martes, 10 de mayo de 2011

Alan Parsons: la vigencia retro

Alan Parsons en Orfeo (foto: LaVoz.com.ar)
El músico, compositor y productor inglés llegó por segunda vez a Córdoba para presentar su Alan Parsons Live Project, banda con la que revisa sus clásicos 70/80.
 
RECITALES
 
Por Néstor Pousa © 2011
 
El músico inglés Alan Parsons llegó a Córdoba por segunda vez para presentar una selección de sus más grandes éxitos, aquellos que inundaron las discotecas y las radios en la segunda mitad de los 70’s y primera parte de los 80’s, y lo convirtieron en una celebridad musical. Un show similar al realizado en la capital cordobesa en enero de 2005, y en el mismo espacio: el Orfeo Superdomo.
El dato tan repetido como insoslayable cada vez que se escribe una reseña sobre Alan Parsons es la referencia a sus inicios en la música, los que no fueron precisamente arriba de un escenario sino en un estudio de grabación. El por entonces joven Parsons formaba parte del staff técnico de los míticos Estudios Abbey Road en Londres, allí participó como asistente de grabación de los dos últimos legados Beatles, los álbumes Abbey Road (1969) y Let it be (1970). Pocos años después, ya al mando de la consola, registró un disco fundamental, Dark side of the moon (El lado oscuro de la luna, 1973) de los Pink Floyd. No fueron estas sus únicas intervenciones como ingeniero de sonido, pero sí las que calificaron su curriculum para que pudiera saltar al otro lado del vidrio y junto a su colega Eric Woolfson fundar Alan Parsons Project, banda con la que su nombre ganó notoriedad mundial en la época en que desde el norte del continente nos importaban la música disco y en Inglaterra reinaba la progresiva.
El astuto Alan, o vio el filón o bien por buscar un sello distintivo, conjugó ambos estilos en boga, y con el pulido sonido que dotaba a sus trabajos llegó a grabar títulos emblemáticos (I Robot, Pyramid, The turn of a friendly card, entre otros) que forman parte de este viaje retrospectivo que aún hoy mantiene en vigencia a la banda sonora de aquellas dos décadas.

En eso se basa su actual performance en vivo, a la que rebautizó Alan Parsons Live Project, un mínimo agregado en el nombre fue suficiente para no vulnerar del todo la marca registrada de origen ahora que Woolfson no está, pero a la vez para que a nadie le queden dudas de qué se trata.
En escena Parsons se comporta como un director controlándolo todo desde las alturas de su tarima central, pero aporta lo mínimo a la hora de cantar, tocar la guitarra (su principal instrumento) o los teclados. En el llano el gasto lo hace una banda conformada por músicos estadounidenses, para nosotros ilustres desconocidos. Casi todos ellos a su turno cantan, aunque la voz solista principal es la de P.J. Olsson, un vocalista tan hiperactivo que contrasta con la pachorra de su líder. Lo siguen Alastair Green en guitarra, el histriónico Todd Cooper en saxos y guitarra acústica, Guy Erez en bajo, Danny Thompson en batería y Manny Focarazzo en teclados.
En la lista de temas es anecdótica la inclusión de All our yesterdays (la única novedad) ya que el resto -casi todos festejados por una audiencia mayormente adulta- eran los que se esperaban escuchar. A saber, los clásicos instrumentales que abastecieron de cortinas a más de un programa informativo o deportivo: I Robot y Luciferama (un middle entre Lucifer y Mammagamma). Los lentos (Don't answer me y Time) que aún hoy -o mucho más hoy- tienen esa capacidad para desatar suspiros en la platea femenina y en más de un varón romántico. Y después los pasajes más ambiciosos de aquellos discos que fueron concebidos como álbumes conceptuales, en este sentido se destacó particularmente la suite compuesta para el álbum The turn of a friendly card (“La suerte de una buena carta”, tradujo Parsons, en su única frase en español de toda la noche). Este segmento de cinco movimientos y la parte final del show con Sirius, Eye in the Sky y los bises Old and wise y Games people play, fueron lo más intenso del show y lo que logró hacer saltar de sus cómodas butacas a un público que se había mostrado gozoso pero que hasta ahí ni siquiera se había despeinado.-

domingo, 1 de mayo de 2011

Ricardo Soulé: 40 años de “La Biblia según Vox Dei”

El guitarrista, cantante y compositor de Vox Dei, se presentó en El Pungo de La Cumbre en dupla con su hijo Gabriel Soulé. Evocó pasajes de la obra magna “La Biblia según Vox Dei”, a cuatro décadas de su lanzamiento.

