viernes, 24 de septiembre de 2010

Un terremoto llegando

"Followers Advisory: Explicit Changes" (un guiño a los fans)
La banda cordobesa Eruca Sativa regresó a Córdoba para presentar “ES”, su segundo trabajo discográfico. Fue en el Teatro Real y a sala llena, en el marco del ciclo “Disco es Cultura”.

PRESENTACIÓN DE DISCO

Por Néstor Pousa © 2010

Si hay una banda a la que le cabe a la perfección el tantas veces usado rótulo power trío, esos son los Eruca Sativa. Quedó claro desde el primer tema que sonó la noche de su presentación en la ciudad de Córdoba, escala local de la gira nacional de ES, su segundo disco, y sucesor de La Carne (2008).
“Qué bueno que es estar de nuevo en casa”, anunció Lula Bertoldi (voz y guitarra) a poco de empezar, luego que descerrajaran Paraíso en retro, uno de los nuevos cortes. Desde ese instante se pudo sentir la fuerza de este terremoto de funk rock, que literalmente hizo temblar la sala. Momentos después, cuando las ves abajo del escenario, parece mentira que esas dos -aparentemente- frágiles chicas desarrollen tanto poder en escena. Es que tanto Lula como Brenda Martín (bajo y coros) tienen una delgadez y unos modos tan suaves que contrastan con tanto rock and roll y convicción, que a más de un pibe de aspecto duro le sería imposible transmitir, ni siquiera en dos vidas. Esa es una de las primeras claves de Eruca Sativa.
Detrás de estas chicas súper poderosas está Gabriel Pedernera (batería y coros) completando este trío con presente perfecto, él es el soporte rítmico y anímico que necesitan para sobrellevar el viaje. El baterista va más allá, y tan pronto bate parches, como se cuelga una acústica o se hace cargo del rappeo en Hoy.
Cuando avisé que iba a ver este show, un amigo me preguntó, ¿vos también te subiste a la Erucamanía? No sé si hay tal cosa todavía, pero hay que reconocer que lograron trascender. Permanentemente llegan a mi casilla anuncios de fechas en distintas ciudades del país, lo que convirtió al fenómeno no sólo en un proyecto para el barrio, sino de proyección nacional, y que desde el año próximo pretende abarcar el exterior a partir de México, según anunciaron en la conferencia de prensa post show.
El nuevo disco está muy bueno, son catorce canciones y no todas bajo el clisé del power rock. Hay una interesante variedad, por ejemplo en Mi canción, un hermoso tema a tres guitarras acústicas en donde Lula canta a lo Edie Brickell. No sé si a la Bertoldi le gustará la comparación, pero a mí me recordó a la cantante de los New Bohemians.
Hay muchos matices en canciones como: Una vida, Cuánto costará o Cada cosa a cada cual, que oxigenan la lista; porque después el resto del material te pasa por arriba y te aplasta sin contemplación, aquí se anota, entre otros, La carne (primer corte y clip de difusión).
Por el lado de los músicos invitados, Tití Rivarola puso una viola heavy en Desátalo, repitiendo la fórmula en el show. Y David Lebón fue un lujo que aportó voz y solo en Para ser. En ausencia del Ruso, ese momento del concierto fue reforzado con la percusión de Fernando Caballero.
Todo esto se observó de forma impecable en la noche del jueves 23 de septiembre en el Teatro Real, con una sala repleta de gente y el cartel de “entradas agotadas” que obligó a que se quedaran muchos afuera.
Un par de claves más para entender el fenómeno Eruca, está en las letras. Claras, directas, tan contundentes como: “y de qué lado está el Dios que inventás”, o con sugestivas imágenes: “disfrutando mi prisión, vano es querer salir, las entrañas me engañan”.
Hacia falta en el rock una banda que dispare textos así, si es de factura local, mejor. Como también hacia falta una cantante con un registro tan magnético como el de Lula Bertoldi, que además como guitarrista es una máquina de disparar riffs criminales. El as en la manga de Eruca Sativa.-

sábado, 28 de agosto de 2010

Distinto tiempo, un lugar nuevo

Nito enredado en los cables de ENTel (1980-81)
Siguen los cumpleaños de discos. A Miguel Mateos con “Rockas Vivas” se le sumó Nito Mestre para festejar los 30 años de “20/10”, su primer trabajo solista.

RECITALES + CUMPLE DISCOS

Por Néstor Pousa © 2010

Primero fueron los discos tributo, le siguieron los regresos de bandas eternas, dos vetas del rock vernáculo que busca retroalimentarse mientras espera que en el amanecer del nuevo decenio algo o alguien patee el tablero con más inspiración que actitud. Ahora le llegó el turno a los aniversarios de discos, a Miguel Mateos con “Rockas Vivas” le siguió Nito Mestre (ex Sui Generis y Los Desconocidos de Siempre) con su debut solista “20/10” que está cumpliendo 30 años.
Tuvieron que pasar necesariamente tres décadas para que pudiera suceder, esto que era impensado cuando en el grabador gastábamos la cinta con esa música que fue la banda de sonido de una época. Por eso hoy la nostalgia garpa y las discográficas lo saben. Prefiero pensar que este rescate de discos emblemáticos de nuestro nunca bien ponderado rock argento al menos servirá para que las nuevas generaciones los descubran. ¿Servirá?

Historia: avanzaba el año 1980 y Nito Mestre dejaba atrás a Los Desconocidos de Siempre, banda que lideró luego de su participación en Sui Generis junto a Charly García. Los Desconocidos eran un perfecto ensamble de músicos inclinados hacia un folk rock electroacústico que luego de tres discos editados, ya habían agotado su propuesta artística sin poder reinventarla. A ellos Nito les había puesto su nombre y su chapa de líder, pero los tiempos pedían mayor protagonismo y entonces decidió lanzarse como solista. Así nació “20/10” (grabado en 1980, editado en 1981), álbum que debía su curioso nombre a los últimos cuatro dígitos del teléfono particular (el 631-2010) del Sr. Mestre, y que fue editado originalmente en vinilo y cassette por el sello Microfón.

Ese disco que esta considerado como lo mejor realizado por Mestre solista, contiene muchos de los temas que no faltan en su repertorio (a saber: Hoy tiré viejas hojas, Espero siempre por vos, Los remolinos de la inocencia, Contigo que pasa, Enero va, Distinto tiempo y el rock and roll Afuera de la ciudad, entre otros) y para celebrarlo -además de la reedición del trabajo, esta vez en formato de disco compacto y por la multinacional Sony- Nito realizó un concierto el jueves 12 de agosto en el Teatro ND/Ateneo de Buenos Aires, del que formaron parte los músicos que participaron de la grabación de “20/10”, hace nada más que 30 años: el Mono Fontana, Lapo Gessaghi, Carlos Tribuzy, Pablo Fernández y Pedro Aznar. Faltaron Charly, León Gieco y el Ruso Lebón para que la plantilla estuviera completa. También fueron de la partida la actual banda de Mestre, y Silvina Garré, quien últimamente se presenta con Nito en un espectáculo en el cual suman sus proyectos individuales actuales.-
Lamentablemente no hay en la agenda fechas de este mismo espectáculo para Córdoba o alguna otra ciudad del país, desde la producción nos aseguraron que “fue único e irrepetible”.-

lunes, 23 de agosto de 2010

Aplausos en el cosmos

Foto: Sergio Cejas / La Voz del Interior
Skay Beilinson presentó ¿Dónde vas?, su flamante cuarto disco, en el Orfeo Superdomo. Una banda potente y ajustada y un repertorio incuestionable, son sus mayores atributos.

RECITALES + DISCOS NUEVOS

Por Néstor Pousa © 2010

El paso a solista de un músico que construyó su carrera como integrante de una banda suele ser un salto al vacío con la póliza de seguro vencida. Mucho más si la banda tuvo el nivel de grandeza de Los Redondos, y que tras su disolución inconsulta depositó en la figura del Indio Solari casi toda la mística y el dominio de las peregrinaciones en que se transforma cada concierto. Skay Beilinson, la otra mitad histórica de la leyenda de Patricio Rey, la tuvo que remar, pero hoy tiene la satisfacción de haber consolidado una carrera propia sólida, que ya acumuló una discografía con cuatro álbumes que van de muy bueno a excelente.

