estado físico y mental de Pink, el personaje central en la ficción. Pink es el alter ego de Waters, y Waters personifica en vivo a Pink, una interpolación continua de personalidades que mezcla fantasía y realidad y van completando los bloques faltantes del muro con los traumas de la guerra, la sobreprotección materna, la sociedad de consumo, el capitalismo, las presiones por ser una celebridad, los fracasos sentimentales, el sexo, la alienación, las drogas y la autodestrucción.
Los puntos más altos, aunque la tensión nunca decae, son: Mother (sobre la relación con su madre), Goodbye blue sky (un estremecedor alegato antibélico); la trilogía de Empty spaces, Young lust y One of my turns, (sobre los desengaños amorosos), Hey you (otro de los hits) y la magistral Confortably numb, verdadera joya que se recorta con brillo propio del resto del material. Para el desarrollo de las canciones es tan importante la impecable banda, como los efectos visuales que proyecta la descomunal pantalla que va ilustrando la historia con primeros planos de Waters, con las consignas que remarcan las letras y con las figuras animadas de The Wall, la película, versión cinematográfica del genial Alan Parker estrenada en 1982 que estiró la fama mundial del disco y la convirtió en la ópera rock por excelencia.
El desenlace se acerca con Run like hell y el protagonista otra vez convertido en un alucinado dictador (alegoría del abuso de poder de una mega estrella de rock), pero que desea regresar a una vida normal. El juicio final animado (The Trial) lo condena a ser expuesto ante la gente, derrumbándose el muro que lo aísla y lo contiene. Así, con los músicos alineados al pie de los escombros llega el apoteósico final de una presentación histórica que quedará en las enciclopedias como el gran show de rock and roll de estadios de todos los tiempos.-

martes, 13 de marzo de 2012

Dolmen: el regreso del juglar

EL NUEVO DISCO DE RICARDO SOULÉ

Por Néstor Pousa © 2012

A Ricardo Soulé le resulta difícil explicar que significa Dolmen y por qué le puso ese nombre a su nuevo disco. Soulé, ex integrante de Vox Dei banda pionera del Rock Argentino (ver bio condensada), bien podría sentarse a gozar de los beneficios de un magnífico repertorio histórico, sin embargo revalida su vigencia con diez nuevas canciones en un disco aparecido durante 2011 y concebido junto a La Bestia Emplumada, banda que debutó en La Falda en el verano del 2004 (Ciclo Dinosaurios), y que hoy integran Gabriel Soulé en voz y guitarra, el Tano Colautti en bajo y el australiano Chris Nable en batería.
Dolmen: palabra de origen celta de más de 10.000 años, que define a una enorme mesa construida en piedra; pero en el cosmos personal de Soulé es una especie de lugar sagrado y místico que recita historias de otros tiempos y cuenta leyendas que vendrán.
Dolmen también es el nombre de este excelente trabajo de Ricardo Soulé, en el cual expone su convicción por el rock y el blues que viene ejerciendo desde hace más de 40 años. Es un disco donde predominan las guitarras con el pulso inconfundible del autor de Presente. Tan inconfundible como sus textos épicos y su poesía ancestral, que fluye en cada una de las composiciones.
Tiene invitados de lujo como el Chizzo Napoli, cuya admiración por Ricardo es tan recíproca que al líder de La Renga le cedió el honor de ser la voz que abre el disco, en Dolmen, la canción.
Riff de guitarras abundan, en Cisnes (con Manuel Quieto de invitado), Zebedeo, Selene y Violino, en este último Ricardo desenfunda su otro instrumento base, el violín.
Dos perfectas baladas cambian el ritmo, Refugio y Perlada; y también está Corder que merece ser un hit. Con el tema Iván el músico y padre salva alguna especie de trance con su hijo menor, “mira Iván no esperes un minuto más y déjame la puerta abierta que al marcharte yo iré detrás”, canta sobre una base de jazz rock que en el vivo permite una inspirada improvisación de la banda.
Hasta aquí el nuevo disco vale su precio, pero hay una yapa excepcional con tres bonus tracks de versiones de viejos temas: El manto de Elías - Obertura 1er. Movimiento (con Iván Soulé en voz y guitarra) perteneciente a la remake de La Biblia de 1997; y La Taberna del Tejo y Viejos amigos en la ciudad en donde La Bestia Emplumada saca a relucir el rock and roll.-