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2011

Son las 2 de la mañana del domingo y el reguetón revienta adentro del pub, dando así comienzo a la segunda parte de la noche. Las féminas se menean sensualmente al compás del ritmo que desterró a la cumbia, mientras los del género opuesto dejan ver brillar su colmillo.
En la casa que está en la parte de atrás, que hace las veces de vivienda, back stage, camarines, oficina de producción, el mate circula entre el grupo de gente. Ricardo Soulé recién termina su show y ahora conversa distendido y cuenta historias del Rock Nacional. La charla va y viene, desde Miguel Abuelo y Tanguito hasta La Renga que esa noche toca en Carlos Paz. Hablamos de Vox Dei, de su pena por la temprana y reciente partida de Rubén Basoalto, el baterista; de su sensación de impotencia porque Willy Quiroga, el bajista, insista en utilizar el nombre de la legendaria banda aunque en ella hoy sólo figure él.
Los músicos necesitan tocar, por eso aunque no disponía de la compañía del resto de los integrantes de La Bestia Emplumada, su actual banda, Ricardo presentó esa noche en El Pungo de La Cumbre un formato distinto, que no es común de ver y por eso muy atractivo, y hacia allá nos fuimos con Lucas Fernández, conductor del programa radial Mamá Rock (lunes a viernes de 16 a 18 hs. por Radio Nacional Córdoba)
Un par de guitarras eléctricas para versionar a Vox Dei y las voces de Ricardo Soulé y su hijo mayor Gabriel Soulé fueron suficientes para repasar algunas de las principales páginas del trío.
Muy poco por decir por parte de Ricardo en escena, tan sólo una mención al aniversario número 40 de la edición de La Biblia Según Vox Dei, una obra conceptual insoslayable, que fue fundamental en el devenir del Rock en Castellano. Tan importante es ese trabajo, como sorprendente que a cuatro décadas de su publicación no se haya realizado alguna celebración con la jerarquía que se merece. Síntomas de este bendito este país y su abulia por lo cultural, aunque todavía estamos a tiempo de salvar la omisión.
Lo cierto es que para Soulé no puede pasar inadvertido este acontecimiento, aunque para rememorarlo esa noche recree solamente un pasaje del mítico álbum doble que es venerado por más de una generación. Ricardo eligió los Libros Sapienciales (“De sol a sol labrando tierra tendrás tu pan, todos los ríos van al mar…”), acompañándose por su violín, un detalle psicodélico, porque: ¿qué otro músico utiliza este instrumento hoy en día en vivo en nuestro rock?
El resto del show, íntimo y compacto, demasiado breve por marcar algún desliz, ya que fueron nada más que doce temas en el tiempo que dura un vinilo, se completó con otras preciosas gemas de su producción. Abrió con la autorreferencial El Cantar del Juglar en juego de voces con Gabriel. Rescató momentos de intenso rock y blues, como Al Rey, a mí y a vos, La verdadera historia de Sam el montañés y Gata de Noche, a los que por esta vez no les hizo falta bajo y batería.
Los músicos calentaban sus gargantas y los parroquianos sus corazones, y tras el ya mencionado momento dedicado a La Biblia, le siguió la hermosa balada Quiero estar seguro de vivir dónde se lució la profunda voz de Ricardo; y una seguidilla de hits: Prométeme que nunca me dirás adiós, Ritmo y blues con armónica y Presente. Un bloque demasiado bueno al que un repentino e inesperado “Buenas noches, muchas gracias” y ningún bis se encargaron de cortarle el mambo.
Con todo lo conciso que nos pareció, sea por la obra, por los intérpretes y por el acontecimiento, fue todo un privilegio poder estar presentes en este show de Ricardo Soulé solista, tributando a su manera a su propia banda Vox Dei.-


La Biblia Vox Dei, obra magna


lunes, 25 de abril de 2011

FESTIVAL DE ROCK SOLIDARIO A BENEFICIO DE LOS HERMANOS BUSTOS FIERRO

Viernes 29 de abril a las 22 hs.

Se estarán presentando las bandas:
JUAN TERRENAL
ESTEBAN KABALIN
PEQUEÑO SER
SYNESTHESIA
LA TRAKTORA
En REFUGIO GUERNICA (Tillard 115 - Cba.)
Entrada Gral.: $15 (Toda la recaudacion de boleteria seria donada)
Organiza: BANG BANG Producciones
Adhieren: FERNANDO CABALLERO BACK LINE - ESPINILLO SALA DE ENSAYO - BLIND PROFESSIONAL BACK LINE
Evento Facebook:
http://www.facebook.com/event.php?eid=202731133101176
www.unmilagroparaagustin.com

miércoles, 23 de marzo de 2011

The Tristes: de todo menos dormir

The Tristes y Wonko
La banda de Germán Arrascaeta y el fotógrafo Matías Wonko participaron de la segunda fecha del ciclo “Imágenes Sonoras” organizado por el Centro Cultural España Córdoba.

MÚSICA + FOTOGRAFÍA

Por Néstor Pousa © 2011
 
El programa lo explica así: cuatro bandas de la escena indie cordobesa forman binomios con cuatro jóvenes fotógrafos cordobeses para que música e imagen dialoguen y se retroalimenten. Durante un mes que durará el ciclo cada fotógrafo realiza una exploración estética en conjunto con la banda a partir de la música de ésta y el perfil del artista visual, culminando con un acústico en el jardín del CCEC (sigla del Centro Cultural España-Córdoba) donde, de manera paralela al show, se proyectan las imágenes.
La atractiva propuesta nos llevó a largarnos a la capital cordobesa un viernes a la noche. Aunque el otro motor del viaje era ver por primera vez en vivo a The Tristes, la banda del periodista Germán Arrascaeta, cronista musical de la sección espectáculos de La Voz del Interior.
El 18 de marzo fue la segunda fecha del ciclo, y presentó a The Tristes con intervención de Matías Wonko, fotógrafo que convivió durante un mes con los músicos para esta presentación.
Las fotos en blanco y negro de Matías fueron el lenguaje visual que dialogó con la música de The Tristes en su set semi acústico, que se basó en las canciones de Menos Dormir, su segundo disco, editado en 2010.
The Tristes es el actual proyecto musical de Germán Arrascaeta, ex integrante en el ocaso de los 80’s de la banda dark El Final de Árboles; y ex líder de La Cosa, stoners que visitaron La Falda durante la última edición del Festival de Rock en 2002.
El socio principal de Arrascaeta en The Tristes es el guitarrista Raúl Guzmán - el binomio firma la mayoría de los temas- y el resto de la formación es volante. Esa noche se completó con Sebastián Tranchet, quien se destacó en la guitarra eléctrica; Ignacio Ortiz Morán correcto en la batería y Carlos Sada -integrante de Sullivan y habitual invitado de la banda- digitando con certeza las cuatro cuerdas de su Hofner zurdo a lo Mc Cartney.