El sábado pasado Skay cumplió con su escala regular anual por la capital cordobesa, está vez para presentar oficialmente ¿Dónde vas?, cuarto disco de la saga. Y fue una presentación rigurosa ya que se tocaron la totalidad de los temas nuevos, relegando, por esta vez al menos, algunos hits propios y una mayor abundancia de clásicos “redondos”, lo que se tradujo en menos pogo y agite por más aplausos y ovaciones.
Apenas pasadas las 22 Skay se trepó al escenario improvisando el riff de La bestia pop, un guiño sutil a su célebre ex banda, y tras las secuencias electrónicas apareció el temible Gengis Khan. La banda -Oscar Reyna guitarra, Claudio Quartero bajo, Topo Espíndola batería y Javier Lecumberry teclados- sonaba potente, ajustada, impecable, a puro volumen, pero que no obstante permitía escuchar detalles. El lugar, con pista y tribunas centrales habilitadas para un 50% de su capacidad total, tenía los laterales cubiertos por largos telones blancos que fueron utilizados para proyectar secuencias del show e imágenes creadas especialmente por el Mono Cohen (Rocambole) -el artista plástico desde la consola de sonido supervisaba todo atentamente- logrando el efecto de una enorme caja de fantasías, un pequeño gran hallazgo de producción.
Poco faltaba para empezar a repasar las nuevas canciones del muy buen trabajo que es ¿Dónde vas? Un disco que profundiza sobre algunos temas que desvelan a Beilinson: el ser humano, su existencia, su hábitat, la trascendencia de la muerte y la necesidad física y mental de recorrer nuevos horizontes.
Es difícil encontrar perlas dentro del nuevo cofre, ya que es un álbum de calidad muy pareja donde ningún tema sobresale demasiado sobre el otro. Entonces dependerá de los gustos personales. Para algunos será la libertaria En el camino, o aquella donde define a los pensamientos como pájaros inasibles (Aves migratorias). Promediando la primera parte del show presentó Aplausos en el cosmos, que junto con Territorio caníbal y La rueda de las vanidades podría conformar una especie de suite conceptual sobre la humanidad, el individuo, el tiempo cronológico, el planeta.
En Tarde de lluvia hay cierta similitud con El fantasma del 5° piso del anterior disco (La marca de Caín, 2007), sólo que esta vez el protagonista en vez de estar encerrado en un cuarto de hotel siente la opresión de la gran ciudad. Suelo chamán, otra de las nuevas, es una especie de baguala; y ya sobre el final La pared rojo lacre que en el vivo perdió el toque de guitarra electroacústica que remarca su estilo country para luego estallar en un furioso rock.
De los  anteriores trabajos, pocos y muy buenos, Arcano XIV, Ángeles caídos, Flores secas, Soldadito de plomo y la espectacular Astrolabio, con Skay forzando la voz y encarnando a ese personaje mezcla de brujo de historieta, que su cuerpo delgado y deliberadamente encorvado y su cara huesuda se encargan de acentuar.
Para los fundamentalistas ricoteros hubo un par de ansiolíticos, La parabellum del buen sicópata y la infaltable Ji ji ji, y todo estuvo en orden. Aunque quedó claro que con semejante repertorio -ver bises: El viaje de Mary, Oda a la sin nombre y El Golem de la Paternal- hoy a Skay con lo propio le basta y le sobra.-
Skay - ¿Dónde vas? (2010)

miércoles, 18 de agosto de 2010

Rockas que siguen vivas

Tapa del vinilo "Rockas Vivas" (1985), Mateos ¿era zurdo? 
La nueva veta a explotar en el rock vernáculo es la de los aniversarios de discos fundamentales. Miguel Mateos se alinea y celebra los 25 años del exitoso “Rockas Vivas” en Córdoba.

RECITALES + CUMPLE DISCOS

Por Néstor Pousa © 2010

Miguel Mateos está de festejo. Aquel muchacho terrible y algo arrogante, que con su dicción afectada para cantar arrasó el país con pop a mediados de los 80’s, lanzaba hace 25 años el álbum en directo “Rockas Vivas”, un trabajo que se convertiría en el disco más vendido (superando los 500.000 ejemplares) hasta que El amor después del amor (1992) de Fito Páez le arrebatara el cetro. Igualmente los temas que incluía aquel trabajo se transformaron en clásicos invencibles de la moda retro ochentosa.
El ex líder de Zas ya realizó en el Luna Park el primero de una serie de recitales aniversario, y la fecha elegida no pudo ser más apropiada, 7 de agosto, mismo día y lugar que 25 años atrás lo presentara oficialmente. Además ya tiene cerrada una gira nacional de este mismo espectáculo, que recorrerá Posadas, Resistencia, Córdoba, Mendoza, Rosario, Tucumán y Salta. La escala cordobesa será este viernes 20 de agosto en Quality Espacio (Av. Cruz Roja Argentina 200).

Bajo la consigna “En Argentina todavía hacen falta huevos”, en alusión a letra de En la cocina (huevos), Mateos promete para la ciudad mediterránea un show similar al realizado en el Palacio de los Deportes, más allá de la Gral. Paz. Si cumple, se podrá ver un espectáculo en tres partes: un set con la lista completa de Rockas Vivas junto a la formación original de Zas, Chino Sanz en guitarra, Raúl Chevalier en bajo, Alejandro Mateos en batería, Julio Lala en teclados y el saxofonista Oscar Kreimer como músico invitado. El concierto se completa con otro bloque con el resto del repertorio de Zas y un tercero con lo producido por Mateos solista. Las flamantes versiones sinfónicas de algunos clásicos -Tirá para arriba y Huevos, entre otras- prometen ser la sorpresa y el desafió para los paladares de los fans más ortodoxos.

El caso de Rockas Vivas es muy curioso en la historia de la música popular argentina. El material que lo compone fue grabado en el Teatro Coliseo durante los conciertos de presentación del disco Tengo que parar de 1984. Cuando al año siguiente se edita Rockas Vivas, compuesto en su mayoría de hits, se disparó el fenómeno descomunal de un álbum que fue determinante para la carrera de Miguel Mateos -elemento fundamental de Zas- pero también fue un suceso que jamás pudo volver a conseguir en la misma magnitud. La lista de canciones, de punta a punta, forma parte del Miguel Mateos esencial, y caben perfectamente en esa categoría de “temas que sabemos todos”, porque hasta el menos iniciado es capaz de, al menos, tararear números como: Perdiendo el control, Sólo una noche más, Va por vos, Tirá para arriba, Un poco de satisfacción, Extra extra, Un gato en la ciudad, En la cocina (huevos) y Un mundo feliz. Canciones que siempre tuvieron una alta rotación en los medios, además de ser íconos refractarios de la década a la que pertenecen.-

lunes, 5 de julio de 2010

Spinetta: un pasado y un mañana

Spinetta cumplió con su habitual visita a Córdoba, y a falta de "bandas eternas" llegó con los temas de todos los tiempos. Una mezcla del ayer y el hoy de uno de los músicos fundamentales del Rock Argentino.