Vox Dei: bio condensada. Vox Dei es una de los nombres fundacionales del Rock en Castellano en Argentina. Se formó en 1968 y su ficha inicial era un cuarteto. El primero en abandonar la banda fue Juan Carlos “Yody” Godoy (guitarra rítmica y voz) quien se alejó en plena grabación de “La Biblia según Vox Dei”, su obra magna de 1971. Los otros tres, Ricardo Soulé (guitarra y voz), Willy Quiroga (bajo y voz) y Rubén Basoalto (batería y voz) siguieron como trío incrementando su rica historia y editando discos emblemáticos. Pero las peleas y diferencias internas produjeron varias idas y regresos de Soulé, hasta que se alejó definitivamente antes del año 2000. Quiroga y Basoalto incorporaron al guitarrista Carlos Gardellini y continuaron con Vox Dei, lo que molestó a Soulé quien consideraba que no debían seguir con ese nombre. En noviembre de 2010 muere Rubén Basoalto y echa por tierra la posible reunión de la formación original que se venía proyectando. Sin embargo Vox Dei sigue adelante, ahora con Simón Quiroga, hijo del bajista, en la batería. De esta manera las diferencias entre Ricardo y Willy se volvieron cada vez más irreconciliables.-

lunes, 27 de febrero de 2012

Ricardo Soulé: tributo a Vox Dei

La Biblia según Soulé
RECITALES

Por Néstor Pousa © 2012

El Pungo por el Camino de los Artesanos en La Cumbre se convirtió en los últimos años en el escenario preferido de Ricardo Soulé en Córdoba. Es como la Taberna del Tejo de la que habla en su canción ("La taberna del tejo es el único sitio donde puede escucharse entre voces la voz…”). Allí concurrió con distintas formaciones y hasta fue el lugar para estrenar sus últimos discos solistas.
Lo del sábado a la noche -madrugada del domingo- tuvo algunas características especiales. Si bien el afiche decía SOULÉ - VOX DEI, aclarando que lo que se venía era un tributo a su exbanda, lo cierto es que el músico -uno de los pilares del rock y blues en Argentina- revalida su vigencia con un flamante disco titulado Dolmen, lanzado en 2011 y con mayoría de estrenos que respetan la calidad de lo mejor de su historial.
El formato en esta ocasión fue eléctrico y en dúo, con Richard en guitarra eléctrica, voz, violín y armónica; acompañado por su hijo mayor, Gabriel Soulé en guitarra eléctrica y voz; y el prometido tributo existió con una extensa visita por lo mejor de Vox Dei, a su obra magna La Biblia (Libros sapienciales, Génesis, Las Guerras), a los rocks que marcaron una época (Gata de noche, Jeremias pies de plomo, La verdadera historia de Sam el montañés) y a otros hits indiscutidos de la banda (Prométeme que nunca me dirás adiós, Ritmo y blues con armónica, Presente).
En un show que fue irreprochable por el repertorio e impecable en la interpretación, hubo momentos de brillantez: en Espectros (I y II) con Ricardo en violín; o durante el inspirado pasaje instrumental de Iván (dedicada a su hijo menor y correspondiente a Dolmen) o en la estremecedora belleza de Plegaria, canción que le escribió a su padre.
El dueto con Gabriel es perfecto en las segundas voces y virtuoso en los solos de viola, y tuvo su momento solista en Yo soy el mismo. Gaby Soulé, además, tiene su propio proyecto, el power trío Crater, del que pronto habrá un registro disponible.
Pero el nombre de Ricardo Soulé permanecerá indivisible al de Vox Dei, más ahora que es imposible pensar en reunir al legendario trío con sus piezas originales y escuchar esas canciones a través de él es una de las posibilidades más fieles de recrear esa parte fundamental del Rock en Castellano.-

lunes, 13 de febrero de 2012

Cosquín Rock 2012: crónica e iluminaciones

Charly & The Prostitution
Finalizó el domingo una nueva edición del Cosquín Rock. La misma estuvo dominada por el homenaje permanente a uno de nuestros máximos referentes de la música, Luis Alberto Spinetta.