El pequeño anfiteatro a cielo abierto del último patio que tiene el CCEC es un lugar con onda y con historia, y alberga muchos de los eventos que allí se organizan. El único problema es la molestia que a los vecinos cercanos les ocasiona lo que ellos llaman "ruidos molestos", pero que en realidad no es otra cosa que música. Y eso que con buen criterio los recitales empiezan a un horario tan atinado como el de las 20.30, aunque se conspire con la convocatoria. Por suerte hay que decir que el público respondió masivamente al espectáculo por el que había que desembolsar la módica suma de $5 en concepto de bono contribución.
Arrascaeta es un músico de gustos finos, lo manifiesta a través de sus reseñas periodísticas en el matutino cordobés, y también en las letras que escribe para la banda. Como frontman no le saca el pecho a su función de tal, y canta a la vez que despliega unos bailoteos que contrastan con el quietismo del resto de sus compañeros. Alguna regla no escrita en nuestro rock dice que los músicos en escena deben permanecer estáticos y en actitud cool, Arrascaeta sin temerle al ridículo desafía esa norma tácita y así le da un matiz al vivo.
The Tristes hace un pop que no es liviano pero entretiene, sus influencias remiten al sonido inglés (Beatles, The Cure, Oasis) y las letras son de una sinuosidad atrayente. Los temas de Menos dormir, de escuetos nombres, tienen melodías seductoras a primera escucha y algunos estribillos que se adhieren rápido, nada más preciado para el pop. Buenos ejemplos son: “Ayer”, “Humos”, “Sado”, “Rata” y esa especie de hit que es “Rimas”. Mientras que “Stanley” (referencia al genial Kubrick) es la que contiene la frase “de todo menos dormir, en mi valija existencial” y un muy buen solo de viola al final para cerrar la placa.
Un interesante trabajo realizaron Los Tristes con Menos dormir, recomiendo este álbum que te motiva a pulsar el botón de repeat del autostereo, que más se le puede pedir hoy a un disco de rock..-
 
Acerca del CCEC. El Centro Cultural España-Córdoba fue creado el 7 de abril de 1998, en el espacio que hasta ese momento había albergado al Museo de la Ciudad y antes a la Sala de Exposiciones José Malanca.
Durante más de una década el centro ha desarrollado una atractiva cartelera de conferencias, presentaciones de libros, música, teatro, artes visuales, intervenciones sonoras, escenografías ambulantes, vídeos y danza.
Está ubicado en la histórica casona de la calle Entre Ríos al 40, también conocida como la casa Garzón Maceda. Es uno de los principales exponentes de la arquitectura doméstica cordobesa del siglo XIX y uno de los pocos que se conservan hasta el día de hoy. Como un testimonio vivo de la historia de nuestra provincia y nuestro país, es un lugar que merece ser conocido y visitado.-

sábado, 19 de marzo de 2011

Los Cantautores se encuentran en Alta Gracia

Afiche
Una idea que tuvo su antecedente a finales de la década del 80 en La Falda, ahora es reeditada, corregida y aumentada, en la ciudad de Alta Gracia del 23 al 26 de marzo. Chequeá la programación completa.

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2011

Dice la R.A.E. de “cantautor”: cantante, por lo común solista, que suele ser autor de sus propias composiciones en las que prevalece sobre la música un mensaje de intención crítica o poética.
Alguna vez, allá por el verano de 1989, La Falda reunía a los cantautores más encumbrados del país en un ciclo organizado por el recordado músico y productor BB Muñoz. El evento bautizado como El Cantautor -que consistía en una serie de recitales durante 44 noches de enero y febrero en la sala del malogrado Cine Teatro Rex con los más importantes cultores de ese estilo en el país- tuvo esa única edición en la ciudad serrana y alguna secuela en años siguientes en Buenos Aires, hasta desaparecer.
Ahora la idea se reflotó en Alta Gracia, corregida y aumentada, ya que a los recitales en vivo se suman una serie de charlas debate y talleres sobre la especialidad, algunos con entrada libre y gratuita, dictados por personalidades de la música, la composición y el canto.
La edición número 6 del Encuentro de Cantautores en Alta Gracia (Cba.) que en esta oportunidad protagonizarán prestigiosos músicos de Argentina y Uruguay, se realizará en el Auditorio del “Colegio Anglo Americano” (Buenos Aires 150) en la histórica ciudad cordobesa. Y un detalle: aquellas personas que concurran con niños, podrán dejarlos al cuidado de un “servicio de animadores” dispuestos por la organización.
Litto Nebbia, Pedro y Pablo, Mariana Baraj, Jenny Nager y el uruguayo Hugo Fattoruso son algunos de los nombres más importantes de la cartelera de conciertos que se llevarán a cabo los días 23, 24, 25 y 26 de marzo a partir de las 21,30 hs.
En tanto que en la lista de disertantes se anotan el periodista especializado Víctor Pintos y los músicos Miguel Cantilo, Marcos Luc, Horacio Sosa, Francisco Heredia, Adrián Abonizio, Juan Carlos Ingaramo y Hugo Fattoruso.
Las entradas para los conciertos se consiguen anticipadamente en Disquería María Callas (9 de Julio 241 - Córdoba capital) con un costo de $ 30 por noche y $ 100 el abono para las cuatro jornadas. En tanto que en la puerta el costo será de $ 40.-
Programa (frente)

PROGRAMA COMPLETO
Miércoles 23 de marzo
19:00 hs. Charla abierta entre el periodista Víctor Pintos y Miguel Cantilo (Entrada Libre y gratuita)
21:30 hs. Conciertos:
Edu Guzmán y Asinovale (Alta Gracia)
Sebastián Jantos (Uruguay)
Seba Ibarra (Chaco)
Pedro y Pablo (Buenos Aires)

Jueves 24 de marzo
19:00 hs. Mesa redonda sobre la canción cordobesa. Participan: Francisco Heredia, Horacio Sosa, Marcos Luc y Pipa Martin (Entrada Libre y Gratuita)
21:30 hs. Conciertos:
Mauri Córdoba y Nico Di Giácomo (Alta Gracia)
Julian Venegas (Rosario)
Lucas Heredia (Córdoba)
Alejandro Balbis (Uruguay)
Mariana Baraj (Salta)
Programa (dorso)

Viernes 25 de marzo
11:30 hs. Taller de canto y percusión a cargo de Mariana Baraj (costo $ 30)
11:30 hs. Taller de murga a cargo de Alejandro Balbis (costo $ 30)
19:00 hs. Mesa Redonda homenaje a María Elena Walsh. Participan: Coqui Dutto, Mariano Medina y Ceci Raspo (Entrada libre y gratuita)
21:30 hs. Conciertos:
Mariano Medina y Enrique Roitter (Córdoba)
Jenny Nager (Córdoba)
Sandra Corizzo (Rosario) junto a Marcela Passadore (Entre Ríos)
Hugo Fattoruso (Uruguay)