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2010

Apenas se abrió el telón Spinetta habló y dijo: “Venimos a ofrecer un showcito”, el diminutivo echaba por tierra cualquier ilusión previa de poder ver una replica, aunque sea en parte, del show de Las bandas eternas, ese espectáculo de exuberancia musical -50 canciones en cinco horas de show- que realizó Luis Alberto Spinetta reuniendo a todas las bandas de su historia -Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Spinetta Jade y Los Socios del Desierto- en el estadio de Vélez el 4 de diciembre pasado. Está claro que ese episodio iba a ser un hito del rock local imposible de repetir.
Por lo tanto el del pasado viernes 2 de julio por la noche fue un show normal del Flaco junto a su actual banda que ya tiene ganado un espacio en las bandas eternas del futuro, un equipo consolidado con el cual tiene asegurada la ductilidad necesaria para recrear temas de todos los tiempos. Porque, eso sí, Luis se reconcilió definitivamente con todo su repertorio, y hoy por hoy cualquiera de sus canciones puede pasar a integrar la lista.
El concierto, si bien estaba dentro de lo esperable, tuvo algunas cosas que lo hicieron destacable. La primera parte estuvo totalmente conformada por viejos temas, aunque ningún clásico de los que demandan los spinetteanos insurrectos, que no se cansan de pedir títulos a viva voz (“Flaco, Post crucificción”, el más insistente) porque hay que decirlo: hasta los fieles acólitos de Luis ponen cara de culo si no hay hits. Poco le importa, él hizo su propia selección que empezó con Viaje y epílogo, cantando y hablando casi como en un susurro etéreo, tanto, que a veces hasta cuesta entender lo que dice, más que nada cuando habla.
Hubo mucho más del período Jade, algunos que hacia muchísimo que no se escuchaban en vivo por acá, como Un viento celeste, Sombras en los álamos o Alma de diamante, como lo sugiere el nombre, verdaderas piedras preciosas en el repertorio.
El Orfeo Superdomo fue el espacio ideal para este concierto. Un acierto, por el formato de auditorio que cobija a más 2.000 personas cómodamente sentadas, con las gradas laterales cubiertas por largos lienzos blancos que le daban al lugar una fisonomía especial.
Y Spinetta siguió fiel a su estilo con la sempiterna versión de Las cosas tienen movimiento -algo hay en esa canción que lo representa tanto- de su amigo Fito Páez. Y más: Cabecita calesita (del olvidado disco Pan); Asilo en tu corazón de La la la, un trabajo a dúo con Fito que a tantos años de realizado aún sigue asombrando por su exquisitez; un pasaje por Tester de Violencia con La bengala perdida; y Cementerio club que fue la primera ovación de una platea que a veces exagera de inmóvil y extática. Definitivamente las referencias a Pescado Rabioso -y Cementerio club en cierta forma lo es, aunque pertenezca al disco solista Artaud- es la figurita del álbum que todo fan de Spinetta quiere tener.
Mención especial para la banda, elenco integrado por Claudio Cardone en teclados, el notable baterista Sergio Verdinelli y Nerina Nicotra, bajista que hace contrastar su femenina figura con la forma monolítica que toca el bajo.
Con un separador a cargo de Cardone -ponderado por su líder con tanta exageración como justicia- la segunda parte del recital mostró a Spinetta como uno de los mejores versionistas del rock local con la maravillosa interpretación de Filosofía barata y zapatos de goma de Charly García, uno de los momentos altos de la noche. Mientras que 8 de octubre (de Gieco y Spinetta) con remera alusiva y todo, epilogó el permanente llamado a la reflexión sobre conducir a conciencia.
La aparición del único músico invitado no era una sorpresa, cuando fue presentado como: “Un guitarrista mortal y estratosférico”, Baltasar Comotto se asomó casi timidamente por un costado del escenario para aportar desde su guitarra: virtuosismo jazzero (Ella bailó de Pelusón of milk) y fiebre rockera (Yo miro tu amor de Para los árboles). La contundencia del grupo con la suma de uno de los mejores violeros argentinos de la nueva camada, sirvió además para repasar buena parte del material de Un mañana (2008) su más reciente producción: Despierta en la brisa y Tu vuelo al fin; antes habían pasado La Mendiga y la suite Canción de amor para Olga, completaron ese momento.
La objeción fue que el regreso para los bises resultó muy amarrete, con la única concesión de Rutas argentinas de Almendra. Había un motivo, estaba planeado que ni bien terminara el espectáculo los músicos se treparían a una combi que los devolvería inmediatamente a Buenos Aires, todos querían ver en sus casas el partido de Argentina-Alemania que se disputaba a la mañana siguiente. A la luz de los resultados mejor hubiera sido para todos, quedarnos a rockear hasta el amanecer.-
Foto: Eduardo “Dylan” Martí

lunes, 14 de junio de 2010

Charly García: el rito sagrado

En un concierto con altas dosis de emotividad, Charly García conmovió a una multitud en su vuelta a la capital cordobesa. Como si fuera parte de la religión, por la mañana la Selección Argentina había ganado agónicamente en su debut mundialista.

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2010

En la noche del sábado Charly García convocaba al Orfeo para que el público cordobés comprobara que sigue cerca de la evolución en esta nueva etapa de su vida, y que se banca una gira, inclusive con fechas en el exterior. Por la mañana, la selección de Maradona sorteaba con éxito y angustia su primer compromiso en la Copa del Mundo en Sudáfrica, y no es este un dato menor, el fútbol y el rock forman parte de los ritos sagrados de los argentinos y tanto Diego como Charly sintetizan todos los sentimientos de la grey que a su turno los ama o los odia, los venera o defenestra, los endiosa o los humilla; no obstante lo cual ellos siempre surgieron indemnes de sus propios escombros.
Durante el trayecto La Falda-Orfeo para ponerme en frecuencia cargué en el stereo las obras completas de Charly, gracias al formato mp3 por el cual caben todos los discos en un solo cd. Cuando iba por la autopista a la altura de La Perla (el ex centro de detención clandestino hoy convertido en espacio para la memoria) empezó a sonar Los dinosaurios -pista 7 de Clics Modernos- entonces aquello de: “los amigos del barrio pueden desaparecer…” me provocó una sensación extraña en medio de la ruta oscura y fría. ¿Habrá sido una casualidad o el influjo de la cercanía de Charly? Como sea, fue una señal.
El domo reventaba pasadas las 21 horas, mucha gente en su mayoría en franja etaria 30/50, se movía inquieta de acá para allá, acudiendo al llamado a sabiendas que esta vez el ídolo no los iba hacer esperar ni a decepcionar, como otras veces.
Casi puntualmente, con la tolerancia lógica, apareció Charly empeñado en demostrar que todavía no está para ser figurita de Showbol, y que su lugar está en las grandes ligas. Para eso formó un equipo con un dibujo táctico de 3-2-1-1. En el fondo la base compacta de los tres chilenos: Kiuge Hayashida en guitarra, Tonio Silva Peña en batería y Carlos González en bajo. En el medio dos “enfermeros” históricos: Zorrito Von Quintiero tras su edificio de teclados y el Negro García López como guitar hero. El enganche de Hilda Lizarazu coreando y supliendo; y con el 10 en la espalda por supuesto Charly, en piano y voz.
Estaría de más redundar en todo lo que atravesó el músico en los últimos meses, pero su regreso a los escenarios es casi milagroso, con todos los reparos hechos sobre su andar cansino y sus cualidades vocales que parecen haber pagado la mayor parte de la factura de su larga temporada en el lado salvaje. Pero como toda terapia apuesta a lo seguro, su show se basa solamente en grandes éxitos que son muchísimos y la lista podría armarse de cien formas distintas. Las canciones elegidas pertenecen a lo que podríamos denominar el período dorado del compositor en su etapa solista, que es lo producido durante los prolíficos años 80’s. La base está y de sobra con discos como: Clics Modernos (1983), Piano bar (1984), Parte de la religión (1987), Como conseguir chicas (1988) y Filosofía barata y zapatos de goma (1990). Y mientras García no pueda generar un material nuevo que mire de igual a igual a estos últimos - y por ahora está claro que no puede- la idea es reversionarse con la aparición homeopática de alguna novedad, como el estreno que conoció Córdoba titulado Medicina del amor. Fuera de esto la lista no varió demasiado desde el no tan lejano pero ya histórico Concierto subacuático (material en directo de reciente aparición), pero sí se nota que la banda está mucho más afianzada, potente y precisa.
Una canción vieja tiene tanto de su creador, como del público que las elevó a categoría de hit, por eso para destacar cual de todas pegó más, habrá que ver que significan para cada uno. Yo me quedo con la versión fantasmal de Llorando en el espejo (Seru Giran) y con esa joya antológica que es Yendo de la cama al living de su debut solista de 1982. Las demás no fallan en una platea con la felicidad de haber recuperado a su ídolo sano y salvo. No voy en tren, Me siento mucho mejor, No toquen, Fanky, Rezo por vos (dedicada a Cerati), hasta el emotivo final con “su” Himno Nacional Argentino y un cierre de fogón con la iniciática Canción para mi muerte de Sui Géneris, en la que Charly abandonó el escenario y dejó a la gente cantando a capella.
Había que ver esas caras de satisfacción mezcladas con algunas banderas y camisetas de la selección, rock y fútbol habían cumplido con su rito sagrado y por un día al menos todo estaba como debía estar.-