COBERTURA ESPECIAL
                                                                                                
textos: Néstor Pousa / fotos: Manuel Pousa

Dos días antes del comienzo se sabía que esta nueva versión de festival de rock más importante de nuestro país en la actualidad, la número doce sin solución de continuidad, no iba a ser una más. Tras la repentina y dolorosa muerte de Luis Alberto Spinetta, quedaba claro que el evento se convertiría en un espontáneo y permanente homenaje a quien fuera, indiscutiblemente, uno de los máximos referentes de la Música Popular de Argentina, a la vez que animador de estos encuentros en varias de sus ediciones. Un artista completo que se expresaba a través de la música, iluminando con su poesía al Rock en Castellano desde el instante mismo en que este nació.
Propios y extraños, músicos que comparten o no, similitudes estéticas con el Flaco, no iban a dejar pasar la oportunidad de mencionarlo o animársele a recrear alguno de sus temas. En este último rubro prevalecieron las versiones de clásicos de Pescado Rabioso, la veta más rockera y visceral de Spinetta, y por tal la más accesible a la hora de ser tocada por músicos de otros estilos del rock.      
IKV: regreso y homenaje

Así, la más conmovedora fue primera jornada en la que estaba prevista la actuación de Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur (el esperado regreso de los Illya Kuryaki & the Valderramas), que había sido ratificada ante la duda que se pudieran bajar de la grilla. No fue así, y en cambio la actuación de la banda del Dante fue uno de los picos de emotividad más altos de las tres jornadas, emoción que solamente pueden transmitir los artistas. Ver en escena a un músico profesional como Dante, haciendo un homenaje a su propio padre ídolo del Rock y fallecido tan sólo 48 horas antes, es algo muy fuerte que jamás pensé que iba a presenciar en vivo. Las fotos de Spinetta disparadas por las pantallas gigantes mientras la banda interpretaba Post crucifixión (un hit de L.A.S. con Pescado) te ponían los pelos de punta; o cuando el Dante luego de su descomunal solo de viola en Virgen de riña y conmovido hasta las lágrimas, dijo: "Gracias Papá". Absolutamente todos recaíamos en la incredulidad de no poder ver más arriba de un escenario al artista homenajeado.
Wallas: el inefable frontman

Las menciones habían comenzado con Massacre y un cover de Ana no duerme (Almendra) con el inefable frontman que es Wallas enfundado en una vieja remera de Pescado Rabioso. Lo mismo para Calle 13, así como adhirieron a la causa “Famatina no se toca”, lo hicieron con el homenaje al papá de su amigo Dante, y aún sin ser del palo del Rock Argentino se atrevieron con Todas las hojas son del viento cantada por PG13 la voz femenina de la banda, hermanastra del líder René Pérez Joglar. Lo de la Calle 13 merece una mención, los puerrtorriqueños cumplieron una de las actuaciones más efusivamente festejadas en el escenario principal. Todavía cuestionada su presencia por no ser un número de rock, aportaron una buena porción de público propio a las 45.000 almas que abarrotaron el aeródromo ese viernes.  
El cierre de esta jornada estuvo en manos de Charly García quien fue derecho al grano con Rezo por vos (único tema que comparte autoría con L.A.S.) y las imágenes de ambos flotando en las pantallas. Tan lúcido como siempre, pero sin animarse al principio a mencionarlo con nombre y apellido, García estampó un hermoso mensaje de amor y esperanza: "Todos sabemos que son días difíciles, y sabemos por qué. Acá falta algo, pero se puede ser feliz también con ese recuerdo" (García dixit).
Otra mención destacada para el show de Charly, uno de los mejores que le vimos en estos tiempos terapéuticos, haciéndose cargo de todas las partes vocales, por momentos con alguna deficiencia, pero ya sin el apoyo de alguien imprescindible como Hilda Lizarazu. La súper banda a la que bautizó The Prostitution, suena poderosa y flexible para recrear cualquier fase de la extensa carrera del ex Sui Generis; y el otro dato clave es el repertorio, con joyas que era impensado volver a escuchar en vivo, como Instituciones, Canción de Alicia, No llores por mí Argentina, Rasguña las piedras, Piano Bar, Canción para mi muerte y hasta la mismísima Popotitos. Una lista infalible del Increíble Sr. García, el que todo lo que toca lo convierte en hit, además de ser el único prócer que tuvo la grilla de esta edición.-

Postales de 3 días de rock. Santa María de Punilla es un pueblo ubicado a la vera de la Ruta Nacional 38 y el río, promediando geográficamente el departamento Punilla. Su población estable es de unos 8.000 habitantes que durante el festival ven quintuplicarse esa cifra, eso hace muy elogiable y digna de imitar la actitud hospitalaria que demuestran los locales.
El sábado, segundo día, temprano y con sol arriba, pasó el Negro García López (guitarrista de la banda del García más célebre), los españoles de Marea y Guasones
Fernando de Catupecu