Sábado 26 de marzo
11:30 hs. Taller de canciones a cargo de Adrian Abonizio (costo $ 30)
11:30 hs. Taller de canto y vocalización a cargo de Sandra Corizzo (costo $ 30)
19:00 hs. Homenaje a Litto Nebbia, charla abierta con Adrian Abonizio, Juan Carlos Ingaramo, Hugo Fattorusso y otros (Entrada libre y gratuita)
21:30 hs. Conciertos:
Florencia Ruiz (Buenos Aires)
Lea Ben Sasson (Uruguay) y Florencia Mochi (Uruguay)
Andrés Ruiz (Buenos Aires)
Cristina Dall (Buenos Aires)
Litto Nebbia (Rosario)

jueves, 10 de marzo de 2011

Raly Barrionuevo: santiagueño cósmico

Raly Barrionuevo: paisano eléctrico
En un concierto emotivo, intenso y vibrante, el Raly demostró su gran poder de genuina convocatoria. Fue el cierre del ciclo “La Falda bajo las Estrellas 2011”.

RECITALES
 
Por Néstor Pousa © 2011
 
El concierto del santiagueño Raly Barrionuevo en el cierre del ciclo La Falda bajo las Estrellas fue intenso, emotivo, vibrante por partes iguales, y con altas dosis de compromiso y toma de conciencia que le conocemos; y el público que sabe de su performance, lo acompañó llenando el predio callejero desde horas muy tempranas.
El músico agradeció la fidelidad de las barras llegadas desde distintos puntos de la región para ver un show que tuvo en la diversidad estilística uno de los factores trascendentales de un músico que desde el folklore ancestral traspasa las fronteras musicales sin que le exijan visa.
Raly en escena es un frontman introvertido y un showman naturalmente carismático casi sin proponérselo. Un paisano eléctrico que no parece fingir autenticidad y al que no cuesta creerle el discurso, por eso, cualquiera sea el estilo que transite deja conformes a todos. Desde un comienzo introspectivo, solo y con guitarra pone en marcha el show con algunos temas de su último disco editado a la fecha: Radio AM, una antología nostálgica de canciones que musicalizaron su infancia, y que en un deja vu lo llevan a tratar de imitar la forma en que cantaba su padre (“Aunque no lo logre”, dice) cuando evoca el Feliz cumpleaños mama; o tributa a Gardel y a Corsini con La pulpera de Santa Lucía.
Al toque se abre la pista para los bailarines de adelante. La “orquesta” queda en manos de Eduardo Ramírez, el Príncipe del Bandoneón, y el show se convierte en una autentica fiesta campesina animada por chacareras, gatos y chamamés instrumentales, y hasta el mismo Raly se zambulle al pogo a bailar con la gente. Luego vuelve a subir y se hace cargo de la percusión por un momento, en una noche perfecta y con todos los duendes encendidos.
No faltó el Raly comprometido, el militante, el viajero latinoamericanista, el que homenajea a personajes que lo marcaron profundamente como artista, como ser humano. Por ahí viene llegando el Che en la emblemática Hasta siempre; y Jacinto Piedra en la belleza de Cuando un pájaro canta; y el Sub Comandante Marcos en el convite festivo de Oye Marcos.
Y el Raly: que alterna, según se necesite, cuerdas de nylon y cuerdas de acero, o la Telecaster roja que se trenza en power trío con el bajo de Sebastián Sayes y la batería del notable César Elmo; y después pasa al cuatro venezolano, instrumento con el que recién se está conociendo.
Y la noche: que pasa por distintos estados de conciencia y de fiesta sin perder la coherencia ni el ánimo, sube la apuesta en Como danza la esperanza, Circo criollo, Chacarera del exilio y la Baguala del desengaño, donde se destaca la otra integrante del quinteto, Clara Presta, en piano, acordeón y voz.
Cerca del final Raly levanta bien alto su brazo derecho con la palma abierta como un símbolo, y se va, pero no lo dejan. Había prometido una noche larga -como Cerati- y cumplió. Regresa y al pasar por el piano amaga la intro de Los dinosaurios de Charly, y se cuelga de nuevo la criolla para una de las más pedidas, Zamba y acuarela, en plan de trovador romántico. La canción funciona como Muchacha ojos de papel de Spinetta, y a las bailarinas les empieza a faltar el aire. Y se marcha definitivamente con Somos nosotros, una categórica toma de posición del artista. Aunque tal vez sea Ey Paisano, esa que va en forma de rap, la que mejor lo represente a este santiagueño cósmico: “Pensé que de política no iba a hablar, pero ahora que recuerdo, política hacemos todos al caminar”.-

Raly Barrionuevo en La Falda: domingo 27/02/11, cierre de La Falda bajo las Estrellas, ciclo de espectáculos en el escenario callejero de Av. Edén y San Martín, con entrada libre y gratuita, organizado por la Municipalidad de la ciudad de La Falda en la temporada de verano 2011.-

jueves, 3 de marzo de 2011

Silvina Garré: canciones sin tiempo

Silvina, de regreso (a La Falda)
La cantante, autora y compositora regresó a La Falda después de muchos años para realizar un recorrido por su extenso repertorio. Un repaso por todos sus discos, desde su debut solista hasta el flamante realizado con Litto Nebbia.