Foto: www.lavoz.com.ar

jueves, 3 de junio de 2010

Rubén Juárez: el último tango


Por Néstor Pousa © 2010

“Me banco vivir y el ruido infernal, total los silencios me van a sobrar”, canta Rubén Juárez con su voz gastada de los últimos tiempos. Cuestión de ganas es un tango, pero bien podría ser un blues, y lo pongo una y otra vez en el equipo. A principios de esta semana partió el Negro, imprevistamente, casi sin aviso. Los programas de televisión abierta, sumidos en sus banalidades, reflejaron tibiamente la triste noticia. Casi sin darse cuenta que con él se iba uno de los músicos más trascendentes y emblemáticos de la música popular argentina contemporánea, sumándose a una lista de referentes insustituibles de nuestra cultura. La mala racha se prolongó demasiado en este último año calendario, y con Juárez se va otro artista más que no tiene sucesores a la vista.
No sé si su talento fue debidamente reconocido en vida, será que cultivaba un perfil bajo y un nivel de producción independiente, que igualmente no eclipsó al músico extraordinario que fue, como cantante, como notable bandoneonísta, como compositor. Único.
Con sus 62 años, tan cordobés y tan porteño, era un tanguero que buceaba en las raíces con respeto y profundidad; pero que se proyectaba al futuro experimentando nuevos sonidos y formas para que el tango fuera un género de aquí y ahora.
El Negro Juárez era un tanguero de ley, que la Guardia Vieja se quede tranquila y que nadie lo dude (“Viva el tango”, exclamaba, así terminaba siempre sus actuaciones); pero no le temblaba el pulso a la hora de fusionarse con músicos de otras vertientes. Y creó un estilo propio, un estilo que no tuvo similares, imposible de copiar.
En 1984 tuve casi mi primer contacto con su música cuando se unió con Juan Carlos Baglietto para una versión del tema Cotidiano del brasileño Chico Buarque. En ese encuentro sin fronteras geográficas ni estilísticas, aparecía el bandoneón y la voz de Juárez haciendo dúo con el rosarino. La música que tanto se empeñaron en inculcarnos nuestros mayores se nos empezaba a filtrar por el lugar menos pensado. ¿Qué el tango te espera a los 40? No lo sé, sí estoy seguro que al tango no le podés sacar el cuerpo cuando viene de la mano de exponentes genuinos. Muchos formamos parte de esa generación que empezó a “descubrir” la música y la poesía ciudadana con Piazzola, Troilo, el Polaco Goyeneche, Atilio Stampone y Rubén Juárez.
En La Falda tuvimos la suerte de conocerlo de cerca a Rubén, su relación con esta ciudad fue constante y empezó a través del "Festival Nacional del Tango", luego se prolongó en actuaciones en peñas, salas y pubs; y en un momento hasta se propuso reflotar como organizador y productor el glorioso y posteriormente alicaído festival. No le fue bien, pero lo intentó y le puso el “cuore”. Después, siempre dijo presente, aún cuando algún problema de salud le boicoteaba la función.
Hay instantes imborrables de sus actuaciones en el Auditorio Municipal y quedarán ahí para siempre como una foto. Con la interpretación de Los cosos de al lao, acompañándose sólo con su bandoneón, nos enseñaba que los silencios en la música son tan importantes como los sonidos. Nadie tocaba el fuelle y cantaba como el Negro, no necesitaba una gran orquesta para dejarte con la boca abierta, y no sé si habrá alguien que pueda seguir su escuela.
Otro recuerdo: la versión de Malena, un clásico, pero acompañado solamente por bajo eléctrico con un cielo estrellado de verano como fondo. Seas del palo que seas, si eso no te conmovía, eras de piedra.
Y así cientos de momentos de un intérprete tan exquisito y sutil como pasional, que ponía las tripas y el corazón en cada nota; dueño de un carisma y un magnetismo propio de un verdadero frontman.
Y otra vez esa estrofa, “me banco vivir y el ruido infernal, total los silencios me van a sobrar”, que me sigue dando vueltas en la cabeza. Y el Negro que se fue así, de golpe, sin aviso, pero nos dejó la inmensidad de su música maravillosa.-


Rubén Juárez, "Encuentro en el Estudio" con Lalo Mir, su versión de "Yesterday" (de Lennon-Mc Cartney), Ge...nial!!!

viernes, 14 de mayo de 2010

El Golo y los clásicos

Con el fuego sagrado ardiendo en sus venas el Golo recrea en formato acústico un puñado de grandes canciones en inglés y castellano. Mientras tanto promete disco propio y sueña con una banda de rock y blues.

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2010

En la víspera del 1º de mayo la ciudad de La Cumbre estaba convulsionada por uno de sus máximos acontecimientos anuales, la competencia ciclística El Desafío al Valle del Río Pinto. Muy cerca de allí, en el paraje denominado El Pungo por el Camino de los Artesanos, reinaba la calma aunque adentro del bar un grupo de divertidos parroquianos se debatía entre la atención al músico y el bullicio que ellos mismos generaban mientras transcurría el show del Golo Cavoti quien presentaba su repertorio de clásicos del Rock Argentino e Internacional.

Alejandro “El Golo” Cavoti es un personaje que fue protagonista de la escena del rock local de comienzos de 70’s, y de quien ya contamos su apasionante historia desde estas páginas. Como músico integró Primera Resurrección (su propia banda), Bubú (con Miguel Zavaleta), Polifemo y Seleste (ambas junto a David Lebón), La Máquina de Hacer Pájaros de Charly García, con quien además tocó en el mítico Festival del Amor, en noviembre del ‘77. Hoy se declara amigo de Charly y de David, con quienes se encuentra a menudo y mantiene largas conversaciones sobre la música y la vida.
Después de varias idas y vueltas entre Argentina y EEUU, el Golo se volvió a radicar en su Córdoba natal, de la que emigró con sus padres a la edad de 2 años, y está reencausando su carrera como músico, ahora que sus otras actividades se lo permiten. Suele encontrarse su nombre, al menos una vez por mes, en la cartelera del bar El Pungo, en donde se presenta con un espectáculo unipersonal en formato acústico que vale sentarse a escuchar con atención.
Con un noble registro vocal y su perfecta dicción del inglés (su lengua madre, aunque nació en el Cerro de las Rosas) el Golo se mueve perfectamente entre dos repertorios que entre sí tienen mucho que ver. Y aparecen autores de la talla de Lennon & Mc Cartney, Simon & Garfunkel, George Harrison, James Taylor y Cat Stevens; en sagrada convivencia con textos y músicas de Spinetta, Charly García, Lebón y Santaolalla.
Su banda de apoyo es él mismo, con sus guitarras, sus equipos y algunos chiches electrónicos que toca en tiempo real, y se apura en aclarar que: “Todo lo que toco, lo toco en vivo, algunos piensan que son grabaciones, pero no es así, porque si toco mal… suena mal”. Pero el Golo toca muy bien la electroacústica o la guitarra con cuerdas de nylon -aunque sus dedos extrañan la Fender Strato y sonar con una banda eléctrica de rock y blues, algo que por ahora no puede concretar porque las condiciones no están dadas- y se desenvuelve como un experto que tiene el fuego sagrado aún ardiendo a pesar del tiempo y las dilaciones.
De su repertorio de clásicos me conmovieron especialmente: Credulidad, exquisita versión del tema de Pescado Rabioso y Here comes the sun de Harrison (mi beatle favorito). Otras canciones que interpretó fueron: Sound of silence (Simon y Garfunkel), Wild world (Cat Stevens), Muchacha ojos de papel (Almendra), Mañanas campestres (Arco Iris), Imagine (Lennon), Get back y Yesterday (The Beatles), Handy man (James Taylor), Canción para mi muerte (Sui Generis), No voy en tren (Charly), Mundo agradable (Lebón/Seru Giran) y Long train running (The Doobie Brothers).
En el entretiempo del show, mientras las chicas se entregan al ritmo de un furioso reggaeton que dispara desde la consola el dee jay residente, el Golo me cuenta que mensualmente se lo puede escuchar también en algunos lugares del circuito “off Córdoba” como: El Recodo del Sol en Unquillo, el C.P.C. de Argüello o el Centro Cultural Galileo de la Av. Gauss en Villa Belgrano. En esos conciertos aparte de clásicos, muestra algunos temas propios que piensa incluir en su próximo disco solista que titulará "GOLOsinas peligrosas".-