Después hubo seguidilla de números clásicos del festival: los hiperactivos Catupecu Machu; Las Pelotas, que mantienen el presentismo intacto en las 12 ediciones a la vez que dieron un gran show y Skay con su eficaz repertorio propio y obviando la posibilidad de ofrecer una lista con más temas Redondos (concederlo alguna vez sería un premio para la gente y para él). Distinto criterio eligió Ciro y Los Persas en el espectacular cierre de esta jornada, reflotó cosas de Los Piojos que hacía rato no se escuchaban en vivo. En algunos incluso pifió la letra, paró la banda y volvió a arrancar (Como Alí) pidiendo el auxilio de la gente. La imagen de Ciro en la pasarela envuelto por las banderas agitadas por sus fans fue la postal de esta noche.
Ciro abanderado por los fans

En el segundo escenario emplazado en el lejano extremo opuesto del aeródromo registró convocatorias notables en las tres jornadas, destacándose la de Patricio Santos “Pato” Fontanet al frente de Casi Justicia Social, algo así como el alter ego de Callejeros, un fenómeno que ni la polémica, ni el rechazo que provocan en algunos ámbitos, pueden tapar. Fontanet que estuvo alojado en un hotel de La Falda, prefirió no responder a las preguntas de la prensa local.
Siguiendo con el segundo escenario, la noche Reggae fue la segunda de mayor convocatoria, y en tercer lugar quedaron los Heavys, que además de la presencia de los pesos pesados argentos contaron a su favor con el único número internacional, la banda de trash metal Anthrax. Aunque los estadounidenses parecen haber traído a las producción más dolores de cabeza que satisfacciones, sólo la chapa de sumar a uno de los Big Four en la cartelera.
Sería injusto dejar afuera al tercer escenario en el hangar, que se convirtió en una interesante alternativa para la gran cantidad y calidad de bandas emergentes.
Las Pelotas: cobró el presentismo

Coincidencias entre el Cosquín Rock 2012 y La Falda Rock 92: hubo dos bandas que hace 20 años debutaban ante una audiencia masiva en el festival faldense, que el fin de semana volvieron a juntarse en un festival, ellas son Las Pelotas e Illya Kuryaki & the Valderramas. Y no es el único dato curioso, ambas ediciones contaron con el cierre de Rata Blanca.
La acostumbrada conferencia de prensa con la producción del ciclo dejó como siempre jugosas frases de José Palazzo. Cuando un periodista le reclamó por mejores condiciones de trabajo para la prensa independiente, Palazzo le respondió con una pregunta: “¿Esa remera es oficial?”, el reportero lucía un modelo de merchandising trucho. Otras frases del productor cordobés: sobre la impecable presentación de García dijo: “Con Charly todavía sufro más de lo que disfruto” (en referencia a los contratiempos que le ocasionó en el pasado cercano). Y aseguró que con Santa María de Punilla tiene contrato por dos años más, y el festival estaría asegurado en la misma locación, a la que no hizo otra cosa que ponderarla. A su vez prometió redoblar esfuerzos para en el próximo año poder contar con la figurita difícil, la que tiene la cara de Andrés Calamaro, una cuenta pendiente del ciclo. 
El domingo, la noche de clausura, tuvo a Juanse al frente de su proyecto solista arrojando flores blancas al público en nombre de todas las bandas de Spinetta; a los uruguayos de La Vela Puerca con la potencia del rock mestizo que traen del otro lado del gran río y en las antípodas de la prolijidad a Pity Álvarez y Viejas Locas. El emblemático rockero de los monoblocks alternó buenas y malas. En el gran caos organizado que despliega, por momentos te deja con la boca abierta por la potencia de la banda, y al rato pela algo propio de la Bizarren Party. Pateó el tablero dedicando el show a Bam Bam Miranda, aunque después se sumó a las filas balbuceando algo parecido a Rezo por vos y con un graffitti que decía “Aguante el Flaco!!!”
Giardino y Rata Blanca: un gran cierre

Por fin el cierre de Rata Blanca y un show súper profesional con uno de los mejores violeros nuestros, Walter Giardino. Fuera de programa zaparon, pero en gran forma, el Despiértate nena de Pescado Rabioso y fueron un broche de alta calidad.
Una frase de Charly, cuando no, bien podría sintetizarlo todo: “La vida es una droga a la que se le pasa el efecto”.-