RECITALES DE VERANO

Por Néstor Pousa © 2011

“La primera imagen que tengo si me dicen La Falda es el Festival de Rock en el año ’82”, dice Silvina Garré. Y es lógico que así sea, porque en el verano de ese año y en esta ciudad comenzó su carrera musical.
Tanto artista como cronista arribaron con notable puntualidad a la cita agendada para el día siguiente de su show faldense. Lo primero que hicimos fue ver las fotos que le había tomado durante su actuación, “Están muy lindas”, dijo, y fue un halago a mi evidente condición de reportero gráfico de ligas amateurs. Luego, algunas de esas fotos, tendrían como destino su casilla de correo electrónico.
Empezamos hablando de su paso por el legendario Festival de La Falda, en febrero de 1982, cuando ella era una de las voces en la banda de Baglietto. Y después la conversación nos trajo a la actualidad en la que, tras 28 años de carrera, asegura tener un estilo consolidado como autora y compositora, y estar acompañada por muy buenos músicos. “Con Diego Clemente (guitarra, quena, voz y dirección musical) empezamos hace mucho, en 1985, y nos reencontramos hace seis años más o menos. Juntos hicimos mis dos últimos discos: El deseo (2007) y Canciones sin tiempo (2008), y este año vamos a grabar otro”, me cuenta.
Después repasa: “Estuve dos años viviendo en Estados Unidos, a mi regreso retomé mis estudios de psicología, me recibí y empecé a trabajar como psicóloga. Luego de unos años me reencontré con Diego y me dijo: ‘¿Tenés canciones?’. ‘Sí’. ‘Bueno yo tengo una banda, vení a la sala’. Empezamos a ensayar y al mes y medio estábamos tocando”.
Silvina hoy sigue ejerciendo la psicología y continúa activamente con la música, grabando discos y haciendo presentaciones, ambas cosas: “Se combinan bien”, asegura, aunque nunca necesitó imperiosamente hacer cualquier cosa o lo que no sintiera, para no desaparecer. “No, la verdad que no lo he necesitado, y tiene que ver con una postura ética y estética de hacer la música que quiero. Siempre lo hice, desde mi primer disco tuve la bendición de cantar lo que quise, nunca tuve que grabar cosas que no me gustaran, o tocar con gente que no quisiera, eso es muy importante y es una elección también, esto no es suerte, porque pude haber hecho cosas que no quería y haber ganado más dinero, pero bueno, es la forma que tengo yo de hacer este trabajo que después se transformó en una profesión y en una carrera, pero inicialmente fue mi pasión y mi gran amor que es la música”.
La Garré, nuestra Joni Mitchell

Su presentación en el ciclo La Falda bajo las Estrellas, el domingo 23 de enero, fue un recorrido perfecto por todos sus discos, desde de su debut solista en 1983, hasta el que realizó en 2010, “Más que loca”, en donde interpreta la obra de Litto Nebbia. En este nuevo trabajo Silvina se propuso versionar el repertorio de un artista que ella admirara como músico, autor y compositor, pero también como persona, y que además pudiera producir el álbum. Esas condiciones las reunía el rosarino, que se sumó al proyecto para el cual Silvina tuvo que reescuchar toda la vasta discografía de Nebbia para seleccionar el material.
La lista del show faldense incluyó dos de esas canciones (Cuando yo me transforme de Nebbia/Ingaramo y Sólo se trata de vivir) y no fue una presentación formal del nuevo álbum porque de haber puesto más temas significaba sacar canciones que son hits, “Y cuando hace tantos años que no toco en un lugar, me gusta tocar los temas más conocidos”, explica.
Fue entonces una noche de clásicos, bellas canciones sin tiempo como son: Quien quiera oír que oiga, Tréboles de cuatro hojas, Otros pájaros, Canción del pinar (su primer hit, escrito por Jorge Fandermole), Casi una zamba, En blanco y negro Buenos Aires, Para hablar de mi amor, Reinas de pueblo grande, Se fuerza la máquina y Diablo y alcohol.
Silvina Garré y su banda (junto a Clemente: Marcelo Piloto en piano, acordeón y voz; Luciano Pallaro Battagliese en bajo y Nacho Piana en batería) lograron crear un clima íntimo, porque a pesar de tratarse un espacio público y al aire libre, la sensación era de estar en un teatro. “Yo trato de pensar que la gente está cerca y que el lugar es pequeño, y lograr que el cielo baje y que la calle se achique”, dice Silvina en relación a esta observación.
Le comento que al verla tocar la guitarra me hizo pensar que era nuestra Joni Mitchell. Silvina se sorprende y se ríe: “Ah, que halago, no, no tanto. Es un gran halago porque es mi artista favorita, eso es un piropo terrible”. Y agrega: “Joni Mitchell es mi maestra de canto sin que yo lo sepa. Yo aprendí a cantar, cantando sobre sus discos durante horas y horas todos los días, es mi artista favorita en serio, de todas las artistas que existen en el mundo -remarca-, yo la descubrí cuando era adolescente, tenía 14 años, y me dije: ‘si yo puedo cantar estas canciones, voy a aprender a cantar’. Todavía la sigo escuchando, y sus letras y ella como instrumentista y como compositora, me parecen un ejemplo desde todo punto de vista”.-
Fotos: N.P.

lunes, 14 de febrero de 2011

Cosquín Rock 2011: su lugar en el mundo


García: un cierre interminable el sábado
Una multitud acompañó a Cosquín Rock en su exitoso aterrizaje en Santa María de Punilla. Los clásicos: Charly, Spinetta, Gieco, Skay y Virus; y la polémica inclusión de Calle 13, fueron los más destacados.