Foto: Charly y El Golo en camarines del Cosquín Rock ’10 (archivo personal de Alejandro Cavoti)

viernes, 30 de abril de 2010

Divididos: la era de la madurez

Luego de ocho años de espera apareció “Amapola del 66”. El nuevo disco de Divididos acentúa la búsqueda de fusiones folklóricas del trío de Mollo y Arnedo, y presenta oficialmente a su actual baterista Catriel Ciavarella. Mirá el video-clip de “Hombre en U”.

COMENTARIOS DISCOGRÁFICOS

Por Néstor Pousa © 2010

Los motivos por los cuales una banda como Divididos pasando por uno de sus momentos de apogeo decide tomarse no uno, sino ocho años sabáticos para la gestación de un nuevo disco de estudio, admite varias hipótesis. Los integrantes de la banda ya se encargaron de dar sus explicaciones, pero en plan de conjeturar se me ocurre pensar que es muy saludable que en los tiempos que corren en los cuales las reglas las impone el mercado, una banda de rock decida burlarse de ellas y romper con la secuencia establecida de: componer - grabar disco - presentarlo en vivo - hacer la gira y volver a comenzar, y todo en un lapso de no más de dos años. Divididos decidió zafar de eso, y es lo primero para destacar.

Pues bien ya apareció el tan esperado disco, octavo de estudio, y Amapola del 66, tal su nombre, es un muy buen trabajo que aspira a convertirse en un disco tan emblemático como lo son Acariciando lo áspero (1991) o La era de la boludez (1993). Este nuevo álbum demuestra una interesante evolución y estado de madurez del trío comandado por la dupla Arnedo-Mollo, que hoy tiene a Catriel Ciavarella como responsable de la percusión, y es el debut del baterista con temas inéditos, oficializándose así su paso por la banda tras la sucesión de colegas como Jorge Araujo, Federico Gil Solá y Gustavo Collado, que lo antecedieron en el puesto y fueron fundamentales a su turno para forjar el estilo que hoy defienden.
No obstante queda claro que los imprescindibles son Ricardo Mollo (voz y guitarras) y Diego Arnedo (bajo), y se nota la influencia de este último dentro del trío; su forma de tocar y el sonido que le arranca a su bajo marca el camino a seguir casi como si se tratara de una guitarra líder.
El nuevo material, tras tantos años de decantación, dio por resultado una lista sin rellenos en donde se puede apreciar la profundización en la búsqueda de un power rock progresivo, psicodélico y experimental, fusionado con ritmos folklóricos. Hay temas largos, algunos de más de seis minutos, con pasajes instrumentales que parecen zapadas y letras interesantes, con el uso de una metáfora a veces indescifrable que es característica en ellos.
Los temas. La lista contiene doce temas nuevos y un cover, y está armada como si fuera un set en vivo y para ser tocado de punta a punta, y tanto los temas, como el disco, van pasando por distintos climas, cambios y cortes. El primer bloque de canciones arranca con Hombre en U, en donde se nota intacto el poder de la banda sonando en vivo, con la guitarra de Mollo tan distorsionada como sutil y lo que apuntábamos sobre el bajo de Arnedo. Sigue con Buscando un ángel, que va y viene del reggae al rock. El mantecoso y Muerto a laburar continúan en esa línea.
El segundo bloque es el punto neurálgico del álbum. Comienza con el leiv motiv, Amapola del 66, que desde su nombre y su estructura es una referencia explícita a la psicodelia. Sobre el final muta inteligentemente a una especie de malambo para que no sea tan chocante la aparición de una chacarera tocada al estilo tradicional. Se trata de La flor azul, el único cover es un viejo y conocido tema compuesto por Mario Arnedo Gallo, prestigioso folklorista y papá de Diego. En ella aparece el único invitado del disco, Peteco Carabajal en violín. Cerrando ese bloque viene un tandem de dos temas, Senderos y Jujuy -unidos por una poesía del tilcareño Germán Choquevilca- en los cuales la simbiosis folklore-rock llega a su máxima expresión.
El tercer y último capítulo de este disco que roza lo conceptual, viene con Caminando; la hipnótica Boyar nocturno; Avanzando retroceden, milonga floydiana cantada por Diego Arnedo y El perro funk, con reminiscencias a la primera época del trío.
Como si se tratara de un bis está Todos, un tema testimonial dedicado a las víctimas de la tragedia de Santa Fe (ver: http://www.tragediadesantafe.com.ar/), que como un mantra repite uno de los lemas de esa organización: “Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser”.
Amapola fue recibido como un gran trabajo, no por la ansiedad que provocó su espera, sino porque con él los Divididos merecen ser considerados genuinos continuadores de artistas como Litto Nebbia, Arco Iris y León Gieco -por citar algunos- que demostraron que la música no admite fronteras.-

MIRÁ EL VIDEO-CLIP DE "HOMBRE EN U"

sábado, 24 de abril de 2010

Divididos: el poder de la flor

En un concierto que tuvo momentos de mucha intensidad y una importante lista de invitados, Divididos presentó oficialmente en Córdoba “Amapola del 66”, su tan demorado como esperado nuevo disco.

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2010

La Pachamama y una Stratocaster en armonía perfecta ¿son posibles? Psicodelia vernácula en altas dosis, un Flower power pero de acá, eso fue la presentación oficial en Córdoba de Amapola del 66, el muy esperado nuevo disco de Divididos.
Sobre el piso del escenario del Orfeo Superdomo el viernes pasado a la noche descansaba una pared de equipos que minutos después iban a estar sonando al repalo, como alguna vez lo soñó el líder de la banda. Media hora de demora respecto a lo anunciado fue lo que se tomaron Ricardo Mollo y Diego Arnedo, columnas principales del power trío que completa el baterista Catriel Ciavarella; y como prólogo de la obra que iban a representar, abrieron el show con El arriero de Don Ata, aunque esa versión, que es uno de sus hits, les pertenece legítimamente. “¿Les gusta el nuevo disco?”, preguntaron, el público asintió, y a continuación se despacharon al hilo con los primeros cuatro del flamante álbum: Hombre en U, Buscando un ángel, El mantecoso y Muerto a laburar. Todo indicaba que así iban a seguir, tema por tema de los nuevos -porque hay que decir que Amapola… es un disco que parece armado como para ser tocado de corrido en vivo- pero no, se sentaron y mostraron un set eléctrico de living con Spaghetti del rock y Par mil, ambos de Narigón del siglo. Luego empezaron a aparecer los invitados que le dieron su toque particular. La tilcareña Micaela Chauque, solita su alma ante la multitud, “Tendrían que ver donde vive esta mujer, el silencio que hay, y la traemos a este quilombo”, bromeó Mollo. Después los músicos y amigos de Ricardo Vilca para Guanuqueando. Más tarde Juan Saavedra y Sandra Farías bailando una chacarera chamánica. Y Fortunato Ramos con su erque y la figura más sobresaliente de todas: Rubén Patagonia, el folklorista más rockero, ¿o será el revés? El carácter folklórico que siempre desplegó Divididos se potenció con ellos, al punto que en un momento hasta pareció un poco exagerado, pero los temas fueron impactantes, destacándose: Avanzando retroceden (de Amapola…) interpretado maravillosamente por Diego Arnedo (¿por qué no cantará más seguido?), el súper hit ¿Qué ves? y el clásico de Sumo, Mañana en el abasto.
El sonido que durante la primera hora evidenció algunas fallas, terminó de ecualizarse en la segunda parte en la cual siguieron con todo el resto de Amapola. Sonaron con mucha potencia, apoyados en el atronador bajo de Arnedo y en la espectacularidad para tocar la bata de Ciavarella, temas como: Caminando, Boyar nocturno y El perro funk; mezclados con momentos de introspección como el tandem Senderos y Jujuy, y Todos, este dedicado a los chicos de la Tragedia de Santa Fe.
“Es un disco para escuchar”, aseguró Arnedo y hay que reconocer que el público se la bancó estoicamente, aún el fan más recalcitrante que siempre va a escuchar los hits que musicalizan el pogo, se fumó calladito y de una seca todo el álbum. Y ese respeto manifiesto de la gente tuvo su reconocimiento en el final con una lista previsible integrada por Rasputin, El 38, Ala delta y el bis anticipado de Next week. Ahora sí todos conformes para llegar al gran cierre con la amapola del postre; el tema leit motiv del nuevo disco fue dejado de ex profeso al final para terminar el show con todos los invitados junto a los tres divididos formando una cuerda de bombos legüeros.
Fue el final perfecto para un concierto de tres horas que desafió las normas básicas de convivencia en recitales rockeros -y enhorabuena que esto suceda- y resultó una gran representación del flamante material de Divididos. Fue como conjurar en un mismo sitio a Yupanqui y a Hendrix, en un lugar que da lo mismo si es la Próspero Molina o Woodstock. ¿Pero cómo: no era que un Chalchalero no es igual que un Rolling Stone?
Foto: Diario "La Voz del Interior" (edición digital)

sábado, 17 de abril de 2010

The Beatles: 40 años después

El 10 de abril pasado se cumplieron cuatro décadas de la separación de The Beatles y la efeméride fue noticia mundial. No es para menos, su enorme legado musical y estético sentó las bases para lo que vendría.

NOTAS

Por Néstor Pousa © 2010

El 10 de abril de 1970 se daba a conocer el comunicado oficial por el cual Paul Mc Cartney abandonaba The Beatles produciéndose así el desmembramiento de la banda más popular e influyente de la música pop de la segunda mitad del siglo XX en adelante.
Era un secreto a voces que en el seno de la banda las relaciones entre sus cuatro integrantes no andaban bien. El desgaste de diez años de intensa carrera había hecho mella, y junto a otros factores externos llevaron las cosas al final anunciado.
Los planes individuales no coincidían con los grupales: Paul quería darle forma a su proyecto solista sin tener que compartir liderazgos; John Lennon, su viejo socio, se involucraba en causas pacifistas junto a su mujer Yoko Ono como su sombra inseparable; George Harrison andaba en otra, inspirado por la religión y la filosofía hinduista pero sin abandonar la música; y Ringo Starr en definitiva les seguía la corriente de los demás.
Hace cuarenta años los millones de fans alrededor del mundo tomaron la noticia con una mezcla de incredulidad y desconsuelo, sin dar crédito a lo que estaba sucediendo, y con la esperanza que la decisión no fuera algo drástico y definitivo. Lo que seguro nadie podía presagiar era el volumen de leyenda que su legado musical, estético y cultural generaría a escala universal.
Ya con The Beatles disueltos, en décadas sucesivas seguirían naciendo nuevas generaciones de fans a partir de su música. Lanzamientos de discos de grandes éxitos que sintetizaban su obra, apariciones de álbumes con tomas alternativas e inéditas (outtakes), el descubrimiento de rarezas o grabaciones piratas (bootlegs) de temas en estudio o en vivo no editados en su momento, más los constantes relanzamientos de toda su discografía por distintos soportes (vinilo, cinta, cd, dvd); y por que no la compresión en mp3 a partir de la difusión de este formato, hicieron que se propagara por todo el planeta la "beatlemanía" que había nacido en vida de la banda.
En mi caso personal pertenezco a la primera generación de fans que se iniciaron tras la ruptura, y para eso tuvieron mucho que ver dos álbumes dobles lanzados en 1973 que resumían en forma casi perfecta una antología de sus canciones. Se llamaron The Beatles 1962-1966 y The Beatles 1967-1970, aunque se los conoció como el Álbum Rojo y el Álbum Azul, respectivamente, por el color predominante en su portada, que mostraba en la tapa una foto de los cuatro usando flequillitos, traje y corbata (la misma que ilustró Please please me, el disco debut de 1963); y en la contraportada una replica de esa foto en la misma pose y lugar, tomada algunos años después y ya lookeados al estilo hippie de fines de los 60’s. Las fechas insertas en los títulos ubicaban temporalmente el período al que comprendían los temas, y si bien no se incluyeron en el catálogo oficial, fueron fundamentales para la primera refundación del mito a principios de la década del 70. Los sobres internos de esos discos contenían las letras de todas las canciones, imprescindibles para pasar los temas en guitarra criolla en las reuniones y fogones de secundaria. La favorita era Hey Jude, por el coro colectivo del final en donde todos se prendían, hasta los que no tenían oído ni para tocar el timbre. Y ya estaba consumado el acto: el virus (¿inocuo?) de la "beatlemanía" se había apoderado de nosotros para siempre.
Con nueve años de demora respecto de su edición original inglesa se publicaba en 1975 en Argentina A collection Beatles’ Oldies (but Goldies!) un compilado de hits que tenía la particularidad de presentar un tema inédito hasta ese momento. Era un furioso rock and roll cantado por John titulado Bad Boy (Muchacho Malo), cuyo autor era el célebre cantante y pianista norteamericano Larry Williams a quien The Beatles también le versionaron Slow down y Dizzy Miss Lizzy. Pero tener estos ejemplares no era suficiente, y así empezamos a conseguir los discos en el orden cronológico que habían sido editados de acuerdo a la lista oficial británica: Please please me, With The Beatles, A Hard Day's Night, Beatles for Sale, Help!, Rubber Soul, Revolver, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, The Beatles (conocido con el Álbum Blanco), Yellow Submarine, Abbey Road y Let it be.
Numerosas reediciones se sucedieron siempre acompañadas por un extraordinario éxito de ventas, hasta llegar al 2009, año en que se conoció un box set con todos esos álbumes remasterizados digitalmente, cuyo lanzamiento mundial se produjo el ya famoso 09-09-09. Esa verdadera enciclopedia musical constituye el legado más grande que conozca la historia del pop alrededor del cual aún hoy, 40 años después de la separación de sus creadores, se sigue alimentando la leyenda.-