COBERTURA ESPECIAL

Por Néstor Pousa © 2011

En sus primeros años de vida del Festival Cosquín Rock, desde su debut en 2001 en la tradicional plaza del folklore, nos daba la impresión que su crecimiento iba a ser sostenido y sin sobresaltos. Y así fue hasta que algunas imprevisiones organizativas convirtieron a la edición 2004 en la peor del ciclo, y dio pie a las autoridades municipales para rescindir unilateralmente el contrato con los organizadores, por entonces Perro Producciones.
Tras esto surgió la posibilidad, riesgosa en un principio, de mudarse a un nuevo predio en la Comuna de San Roque frente a lago homónimo, en un amplio terreno al pie de la montaña adquirido por José Palazzo y sus socios. Fueron seis intensos años de trabajo allí, con ediciones que estuvieron signadas tanto por los avatares propios de la actividad, como por los fenómenos climáticos (temporales de lluvia y de viento) que atentaron contra algunas de sus jornadas. Los vecinos en general vieron con buenos ojos al evento, salvo por uno de ellos, propietario de un inmueble colindante al predio, que les hizo la vida imposible, inclusive llevando el pleito a la justicia en innumerables instancias.
“Te cuento algo -me confiaba José Palazzo, off the record, en setiembre pasado- el Cosquín Rock 2011 se va a hacer en el Aeródromo de Santa María de Punilla”, el mismo lugar donde en el verano de 2009 La Renga había montado su Festival de la Huella Invisible.
A los problemas ocasionados por el vecino sanroqueño se sumaba la intención del productor cordobés de proveer a su ciclo de un formato similar al del Festival de Glastonbury en Inglaterra, que se caracteriza por ser un encuentro artístico multidisciplinario donde la música es sólo una de sus actividades.
Según Palazzo el lugar ideal era la campestre pista de aviones punillense, que además contaba con el visto bueno del intendente y con la convicción de los vecinos del lugar, y sumaba el aporte del Gobierno de la Provincia de Córdoba con un total de 500 plazas de hotel para uso de la producción, en una colonia de vacaciones en la misma locación.
Demasiadas cosas a favor produjeron una nueva mudanza del festival de rock más importante del país en la actualidad. Un festival que ya ha consolidado su nombre y su propuesta, pero que aún le falta ser reconocido por quienes no son adeptos a esta música, porque por más que el rock esté oficializado y es hoy un negocio brillante para unos pocos, todavía sigue siendo una mala palabra para muchos, tal vez por su genética contestataria.
Panorámica del predio (foto: Silvia Olmedo)

Bienvenidos a Santa María de Punilla decía el cartel vial, y todo hacía prever que iba a ser así, mientras desde el auto estéreo Ricardo Iorio -mi compañero de ruta en este fin de semana rockero- me recordaba aquello de que: “Si no hay amor nunca habrá sueños”.
Caminar, caminar y caminar. Menos mal que caminar es un muy buen ejercicio -pensaba- porque para llegar al aeródromo (y una vez adentro) hay que caminar bastante, a través de un largo mercado persa de choripanes, cervezas, remeras alusivas y bisutería hippie legítima. Y en la última curva otro buen augurio: “Tu lugar en el mundo es Santa María de Punilla, y vos ya está aquí”.
El día sábado 12 de febrero (segunda jornada) tenía una grilla expresamente clásica que presagiaba una enorme concurrencia -y así fue- con: Charly García, León Gieco, Spinetta, Skay Beilinson y Virus.
Hermano sol, hermano Moura
El viernes inicial se había servido como plato principal a los puertorriqueños de Calle 13, celebrados por muchos, pero también cuestionada su inclusión por los defensores del rock puro, si es que este adjetivo le cabe a un género que siempre se caracterizó por ser inclusivo y abierto a otros estilos.
Pero volvamos al sábado en el que Virus hizo un show corto y con invitados tan extravagantes como su música, y por un instante convirtió a la pista de pasto en una gran disco de los años 80’s con hits como “Pronta entrega”, “Wadu Wadu” y “Amor Descartable”, entre otros.
El cantante Marcelo Moura se despidió con un “Ahora viene el Flaco, mi norte, disfrutenló”. El reconocimiento refería a Luis Alberto Spinetta, un artista que a la producción le costó mucho convencer para que forme parte de la grilla.

El Flaco esfumado tras la banda

Spinetta armó una banda “para festival”: trajo bajista nuevo (Matías Mendez), sumo a un violero impresionante como Baltasar Comotto y añadió otro tecladista: el Mono Fontana a quien presentó como estrella invitada. Luego Verdinelli y Cardone, como siempre. Pero despues hizo un repertorio “antifestivalítico” con pasajes de volada inspiración jazzera (una versión extra large de “Ella bailó”, la suite “Canción de amor para Olga”, el viejo inédito “Luna nueva (Mundo arjo)” y “Cabecita calesita”) y excluyó los conocidos por la mayoría. Una lista sin concesiones con las que Luis puso al festival en su propia frecuencia, en la que él quiere. Por todo eso y por la calidad musical de la banda que lo acompañó, fue muy significativa la presencia del ex Almendra en Cosquín Rock 2011, porque demostró que el público no sólo celebra el estilo chabón sino que también da su aprobación a una música tan en las antípodas.
Mientras una avioneta sobrevolaba una y otra vez el extenso campo como un pájaro al que le usurparon el nido, el escenario nos mostraba a León Gieco junto a D-Mente, la banda de Andrés Giménez, haciendo los clásicos del santafecino en versiones ultra electrificadas.
Gieco se encargó de arengar al público, a músicos y periodistas para que defendamos a este festival, único en su género, hijo directo del Festival de Rock de La Falda, aseguró.
Gieco: frontal y polémico en conf. de prensa
“Diganlé a Skay que es mejor violero que Mark Knopfler”, desafió León durante la conferencia de prensa, mientras el ex Redondo en el escenario principal y definitivamente integrado a la grilla general, agitaba con su demoledor repertorio solista, más algunos bonus de Patricio Rey (excelentes versiones de “Todo un palo” y “Ji ji ji”).
El broche del sábado fue Charly García y su banda, que con un show de más de dos horas y sus temas de antología continuó retribuyéndole al festival por los papelones históricos que acostumbraba protagonizar años atrás, y esta vez pagó con intereses.

Bizarros y temáticos. Entre las múltiples actividades que la producción pretende introducir de aquí en adelante, hubo proyección de películas (“Pájaros volando” con Diego Capusotto), un mini festival de bandas heavys absolutamente ignotas y la Bizarren Party hasta altas horas de la madrugada (animada por ¡Pocho La Pantera y Machito Ponce!) donde funcionaba un patio bar. Todo esto ocurrió en los mismísimos hangares del aeródromo, que fueron adaptados para estos fines.
El escenario temático es un clásico que le pelea convocatoria y nivel de calidad a su hermano mayor, el escenario principal. Como ya es costumbre por allí pasaron las tribus punks (el viernes), los fanáticos del reggae (el sábado) y los metaleros (el domingo).
El tercer escenario (bautizado Julio Anastasia en homenaje al músico fallecido en 2010) el más chico en dimensiones, este año fue cedido por la organización a una especie de cooperativa de bandas cordobesas, pero en esta oportunidad no contó con el presupuesto de años anteriores, y lo más lamentable, la convocatoria fue casi insignificante. Fue una propuesta interesante que habrá que mejorar para próximos años. No obstante hubo muy buenas performances, entre lo que pudimos ver, de los cordobeses Juan Terrenal y de los rosarinos Sikarios, ambos presentando sus nuevos trabajos discográficos.
Cosquín Rock 2011 concluyó el domingo 13 con un seleccionado de bandas que ya son habituales en su cartelera: Eruca Sativa, Gardelitos, Kapanga, los uruguayos No Te Va Gustar, Las Pastillas del Abuelo y el ex Piojo Ciro al comando de su flamante proyecto solista
Logo de Rocambole
Así se terminó de redondear una de las más exitosas ediciones que registra el ciclo (que suma 11 años, ya), convocando durante las tres jornadas a más 85.000 espectadores, quienes agotaron las provisiones de las barras gastronómicas y disfrutaron plenamente de todas las actividades propuestas.
Cosquín Rock, con aciertos y errores, ya está instalado definitivamente más allá de cuál sea su eventual domicilio. Un festival que fue echado de la ciudad de Cosquín (¿se habrán arrepentido?); que no fue suficientemente cuidado en la Comuna de San Roque; y que este verano parece haber encontrado en Santa María de Punilla su lugar en el mundo.-
vista del escenario principal

Fotos: N.P.


martes, 1 de febrero de 2011

"Cosquín Rock desde adentro", la película de un festival único


Ficha Técnica: “Cosquín Rock, desde Adentro”
Género: Documental
Duración: 40'
Formato de Registro: HDV
Produción General: Chisperos del Sur, En Vivo Producciones y Methodos Audiovisuales.
Idea Original: Joaquín Flores
Dirección: Gonzalo Santiso y Maximiliano Laina
Jefe de Producción: Ana Orellano
Producción Logística: Joaquín Flores
Asistente de Producción: Hebe Sosa
Cámara: Leonardo Gallone – Ariel Peña – Gonzalo Santiso – Maximiliano Laina
Sonido de Rodaje: Lucas Franchin
Asistente de Cámara: Agustín Laina
Montaje: Alexis Pellegrino – Gonzalo Santiso
Post-Producción de Sonido: Chelo Paez, Juan Manuel Ruiz – Cinestesia Sonido
Post Producción de Color: Nicolas Ghio
Desgrabación: Josefina Llobet – Mariano Rointerburd – Mariana Vidal - Sofia Magliglia – Matias Mirassou – Arnaldo Diaz – Mariana Duran
Guión: Gonzalo Santiso
Agradecimientos: Equipo de Producción: “Cosquín Rock” – Paul Guzmán – Bestiario Producción y Comunicación – Movil “El Doce”

lunes, 17 de enero de 2011

Inventando la bomba de rayos pacíficos

"Yo vivo en esta ciudad", 40 años después
Miguel Cantilo y Jorge Durietz volvieron a reencarnar al célebre dúo Pedro y Pablo. Con banda completa recrearon los temas de “Yo vivo en esta ciudad”, su álbum debut de 1970.

RECITALES DE VERANO

Por Néstor Pousa © 2011

Cualquier artista con historia que pertenezca al Rock Argentino y que llega hoy a La Falda, seguro que ya pisó este suelo por haber participado en el Festival de Rock que dominó la década del 80. Porque por aquel legendario encuentro pasaron todos -con muy pocas excepciones- los músicos que fichan en este género, muchos de ellos inclusive se consagraron aquí, o fueron revelación.
El dúo Pedro y Pablo no es la excepción, ya que tuvieron su momento de gran protagonismo en aquellas veladas que se realizaban en el entonces Anfiteatro Municipal, que desde entonces no logró igualar páginas tan gloriosas.
Miguel Cantilo (Pedro) recuerda al detalle momentos de sus actuaciones faldenses, con una memoria que asombra por su precisión y minuciosidad. Jorge Durietz (Pablo) a su lado durante la entrevista que mantuvimos en el backstage durante la prueba de sonido previa al show, se asombra tanto como yo, del relato de su compañero de rubro.

Así fue que una vez más Pedro y Pablo llegaron a La Falda portando toda su facha de hippies veteranos que en más de 40 años de trayectoria nunca renunciaron a sus convicciones e ideales.
El recital que presentaron este verano tiene un formato y un concepto especial, recrear en forma casi completa el primer disco larga duración del dúo, fechado en 1970 y que fuera reeditado con temas adicionales en el 2009.
Ese trabajo se llama Yo vivo en esta ciudad, y contiene muchos de los hits del binomio, aunque también hay algunos que no pasaron a ese status, y que fue una suerte poder escucharlos en vivo, un placer que le debemos a Cantilo y Durietz por no tentarse a hacer una lista que tenga sólo los temas más conocidos por la mayoría de la gente.
La poesía, si cabe el término, o la forma de escribir de Miguel Cantilo, creó un estilo propio que se manifestó desde sus tempranos años. Para muestra está el repertorio de este álbum, que abarca toda la cosmovisión del valiente autor que no deja tema sin tratar, y sin pelos en la lengua, y descerraja frases de una lucidez absoluta, tales como: "Donde no hay sol, sino un confort que nace al norte y se pone al sur", ó "Y dónde estás tú famoso gurú, ahora que se fueron y apagaron la luz", son muestras cabales.
Una “big band” con un promedio de edad muy bajo los apoya para recrear el disco en la forma en que originalmente fue concebido, y aparecen en escena una sección de vientos a cargo Martín Rur en el saxo y Miguel Hornes en trompeta. El resto es banda básica pero con una particularidad, la misma alista la nueva generación de Cantilo’s, a saber: Anael Cantilo en bajo y Sufián Cantilo en teclados, y completando Rodrigo Genni en batería. Con look flower power psicodélico, de sombreritos y gafas negras, Miguel se hace cargo de las voces, guitarra acústica y armónica, mientras que Jorge de la otra voz y la guitarra eléctrica, consumando un combo poco común, por lo recargado, en tiempos en que los artistas reducen su propuesta en un sentido minimalista economicista.