martes, 13 de abril de 2010

Bastardos sin gloria, pero geniales


COMENTARIO Y TRAILER DE LA ÚLTIMA PELÍCULA DE QUENTIN TARANTINO

por Néstor Pousa (c) 2010

Ok, ya sé, este no es un blog sobre cine. Pero ocurre que días atrás vi una película que me gustó mucho y lo quiero comentar. Se trata de Bastardos sin gloria (Inglouriuos basterds) escrita y dirigida por Quentin Tarantino, que con ocho nominaciones en los rubros más importantes se convirtió en una de las mayores atracciones en la última entrega de los premios Oscar. Hace unos días la vi en formato dvd y la verdad que me encantó. Confieso que no hay forma que una película de Tarantino no me guste, me aburra o me decepcione. Debo aclararles algo que debería omitir para preservar la credibilidad de cronista-crítico, pero me declaro absolutamente fan del realizador estadounidense. Es así, no voy a ocultarlo. Seguí casi toda su filmografía como director, guionista, productor y actor (Sin City, Kill Bill Vol. 1 y 2, Jackie Brown, From Dusk Till Dawn, Pulp Fiction, Reservoir dogs, entre otras). Tarantino sabe muy bien como entretener. Su originalidad e innovación, su inclinación a cruzar permanentemente los límites y shockear al espectador, siempre sorprenden. Es un atrevido que se toma todas las licencias artísticas que le vengan en gana y que el cine le permite, y así en Bastardos sin gloria llega hasta distorsionar a la mismísima historia reciente: ¿Hitler se suicidó encerrado en su bunker de Berlín o murió ametrallado en un cine de Francia?
Encabezan el impecable casting: Brad Pitt como el Teniente Aldo Raine, jefe del grupo comando llamado Los Bastardos; Mélanie Laurent es Shosanna Dreyfus, una joven francesa-judía que zafó de la masacre de toda su familia y planea venganza; y Christoph Waltz como el Coronel Hans Landa -en una soberbia actuación que arrasó con todos los premios en el rubro mejor actor de reparto- personificando a un inefable y a la vez temible oficial nazi. Si todavía no la vieron, no se la pierdan, mi "Oscar honorario" es para ellos.-

VEAN EL TRAILER DE LA PELÍCULA:

sábado, 3 de abril de 2010

Fito Páez: nuevo disco y polémica

Luego de su faceta de piano-man en solitario, el rosarino vuelve en su nuevo disco a un formato eléctrico sin abandonar el estilo canción. En el medio polemizó con Arjona. También mirá el video-clip del tema "Tiempo al tiempo".

NOVEDADES DISCOGRÁFICAS

Por Néstor Pousa © 2010

Debo confesarles que me resulta un poco incómodo hacer una reseña crítica de un nuevo disco de Fito Páez. Somos de la misma generación, tenemos casi la misma edad y, por haber coincidido en tiempo y lugar, me tocó ser testigo -como a muchos otros- de su entrada al firmamento del rock. Pude comprobar el deslumbramiento que causó su estrella, no sólo en el público ya que esto era previsible, sino en los otros músicos que lo antecedieron y que fueron sus referentes e influyeron a Fito en su adolescencia, como Litto Nebbia, Charly García y Spinetta.
Desde su debut como tecladista, autor, compositor y arreglista de la banda de Juan Carlos Baglietto -ver “Festival de Rock de La Falda ‘82”-, Fito se convirtió y fue considerado, con total justicia, como uno de los emergentes más notables de la música contemporánea argentina en la década del 80. Si al género le estaba haciendo falta un letrista que reflejara nítidamente el sentimiento de opresión de una generación fusilada, ese fue él. No obstante, siempre lo seguíamos viendo como un chico común, como un amigo más de la barra. Y no era un espejismo se nuestras sensaciones juveniles, él mismo se encargaba de generar ese sentimiento en nosotros.
Tras su temprano y promisorio debut solista en 1984 con el álbum Del ’63, vendría una trilogía de discos imprescindibles: el ecléctico Giros (1985), el oscuro y catártico Ciudad de pobres corazones (1987) y el psicodélico Ey! (1988), develaban por entonces su tremenda capacidad innata para concebir canciones urgentes.
Hace pocos días Páez agregó un flamante título a su profusa discografía. Su nombre es Confiá y fue grabado en estudios de La Cumbre (Cba.), Brasil y Buenos Aires. En este nuevo disco lo primero que se escucha apenas el láser empieza a correr por la pista 1, es un arabesco que dibuja la guitarra eléctrica, esa intro es un aviso de como va esta nueva etapa en la que abandona la faceta piano-man solista que peló en Rodolfo (2007) y en el vivo No sé si es Baires o Madrid (2008), sus más recientes producciones, y vuelve al formato eléctrico puesto al servicio de la canción. Así es como entiende el rock este Páez en su etapa adulta.
Hoy Fito deja que se escriba sola la canción, así lo asegura en Tiempo al tiempo, primer corte que se conoció de este nuevo álbum, y entra al estudio de grabación con retazos de temas que concluirá entre una toma y otra. Este método, varias veces usado en el pop y el rock, tiene su pro y su contra. Es cierto que se gana en espontaneidad y puede dar como fruto una obra inolvidable; algunas canciones antológicas surgieron en veinte minutos, suelen asegurar sus autores. Pero también se corre el riesgo que tanta improvisación convierta al resultado final en algo prontamente obviable.
Como todo lo pergeñado por Páez, si bien Confiá puede no ser “él” disco, siempre supera la media normal actual, y guarda niveles artísticos indudables. En ese sentido contiene momentos para destacar, como son Confiá (el tema) que abre el disco, o la melancólica London town, con solo de guitarra slide a lo George Harrison. También la ya mencionada Tiempo al tiempo; M&M, canción dedicada a dos misteriosas groupies, y Desaluz, otra balada que elabora un juego de palabras con su título, se convierten en lo más atractivo.
Páez vs. Arjona. En el medio de este lanzamiento Fito se enredó en una inesperada polémica con Ricardo Arjona, cantautor romántico caracterizado por el uso y abuso de metáforas que se llevan puestos todos los límites entre la originalidad y lo rebuscado; y no voy a ejemplificar citando ninguna de ellas, en nombre del buen gusto.
Ocurrió que Fito le tiró un hondazo por elevación y Arjona le devolvió un misil al pecho. Resumiendo: el rosarino ve con mal grado el éxito arrollador del guatemalteco, y asegura que es uno de los indicadores de la “aniquilación cultural” (sic) de los tiempos que corren. Arjona no tardó en reaccionar y lo trató, entre otras cosas, de resentido y sonó exagerado. No olvidemos que Páez conoció un éxito similar cuando en 1992 concibió El amor después del amor, el disco más vendido de la historia del Rock Argentino, y aunque le sacó provecho, renegó de tanta popularidad. “Es sólo una cuestión de actitud, reírse del fracaso y del oro…”, diría tiempo después Fito.
En realidad, en vez de subirse al ring de estas peleas mediáticas frecuentadas por los que buscan algo de fama forzada, deberían dedicarse a lo que mejor saben hacer, por el bien de sus respectivos públicos, tan en las antípodas entre sí, como lo están ambos músicos.
Fito en Córdoba. El músico rosarino estará presentando Confiá en la ciudad de Córdoba el viernes 4 de junio desde las 21:00 hs. en La Vieja Usina (Av. Costanera y Cnel. Olmedo). Entrada General: $66. Anticipadas: Disquería Edén y Locuras, o al teléfono 0351-570-3336.-
Mirá el video-clip del tema "Tiempo al tiempo":

sábado, 20 de marzo de 2010

Negro García López: guitarrista y anfitrión

Carlos García López, guitarrista de La Torre, Zas y Charly García, editó su tercer solista. “Esta vez invita el Negro”, como lo dice su título, es una devolución de gentilezas.