Prueba de sonido (Jorge Durietz / Miguel y Anael / Miguel Cantilo)







Yo vivo en esta ciudad da cuenta de las problemáticas que siempre desvelaron a Cantilo: los cuestionamientos existenciales de su generación (“La quimera del confort”, “Vivimos, paremos”, “Guarda con la rutina”), el hombre y su entorno (“Donde va la gente cuando llueve”, “Yo vivo en una ciudad”, “Che ciruja”), la protesta antisistema (“Los perros homicidas” y ese hit cambalache del rock que es “Marcha de la bronca”), los desgarradores alegatos antibélicos (“En este mismo instante”) y por supuesto el amor de pareja (“Catalina bahía”, “Con ropa de varón”). Pero también la crítica mordaz y corrosiva, tan cantileana, en sátiras como “Johnny Bigote” y “Asociación Modelos Argentinas”.
El concierto que presentaron estos singulares personajes de nuestra afortunadamente vasta Música Popular Argentina, fue un lujo inesperado entre tanto fulgor pasatista que se pretende instalar mediáticamente en las noches de desenchufe estival.-

fecha: 16-01-11 / predio: Av. Edén y San Martín (espacio público) / entrada libre y gratuita
fotos: N.P.

lunes, 10 de enero de 2011

Nito Mestre: la calma por la tempestad

Mestre y los clásicos de Sui Generis cortaron la tormenta
El ex Sui Generis rindió tributo al célebre dúo que en los 70’s integró junto a Charly García. Fue un intenso repaso por los grandes clásicos, con el agregado de temas de su carrera solista, en una mini gira serrana por La Falda y El Pungo en La Cumbre.

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2011

El día anterior al show, en una larga charla y mientras tomábamos un café, Nito recordaba perfectamente, entre sus múltiples visitas a La Falda, la que realizó en el verano de 1989 para tocar en El Cantautor, ciclo producido por el BB Muñoz en el desaparecido Cine Teatro Rex. Una anécdota personal hizo de aquella vez algo especial: “Lo recuerdo muy bien porque me estaba empezando a conocer con la que hoy es mi mujer, ella voló desde Pinamar a La Falda para verme cantar por primera vez”, me confiaba. Al mismo tiempo remarcaba que su espectáculo actual es un recorrido por toda su carrera incluyendo sus últimas producciones, tocadas en formato de trío junto a Eduardo Salgueiro en guitarra y voz adicional y el tecladista Marcelo Piloto (músico de Silvina Garré), además de Nito en voz, guitarra y flauta traversa.
Desafiando los pronósticos climáticos la noche del show se veía amenazada por una lluvia que no terminaba de decidirse. En consecuencia el recital se largó un rato antes de lo previsto, ante una escasa concurrencia que se fue incrementando hasta llenar completamente el predio a medida que avanzaba el recital y que la tormenta levantaba el pulgar.
Así Mestre empezó a desentrañar un listado de clásicos-clásicos, con una notable abundancia de temas archiconocidos del catálogo Sui Generis. Abrió con Aprendizaje y como si hiciera falta anunció su título, “Por si en la platea hay algún turista sueco”, bromeó, mostrando un excelente humor y un estado de relax que ni la posible suspensión del show pudo alterar.
Tal lo prometido, hubo un repaso por varias épocas: Distinto tiempo y Hoy tiré viejas hojas, de 20/10, de su debut solista del cual se cumplieron 30 años.
De lo más nuevo incluyó Flores en el mar (dedicado a su madre) y My dear (a su mujer), pertenecientes al e. p. Flores en Nashville de 2009.
Repasó canciones menos conocidas, como La verdad (del álbum Colores puros, 1999) y El fin del mundo (de Mestre, 2005), pero que igual están a la altura de los grandes éxitos, aunque quedaba claro qué era lo que había ido a buscar la gente: los temas de Sui Generis, y Nito no los hizo esperar. Porque a partir de la separación de bienes, así como Charly García electrificó su sonido para siempre, desde Instituciones (1974) en adelante; Nito se hizo legítimo acreedor del legado acústico del célebre dúo, y especialmente de las canciones contenidas en sus dos primeros álbumes: Vida (1972) y Confesiones de invierno (1973).
Con su enorme guitarrón electroacústico, que inunda el escenario con cada acorde, Nito guiaba al trío que interpretaba a la perfección: Canción para mi muerte, Necesito, Cuando ya me empiece a quedar solo y Confesiones de invierno, ante el calmado delirio del público. Recordó el primer tema que con Charly llevaban a las grabadoras (Cuando comenzamos a nacer) cuyo título original era Vida, de ahí el nombre del primer LP. Luego recreaba con humor el dramatismo de Mariel y el Capitán y la frescura breve de Estación.
Fue breve el repaso por los repertorios de Los Desconocidos de Siempre (su banda pos Sui), con el Fabricante de Mentiras; y de PorSuiGieco, aquel “dream team setentista”, del que se escuchó El Fantasma de Canterville, canción por entonces prohibida.
Pero una platea en estado de emoción permanente celebraba el tributo a Sui Generis, con versiones renovadas y otras que respetaban los arreglos originales, hasta que llegó el golpe de gracia con los bises: Mr. Jones (en versión gospel), Bienvenidos al tren y Rasguña las piedras, que redondearon un recorrido perfecto por buena parte de la música más representativa de los años 70’s. Un puñado de canciones que, está claro, se ganaron merecidamente un lugar de privilegio en la antología perpetua de la Música Popular Argentina.-

fecha: 09-01-11 / predio: Av. Edén y San Martín (espacio público) / entrada libre y gratuita
foto: Carlos Alberto Romero