NOVEDADES DISCOGRÁFICAS

Por Néstor Pousa © 2010

Uno de los guitarristas más requeridos y codiciados de la escena argentina es Carlos García López. Desde sus inicios como guitarra líder en La Torre, banda que integró en el primer lustro de los 80’s junto a Patricia Sosa y Oscar Mediavilla, sus enormes dotes para las seis cuerdas lo fueron llevando a cambiar de banda. El primero que reparó en él fue Miguel Mateos quien lo tentó para formar parte de un Zas reciclado que pretendía con el guitarrista conseguir mayor solvencia rockera. El Negro García López se dejó tentar y abandonó La Torre en pleno éxito. El cambio de fichaje se concretó durante el mismísimo “Festival de Rock de La Falda” en 1986. En el Auditorio Municipal, en la misma noche, tocó por última vez para La Torre y debutó con la nueva formación de Mateos, todo un hito para la ciudad y para la música de entonces.
Pero el entusiasmo por Zas -demasiado pop para su fibra rockera- le duró poco al Negro que ya estaba flirteando (musicalmente, claro) con Charly García, un personaje muy afecto a reclutar para sí, músicos consolidados en otras bandas. Después de algunas idas y vueltas, el presente lo encuentra nuevamente junto Charly, haciéndole el aguante en su actual formación y en el proceso de recuperación física, mental y musical.
En paralelo a su carrera como músico de otros, García López no dejó pendiente la posibilidad de ser protagonista de su propio proyecto. Como solista grabó el disco Da Cruz (1992) y Números rojos (2006) con La García López Band. Aún sin conseguir demasiada repercusión con ninguno de ellos, sus perfomances en vivo eran siempre de una intensidad propia del más poderoso rock and roll, cuando está en manos de un virtuoso como él.
Continuó siendo convocado por otros colegas, porque tenerlo al Negro en el escenario o en el estudio es darle volumen y tensión al sonido, aunque a veces se corra el riesgo que haga poner colorado al guitarrista que tenga al lado. En febrero en el Festival Cosquín Rock -al que concurrió acompañando a Charly- lo vimos también como invitado en el show de Viejas Locas, convirtiendo esa parte del set en lo más sobresaliente de la presentación de la reformada banda que comanda Pity Álvarez.
Pero nada hará olvidar al Negro de su plan solista, por eso en 2010 sale de nuevo al ruedo con el que es su tercer disco propio. Esta vez invita el Negro (editado el 11 de febrero pasado) es una devolución de gentilezas a todos sus amigos y colegas.
De hecho es un disco “de invitados”, ese es el carácter, a pesar que una de las cosas que más se destacan es el sonido de su guitarra, y lo bien que suena la banda, un power trío que por momentos suena muy hard, y está integrado por Claudio Bolterstein en bajo y Mariano López, su sobrino, en batería.
La lista de invitados tiene una particularidad, y es que si hacemos una rápida lectura, además de encontrar nombres notables, veremos que estos representan a todas las décadas de agite rock en la Argentina. Así, el trabajo abre con Siempre, tema que trae de invitado a otro Piti, el de Las Pastillas del Abuelo, quien pone la particular garra y actitud del rock actual.
El track 2 se titula Será, uno de los momentos más sobresalientes del disco, en donde aparece David Lebón; e inmediatamente el vampiro Juanse (Ratones Paranoicos) hace de las suyas acompañando al Negro en Solo por hoy. Con la escucha de estas tres primeras pistas ya se percibe que, o bien fueron compuestas para ellos, o son los invitados los que ponen su inconfundible impronta, porque a cada uno le calza como un guante la canción que le toca.
Nada más que dos temas de los doce nos muestran a la banda pura, esos son Sueños y Tratar, y después siguen los invitados: Los Tipitos en Nada de nada, Willy Quiroga (Vox Dei) en Indios y Facundo Soto (Guasones) en Quiero ver. En tanto que el tema También, nos devuelve al recuperado Charly García cantando increíblemente bien; tan bien como hacía mucho que no lo escuchábamos. Y finalmente Pity Álvarez (Viejas Locas-Intoxicados-Viejas Locas) un nuevo amigo del Negro, que no podía faltar, pone su voz en A mi lado.
Tal vez lo menos consistente de este trabajo sean las letras, que hablan sobre los avatares de la vida rocker, amoríos y esas cosas, sin ser demasiado profundas. Pero todo lo suple el sonido de rock and roll en donde las partes y solos de guitarra de García López (look a lo Mona Giménez con Telecaster) son francamente notables. Un disco recomendado para los amantes de este género en su estado crudo.

domingo, 14 de marzo de 2010

Serrat: entre la luz y la sombra

En el año del 100º aniversario del nacimiento de Miguel Hernández, el notable cantautor catalán lanzó el disco homenaje titulado “Hijo de la luz y de la sombra”. Es el segundo que dedica a la obra del poeta español. Mirá un adelanto del nuevo video-clip.

NOVEDADES DISCOGRÁFICAS

Por Néstor Pousa © 2010

No caben dudas que Joan Manuel Serrat es uno de los cantautores clásicos y contemporáneos más comprometidos y coherentes que existen. Lo que dice, escribe, canta y profesa no admite dobles discursos, y eso es algo que, en él, ni la fama, ni el éxito pudieron deteriorar.
En algún momento de su vida, precisamente en el año 1975 en los inicios de su carrera, debió pagar un alto precio por su postura política. Así tuvo que soportar el exilio mexicano por declararse en contra del terrible régimen franquista que asolaba a su amaba España. No le fue fácil. La incertidumbre de no saber cuando iba a poder volver a su patria le produjo un bloqueo a su inspiración que no le permitió componer por largo tiempo, y así se dedicó a interpretar a otros autores. Pero no fueron esos los únicos motivos por los cuales el Nano recurrió a las palabras y las poesías de otros a lo largo de su carrera. Aún siendo un autor y compositor muy prolífico, de notable calidad y con un sello distintivo único e inconfundible; en su discografía se pueden encontrar a valiosas plumas de la lengua castellana. Las más célebres son sus musicalizaciones de Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti o el uruguayo Mario Benedetti. No fue que las musas habían pasado de largo, sino la admiración por la obra de los nombrados lo que llevó al catalán a poner melodía a esas poesías.
Miguel Hernández fue uno de los poetas más importantes e influyentes de España, quien no sólo defendió sus ideas con el trazo de su pluma, sino también con el fuego del fusil, cuando se alistó al Bando Republicano durante la Guerra Civil Española entre 1936 y 1939. Eso le costó persecuciones y la prohibición de su obra. Como los dictadores suelen temerles más a los intelectuales y pensadores, que a mil ejércitos, en 1940 terminó encarcelado por orden de Francisco Franco. Fue condenado a muerte, condonándosele la pena a cambio de 30 años de prisión. Sus últimos días llegarían estando en cautiverio y siendo muy joven aún. Preso y gravemente enfermo, murió en 1942. Tenía nada más que 31 años.
En 1972 Joan Manuel Serrat edita el álbum titulado "Miguel Hernández", un disco-homenaje que inmortaliza al poeta alicantino. Las canciones están todas basadas en textos de este, musicalizadas por el Nano, salvo en uno de los temas. Ese disco contiene piezas de antología del repertorio serratiano, como son: Menos tu vientre, Elegía, Nanas de la cebolla (con música del argentino Alberto Cortéz), Llegó con tres heridas, y la heroica Para la libertad. “Para la libertad sangro, lucho y pervivo. Para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo, doy a los cirujanos…”, canta desde entonces Joan Manuel citando a Hernández.
En 2010 se conmemorará el 100º aniversario del nacimiento del poeta, y hubiera sido propicia la ocasión para reeditar aquel trabajo publicado hace ya 38 años. Lanzarlo ahora con tapas de lujo y material adicional como se estila en las reediciones conmemorativas de álbumes de culto. Al margen de que esto ocurra o no, Serrat decidió que era hora de cerrar el círculo virtuoso que empezó con ese trabajo, y grabó una segunda parte con flamantes canciones sobre otros textos de Miguel Hernández.
Editado hace pocos días, "Hijo de la luz y de la sombra" -lanzado por la disquera multinacional Sony Music- es un trabajo sensible que contiene trece canciones que conjugan en simbiosis perfecta los poemas de amor, pasión, tragedia y muerte de Hernández con las bellas melodías de Serrat.
La lista completa, en orden de aparición::
1- Uno de aquellos
2- Del ay al ay por el ay
3- Canción del esposo soldado
4- La palmera levantina
5- El mundo de los demás
6- Dale que dale
7- Cerca del agua
8- El hambre
9- Tus cartas son un vino
10- Si me matan, bueno
11- Las abarcas desiertas
12- Sólo quien ama vuela
13- Hijo de la luz y de la sombra.
El dato
: si en el primer disco sobresale Nanas de la cebolla que fuera dedicado por el poeta a su segundo hijo; en este nuevo se destaca el que da titulo al trabajo, escrito para su primogénito.-